Conciencia

lunes, 15 de diciembre de 2008

Jueves 11/dic/08: Bones for life


I: BUENOS DÍAS
En México, la osteoporosis es el segundo mayor problema de salud pública, y, dado que las estadísticas muestran que hemos dejado de ser un país de jóvenes para aumentar cada año la edad promedio de la población, la desmineralización de los huesos es algo sumamente preocupante para nuestro futuro inmediato como sociedad. Antes que las autoridades, quienes se han puesto en actividad a partir de estas previsiones, son las compañías farmacéuticas. Lo vemos diario en la televisión: hay cantidad de productos ya no sólo para tratar, sino supuestamente para prevenir la osteoporosis (aunque en algunos casos la ingesta del medicamento no solamente no previene, sino parece resultar peor - Related seach: Fosamax y la osteonecrosis en la mandíbula). Cada vez con más lascitud, dejamos que sean pastillitas milagrosas o máquinas fantásticas las que hagan el trabajo por nuestro soma, fomentando el sedentarismo y una quimicultura de oscuros efectos. Las palabras misteriosas de hoy son: Feldenkrais, Bones for Life, tercera parte.
II: HUESOS PARA LA VIDA
Hablamos en los capítulos anteriores de la historia reciente de la educación somática, enfocándonos en el Método Feldenkrais, del que, decíamos, se derivó Bones for Life, desarrollado por Ruthy Alon, una israelí que fue alumna directa de Moshe Feldenkrais.
En Bones for Life, el énfasis está puesto en el fortalecimiento de los huesos, así como la coordinación, el equilibrio y el uso más eficiente del ser, apuntando a fin de cuentas a aumentar el placer y la seguridad de moverse, particularmente cuando se ha llegado a una edad en que los años de hábitos posturales y una historia somática han empezado a pasar la factura.
En una sesión de Bones for Life el maestro va conduciendo verbalmente a los alumnos a la realización de movimientos que, por un lado, y desde el enfoque somático de Feldenkrais, le permiten mejorar la postura de manera consciente, mientras que, a través de la vibración y el ritmo aplicados al movimiento, va fortaleciendo los huesos; todo esto en un contexto no invasivo, seguro, y sin aparatos especiales.
En los relativamente pocos años en que ha existido Bones for Life, se ha comprobado el beneficio que el método reporta a las personas con osteoporosis, aumentando la circulación, tonificando huesos y fortaleciéndolos; paralelamente, los nuevos patrones de movimiento propuestos son aplicables a situaciones de la vida cotidiana, que van desde el levantarse de una silla de manera más económica para nuestros huesos hasta desarrollar la autoconfianza que nos permita, llegado el momento, enfrentar un ataque peligroso.
Actualmente, en México hay una veintena de personas haciendo la formación para convertirse en maestros de Bones for Life (entre ellos cuatro colimenses, todos surgidos de la cantera Feldenkrais), siendo entrenados por la maestra Deborah Lotus, quien fue una de las primeras alumnas de Moshe Feldenkrais de este lado del mundo, y también una maestra pionera en Bones for Life. En cuestión de un año, habrá en nuestro país el primer grupo de maestros de este método, con una alternativa a los problemas generados por el envejecimiento que no implique la esperanza en pastillitas milagrosas o en aparatos mágicos, y que nos reconecte con nuestro soma, permitiéndonos una mejor calidad de vida.

Estamos en la red: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernestocortes@itesm.mx

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martes, 9 de diciembre de 2008

Martes 9/dic/08: Feldenkrais, Bones for Life, Educación Somática (II)



I: Buenos días
Cuenta la historia que, entre 1959 y 1967, Moshe Feldenkrais dio las primeras clases de su método a través de sesiones semanales desarrolladas en Tel Aviv, en el formato que luego sería conocido (y registrado) como Autoconciencia a Través del Movimiento. Cuando, posteriormente, decidió formar a los que serían los continuadores y promotores pioneros de su método, eligió a 13 de sus alumn@s, con quienes trabajó la Integración Funcional, modalidad en la que el maestro enseña nuevos patrones de movimiento interactuando con el alumno a través del contacto con las manos. Una de es@s 13 fue Ruthy Alon, quien además de seguir enseñando el Método Feldenkrais® de educación somática, desarrollaría su propio programa: Bones for Life®. En éste, Alon propone la adaptación de postura bien alineada, la coordinación armoniosa de movimientos, y el fortalecimiento de los huesos, como pilares para el bienestar; todo esto logrado a través del movimiento natural, y desde la perspectiva de aprendizaje somático. Las palabras misteriosas de hoy son: Feldenkrais, Bones for Life, segunda parte.

