Conciencia

viernes, 11 de diciembre de 2009

Martes 8/dic/09: En Panamá

I: Buenos días

En el 2001, Panamá tenía poco tiempo de haber recibido el Canal y los territorios que habían sido posesión norteamericana durante el siglo XX. En un afán de recuperar, en todos los sentidos, el territorio panameño, el gobierno de ese país empezó a darle uso civil a las antiguas bases militares que los Estados Unidos mantenían en el istmo. Fue así como un grupo de colimenses fuimos a dar, en el verano de ese año, a la Base Militar Howard, que poco antes había sido abandonada por los militares gringos, en calidad de participantes en el Festival Mundial de la Juventud. Fueron dos semanas de conferencias, mesas redondas, reuniones de discusión sobre temas políticos y sociales, conciertos, espectáculos de artes escénicas, y mucho, mucho reggaetón provisto por los miles de centroamericanos y caribeños que invadieron el Festival y que tenían un nulo interés en las actividades académicas, pero mucho en el baile y la cerveza. Las palabras misteriosas de hoy son: ALCA, Panamá, viajes.

II: No pasarán (?)

Uno de los documentos formales salidos de ese encuentro fue la Declaración de los Jóvenes Latinoamericanos sobre el ALCA. En ese tiempo Fox estaba necio con que el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas y que el Plan Puebla Panamá, para desmayo de muchos sudamericanos que veían la mano del Tío Sam meciendo la cuna. En el Festival, los representantes de las respectivas mesas de trabajo de un foro de análisis sobre Latinoamérica concluimos, muy gallos nosotros, que el ALCA debía ser repudiado, así que nos lanzamos a la redacción del documento correspondiente (yo era el representante de la mesa de Educación), y a la reunión de firmas.

Con los años, el ALCA sería desechado (bien dijo Hugo Chávez, “¡el ALCA se fue ALCArajo!”), pero algunas de sus premisas más repudiadas en el 2001 tomaron fuerza y acabaron imponiéndose por medio de otros mecanismos: la colaboración militar que tanto rechazábamos entonces se hizo realidad, primero en México con la Iniciativa Mérida, y luego en Colombia con la aprobación, este año, de la instalación de bases militares norteamericanas (que, dicen los entendidos, son para mantener a raya más a Brasil que a Venezuela, en un futuro no muy lejano). Se veía muy bonita la utopía a principios de la década, pero no sabíamos entonces que el siglo y sus cambios no habían comenzado, faltaban unos meses. El siglo XXI y su nuevo paradigma entrarían en vigor hasta el 11 de septiembre de ese año.

III: Por la esquina del viejo barrio…

Estas memorias vienen al cuento porque estoy de vuelta en Panamá, ocho años después, aunque por razones muy distintas. Por una cuestión de conveniencias aeroportuarias, mi mujer (que es quien traza las rutas turísticas en casa) decidió que nos quedáramos acá un día, así que aprovechamos la hospitalidad de un desconocido para ver un (muy) poco de estas tierras. Como he mencionado en otras ocasiones, formamos parte de una comunidad en línea que se ofrece hospitalidad por todo el mundo; en casa hemos recibido a varios viajeros de diferentes países de manera gratuita, y ahora nos toca aprovechar las bondades de esta red de viajeros. En estos días de escasez y aridez, este tipo de intercambios resultan muy valiosos, no solo por el ahorro monetario, sino por la apuesta en una convivencia confiable entre individuos de diversos orígenes. En dos días estaremos en Uruguay, ya les contaré desde allá.

Estamos en la red: ErnestoCortes.blogspot.com. Los leo: Ernesto@CuerdaCueroyCanto.com

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