Conciencia

viernes, 11 de diciembre de 2009

Jueves 10/dic/09: En Panamá (II)

I: Buenos días

Gabril García Márquez cuenta cómo, al llegar los gringos a Macondo, se construyeron su propio pueblo con casas prefabricadas y se separaron del resto de la población por medio de una cerca. Dentro del perímetro, los gringos de la compañía bananera vivían prácticamente igual que si estuvieran en un suburbio de su país, con las comodidades a las que estaban acostumbrados, y sin tener que salir para nada a mezclarse con los nativos. Esta imagen, aplicada al realismo mágico de Cien años de soledad, tuvo su origen en casos reales de cotos privados que los norteamericanos construyeron en países latinoamericanos donde tenían intereses especiales, del tipo comercial o del tipo militar. El caso de Panamá era especial, pues se combinaban ambos intereses, y dio como resultado un tejido social muy peculiar, del que se siguen viendo resabios a una década de la partida de los yanquis. Las palabras misteriosas de hoy son: Panamá, Canal, zonians.

II: Oh can’t you see…

La base militar Howard (mencionada en el episodio anterior de esta columna) tiene una pista de aterrizaje de tal longitud, que por un tiempo las autoridades panameñas consideraron la posibilidad de convertirla en el nuevo aeropuerto nacional. Howard es una ciudad dentro de la ciudad, con departamentos, casas, residencias, aeropuerto, bares, cines, teatro, supermercados, instalaciones deportivas y todo lo que se podía necesitar para que los soldados vivieran a gusto y con buena salud, y pudieran realizar una incursión militar aquí, una misión encubierta allá, un asesinato político más allá. Howard era uno de los 250 enclaves militares que los Estados Unidos tuvieron en Panamá durante el siglo XX, y verla desde adentro explica bastante del poderío militar que este país ejerció sobre la región, sobre todo en el último cuarto de ese siglo.

En Panamá funcionaba la Escuela de las Américas, una “universidad antisubversiva” donde militares y policías de todo el continente eran entrenados para espiar, torturar, matar y desaparecer a opositores de los regímenes que contaban con el respaldo y la simpatía de los gringos, en particular a aquellos activistas, guerrilleros o políticos que se inclinaran hacia la izquierda. De esa escuela salieron graduados de renombre tal como Vladimiro Montesinos, Hugo Banzer, Leopoldo Galtieri, y el alumno más famoso, el de estrellita en la frente, Manuel Antonio Noriega. La Escuela de las Américas se trasladó a mediados de los 80s a Estados Unidos, donde todavía funciona, aunque bajo otro nombre y bajo una fachada más cosmética.

III: No semos iguales

En Panamá, aparte de las cuestiones militares, se dio un fenómeno particular del que García Márquez tomó especial inspiración: los “zonians”. Los zonians eran residentes permanentes de la Zona del Canal de Panamá que hasta 1979 estuvo bajo control exclusivo de EU, y que a partir de entonces y hasta 1999 fue conjuntamente administrado por autoridades panameñas y norteamericanas. Los zonians eran gringos que vivían dentro de la Zona (8 km a cada lado y a todo lo largo del Canal) y que (casi) no se mezclaban con los nativos, ni salían a Panamá, pues dentro tenían todo. El zonian más famoso es John McCain, actual senador republicano y excandidato presidencial, nacido en la base Coco Solo, en Panamá. Los zonians formaron, en su tiempo, una sociedad aparte de la que uno todavía encuentra reflejos en Panamá, que ha sido todo un caso aparte en la historia de nuestro continente. Un caso para aprender lecciones, y para no repetir.

IV: Mientras tanto, en la Ciudad de las Palmeras…

Me entero desde acá de que Mario Anguiano presidirá la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Conferencia Nacional de Gobernadores. Hombre, qué bien. Seguramente hará grandes aportaciones a la nación con sus vastos conocimientos de ciencia y tecnología, rubros en los que México está tan necesitado. Ánimo.

Estamos en la red, y a partir de hoy con nueva dirección, que por el momento solo reenvía hacia el blog, pero que pronto será un sitio hecho y derecho: www.ErnestoCortes.com. Los leo: Ernesto@CuerdaCueroyCanto.com

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