II: La educación somática
Popularmente hemos adoptado la idea de que lo “somático” es lo que tiene que ver exclusivamente con el cuerpo, enmarcado este pensamiento en la idea de que cuerpo (soma, para esta definición) y mente (psique) son dos cosas distintas. Expresiones como “Somatizar las preocupaciones” y “tener una enfermedad psicosomática” son manifestaciones populares de lo arraigado de esta idea, y culturalmente han establecido un paradigma en el que entendemos al mundo y a nosotros mismos a partir de la división del cuerpo y la mente. Hace un par de décadas, el concepto de la somática comenzó a ser reformulado, buscando retomar la visión de Hesíodo, unos siete siglos antes de Cristo, de que el soma es “el cuerpo vivido”. Thomas Hanna, precursor de la nueva somática, definió a ésta como “el arte y la ciencia de los procesos de interacción sinergética entre la conciencia, el funcionamiento biológico, y el medio ambiente”.

A diferencia de una terapia, como la electroterapia, o de un sistema de ejercicios, como Pilates, la educación somática es un camino que permite que el ser humano descubra su propio percibirse en movimiento, comprendiendo cómo hace lo que hace, generando opciones y eligiendo las más cómodas y eficientes para su desempeño en el mundo. Dice el psicólogo quebequense Yvan Joly, entrenador de Feldenkrais, que “el arte y la ciencia de los educadores somáticos no reside en la patología y la sintomatología, la etiología y la sanación, sino en el proceso de aprendizaje sensoromotor, el desarrollo del potencial kinestésico y descubrimiento, dentro del movimiento, de mejores opciones estratégicas”.

Además del Método Feldenkrais y de Bones for Life, existen otros acercamientos a la somática, como la Técnica Alexander, la Eutonía, Body Mind Centering y Hanna Somatics, por mencionar algunos. Muchos practicantes de estos métodos han desarrollado, a su vez, aplicaciones para grupos específicos, como deportistas de alto rendimiento, artistas escénicos, personas en proceso de recuperación física, adultos mayores, e incluso hay trabajo en estos métodos dirigido a los animales, como Equine Hanna Somatics (caballos) y Tellington Touch (perros). (Continuará)
En el blog está la bibliografía consultada para escribir esta serie sobre educación somática, que el próximo jueves llegará a su tercera y última parte: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernestocortes@itesm.mx

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Sábado 6/dic/08: Feldenkrais, Bones for Life, Educación Somática (I)


(Lea Kaufman, maestra certificada del Método Feldenkrais(R), realiza un movimiento que forma parte de una lección del método)


I: Buenos días
Nunca pensé que la clase de Anatomy and physiology que llevé en la prepa con la doctora Pilar Legaspi me iba a ser tan útil en la vida. Hoy termino mi último trabajo del año como traductor de métodos de educación somática, acá en San Miguel de Allende, donde por dos semanas fui la voz en español de la maestra Deborah Lotus, introductora a México de Bones for Life (), un sistema creado a partir del Método Feldenkrais(), en el que uno aprende a mejorar la postura, a promover la fuerza de los huesos, a crear nuevos y más efectivos patrones de movimiento, y, en general, a moverse mejor en el mundo, cuidando de uno mismo, previniendo y, llegado el momento, revirtiendo la osteoporosis. Las palabras misteriosas de hoy son: Feldenkrais, Bones for Life, primera parte.

II: ¿Feldenqué? (I)
Hace medio siglo, Moshe Feldenkrais, un físico, futbolista, judoca e ingeniero soviético emigrado a Israel dio luz al método que hoy lleva su nombre. Originado a partir de la necesidad del propio Feldenkrais de restablecer el uso de sus rodillas (dañadas por lesiones futboleras), el polímata judío comenzó a idear un sistema basado en el movimiento que permitiera no solamente restaurar el esqueleto y la musculatura, sino crear nuevas conexiones neuronales que abrieran al ser humano la posibilidad de ampliar (y mejorar) su repertorio de acción en la vida, llegando así a la autoconciencia: el saber cómo y dónde está uno en el planeta y cómo actúa en esta gravedad en que vivimos, extendiendo esta comprensión, en última instancia, al ser una mejor y más feliz persona, con una larga lista de implicaciones que van desde la postura cotidiana a la respuesta ante las emociones, las relaciones, las actividades intelectuales y físicas, y, en general, el logro del bienestar en muchos niveles.

