Conciencia

lunes, 14 de diciembre de 2009

Sábado 12/dic/09: Montevideando


I: Buenos días

Como en todos los lugares donde ha habido elecciones, en Montevideo todavía queda mucha propaganda política sin descolgar, sin despegar, y sin despintar. Sobre todo de esta última, porque hay tres cosas que a los uruguayos les encantan en particular: tomar mate, votar en elecciones y plebiscitos, y grafitear bardas. El graffiti es casi una obligación nacional; pero no el burdo y de rayones, no del tipo tagger que pone su firma nada más para señalar “aquí estuve yo”, sino del graffiti político y poético. Lo mismo se encuentra uno consignas políticas o invitaciones a votar en tal o cual consulta pública, que frases inspiradas de amor y filosofía, además de expresiones humorísticas, que, con todo y el espíritu fatalista imbuido profundamente en el alma de todo uruguayo que se respete, también tienen su lugar. Las palabras misteriosas de hoy son: Uruguay, propaganda, estatuas.


II: “Silvio Rodríguez tenía un unicornio azul, y el muy idiota lo perdió”
El Barrio Sur, corazón de las tradiciones candomberas de Montevideo, es el mayor muestrario de graffitis de la ciudad. La cosa llega a tal punto que, como en las paredes ya no cabe una letra más, los grafómanos continuaron escribiendo en el piso. Respecto a las pintas (y carteles, y mantas) con propaganda política, me llama la atención la gran diferencia en los eslogans con respecto a los que utilizan los políticos mexicanos. La frase más empleada por el Frente Amplio, que ganó las elecciones, es “Defendé la alegría”, que uno ve tanto impresa en espectaculares que pintarrajeada en paredes por manos anónimas. Como esa, hay otras que hacen referencia a versos (lo de defender la alegría viene de un poema de Benedetti) y canciones, pero siempre relacionándose con algún sentimiento humano positivo, más que con una promesa política improbable. Por cierto, ahora que estoy acá he ido descubriendo lo poco convencional que es el Pepe Mujica, presidente electo de los uruguayos, y lo nada que se parece a los otros mandatarios del continente, en especial al mexicano. Todo un tema, ya les contaré.


III: Mientras tanto, en la ciudad de las palmeras…

El fin de semana pasado se realizó en Guadalajara el Primer Encuentro Nacional de Estatuas Vivientes, que bajo el tema de Personajes del Bicentenario reunió a 40 artistas de todo el país que, previa selección, exhibieron su trabajo en el centro histórico de la ciudad. Además de muestra, el evento también fue un concurso a los mejores exponentes de este arte que, en México, todavía es visto con ojos de cierta extrañeza.


El ganador del tercer lugar es un viejo conocido de los colimenses, un artista defeño al que hemos visto de estatua en los últimos años en la Feria con su personaje de Cartero, y que con su silbato y su bicicleta entrega cartas al público mientras alterna la inmovilidad total con el pedaleo vigoroso y el caminado en su mismo lugar. Marcelo (que así se llama el humano detrás de la pintura y el disfraz) se presentó en Guadalajara como parte del conjunto escultórico del Hemiciclo a Juárez (él era Benito Juárez, hasta sin maquillaje está idéntico), y parece que causó buena impresión, pues los jueces le dieron el tercer sitio.


En la cuarta posición de este concurso nacional se ubicó un colimense, Juan Pablo Fernández, quien también ha sido muy visto no solo en la Feria, sino también en el centro de la ciudad y en Zentralia, con personajes como El Explorador, Don Dinero, y su más característico, Don Quijote de la Mancha. De hecho, con su estatura, complexión y barbas, Juan Pablo es una calca del Ingenioso Hidalgo, y ha aprovechado bien esa similitud para desarrollar al personaje (aparte de eso, Juan Pablo Fernández estuvo actuando recientemente en el Foro Pablo Silva con la compañía La Tarantella). En esta ocasión, para la competencia, Juan Pablo creó una nueva estatua: una abstracción de lo que él consideró “el espíritu de las ideas” que dieron forma a la nación: un gentilhombre vestido a la usanza decimonónica mexicana que, pluma de ave en la mano, sostiene una proclama en la que, se entiende, se resumen las ideas de libertad, independencia e igualdad que fueron definiendo a México luego de la lucha iniciada en 1810. Con el texto de los Sentimientos de la Nación aerografiado en el traje, la creatividad e inmovilidad de Juan Pablo le hicieron acreedor al honor de la 4ª posición y al correspondiente premio en efecto. Enhorabuena.


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