Moshe Feldenkrais creó dos modalidades dentro de su método: la Autoconciencia a Través del Movimiento (ATM) y la Integración Funcional (ambas s). En la ATM, el alumno, generalmente recostado en el suelo, sigue una serie de instrucciones verbales organizadas con un enfoque en una función orgánica específica. El maestro dirige la atención del alumno hacia cómo hacer movimientos que de una manera suave y sin esfuerzo lo van llevando, casi sin darse cuenta, a la mejoría de una postura, una acción o una función. Lo de “casi sin darse cuenta” es paradójico, pues lo que más desarrolla el método es la autoconciencia, pero este despertar se da de una manera tan sutil y tan delicada (y efectiva, podríamos agregar), que en un inicio el estudiante puede sentir que no está haciendo un trabajo relevante, aunque el tiempo le muestra lo profundo del alcance de lo que parece ser un simple mover el brazo de manera distinta a la habitual. En la modalidad de Integración Funcional (IF), el practicante, a través del contacto con las manos, interactúa con el alumno utilizando un repertorio de toques y movimientos que le permiten aprender nuevos patrones de movimiento más efectivos, eliminar dolores crónicos y, en general, comprender mejor las relaciones de su propio sistema para mejorar su vida.

A diferencia de otros trabajos en los que tiene que ver el cuerpo humano (Yoga, Pilates, masajes varios), el entrenamiento para ser instructor de Feldenkrais es largo y, dentro de ciertos parámetros, riguroso. Son ocho módulos de un mes cada uno, repartidos a lo largo de cuatro años, con un seguimiento muy particular y un enfoque cuidadoso que permiten que el graduado verdaderamente comprenda su propio uso y adquiera una sensibilidad no solo técnica, sino también humana, que le permita estar de manera completa con sus alumnos y ayudarles a descubrir el conocimiento de sí mismos.

Colima juega un papel muy importante para el Método Feldenkrais en el mundo, pues es aquí donde se realiza el único entrenamiento profesional que existe de esta disciplina en Latinoamérica, gracias a la Universidad de Colima, que lo ofrece a través de la Facultad de Medicina, y a la fisioterapeuta Marilupe Campero, quien trajo este método a México hace más de dos décadas. De Colima han salido practicantes que, a su vez, han extendido el Feldenkrais a otros países, como Lea Kaufman, que lo introdujo a Venezuela, y que ha ofrecido talleres también en Colombia, Argentina y Uruguay. (Continuará)

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viernes, 5 de diciembre de 2008

Sábado 30/nov/08: Cabalgan, Sancho / El zapato de Krushev


I: Buenos días
Recuerdo que hace algunos meses a un funcionario local se le ocurrió la desafortunada idea de rubricar una declaración, según él muy contundente, con el remate clásico de “no importa que nos critiquen, porque como dijo don Quijote, ladran Sancho, señal de que vamos avanzando”. A los que sí conocen el texto de Cervantes les provocó una sonrisa irónica, y hubo varios comentarios en la prensa al respecto. Ese funcionario, que tal vez en su vida ha abierto el Ingenioso Hidalgo, se fue con la finta de la creencia popular sin bases. El otro día me decían unos alumnos que el cuerpo de Walt Disney está criogenizado, para ser revivido en el futuro, y les mostré la foto de la lápida que marca el lugar donde fueron enterradas sus cenizas. Las palabras misteriosas de hoy son: leyenda, historia, zapatazos.

II: Lo que dicen que pasó pero que quién sabe si pasó
Me vino esto a la mente porque hace poco, en una clase, hablamos de Nikita Krushev, el ex premier soviético. Como hizo en su momento mi maestra de historia, yo ejemplifiqué para mis alumnos el carácter del rechoncho líder relatando la anécdota aquella de cuando, en las Naciones Unidas, se puso a golpear su escritorio con un zapato para recalcar su punto. Sin embargo, luego me quedó cierta desazón: en realidad yo nunca he visto el video de Krushev zapateando, ni una foto, ni conocía las circunstancias precisas del evento, así que me puse a investigar cómo se había dado el caso.

Casi por instinto reflejo me fui a Youtube.com: si hay un video, estaría ahí, todo está en Youtube. Y no. No había tal. Luego, vía Google fui dando con muchas versiones, pero no hallé nada concluyente, pues cada fuente ofrece una historia distinta sobre cómo y cuándo sucedió (parece que hay consenso en que sucedió el 12 de octubre de 1960, aunque hay varias otras fechas citadas como la buena). Encontré declaraciones de exfuncionarios, periodistas, historiadores, y hasta un artículo de una nieta de Krushev (que dice que se quitó el zapato porque era nuevo y le apretaba, y ya luego se le hizo fácil dar golpes con él en la mesa), pero me fui encerrando en un increíble laberinto de contradicciones: unos dicen que primero golpeó el escritorio con el puño, y luego se acercó al estrado zapato en mano; otros dicen que amenazó al delegado filipino (que provocó su ira y el incidente) con aventarle el zapato, pero que luego se rió de sí mismo, dejando claro que era una broma; otros cuentan que, además de los zapatazos, el soviético gritó “los vamos a hundir” (refiriéndose a los Estados Unidos); y otros más sostienen que, efectivamente, se quitó el zapato, pero en realidad nunca lo esgrimió (y hay una foto donde se ve el zapato en el escritorio, solito). En otra versión, Frederick Boland, dignatario irlandés que presidía la Asamblea, tuvo que llamar al orden con el rara vez usado (para esos fines) mazo que descansaba a su derecha. Sin embargo, también encontré que varios periodistas (norteamericanos, por más señas) aseguran que nunca ocurrió tal incidente. Algunos de los reporteros que cubrían las reuniones de la ONU juran que nunca hubo tal incidente del zapato, que todo fue un invento anticomunista para degradar la imagen pública del líder soviético en tierra norteamericana. Para agregar más humo a la historia, en su autobiografía (Volumen III, editada por Penn State Press, p.269), Krushev habla de otro incidente, que supuestamente habría ocurrido cuando, también en la Asamblea General, rubricó con zapatazos una perorata contra el régimen de Francisco Franco. La nota al pie de página en sus memorias (agregada por los editores) dice que sus recuerdos son incorrectos, que no sucedió así.

Total que me quedé en las mismas. No hay consenso, no hay video, y hay una foto, a todas luces pasada por Photoshop, donde se ve a un Krushev que parece golpear un zapato contra el podium, pero como digo, es una imagen completamente falsa (vayan a Google, la hallan fácil). Decía Alberto Isaac que lo malo es que la historia luego se convierte en leyenda, y parece haberle ocurrido a Krushev, como le ocurrió al Quijote, como le pasó a Sherlock Holmes (“Elemental, mi querido Watson”). La cosa está en saber cuándo es qué, para no quedar como ignorante a la mera hora.

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Jueves 28/nov/08: Llegando a San Miguel de Allende



I: Buenos días
Yo pensaba que lo más surrealista en cuanto a nomenclatura de calles lo había visto en Toluca, cuando caminando en una ocasión por el centro fui a dar a una callecita cerrada que lucía la placa de Privada de la Libertad. Sin embargo, acá en San Miguel de Allende me encontré con la sorpresa de que el departamento que me consiguieron los organizadores del curso que vine a traducir se encuentra localizado nada más y nada menos que en la calle Pancho Pantera. En serio. Pancho Pantera, entre Jaime Nunó y Francisco Gonzalez Bocanegra, por más señas. En una colonia donde todas las calles tienen nombre de músicos (o de canciones, estoy a la vuelta de Cielito Lindo), resalta seriamente una dedicada a la mascota del Chocomilk. Estoy esperando mi día libre para ir a la biblioteca local a buscar documentos sobre la nomenclatura local, a ver si el tal Pancho Pantera fue un músico famoso o algo así. Cosas veredes. Las palabras misteriosas de hoy son: viajes, traducciones.

II: Mexican curious
La primera vez que vine a San Miguel de Allende fue en un “viaje de estudios” (ya sabrán), y estuvimos aquí de paso apenas unas horas. En esa ocasión, varios de mis condiscípulos no salieron de sus cuartos de hotel en Guanajuato, entregados de lleno a la adoración a Baco, algo que nunca entendí: ¿para qué venir a emborracharse tan lejos, pudiéndolo hacer por menor precio en Colima? Misterios de la vida estudiantil disipada.

Según me cuenta mi casera temporal (que, por cierto, y ya que estamos en eso, lleva el peculiar apellido de Christmastree – en serio), en la biblioteca de San Miguel está la segunda más grande colección de libros en inglés que se puede encontrar en México. No es para menos, con tanto gringo jubilado viviendo aquí. Este pueblo es una peculiar combinación de mexicanidad auténtica y aparador cultural para turistas y aves migratorias que escapan de los crudos inviernos del norte. Lo mismo se encuentran las tortillas de maiz negro y nopal en el mercado, a 10 la docena, que las quesadillas a 40 pesos la pieza en un restaurante auténticamente mexicano, for gringos. Para darle un toque más de folclor al pueblo, las autoridades locales decidieron, este año, vestir a los policías con trajes azules y sombreritos que les dan un aire de Sargento García (el del Zorro), y montarlos a caballo. Eso sí, bien educados, hacen caca en los lugares designados (los equinos, digo).

III: Il treno ha un ritardo de quindici minuti
La primera traducción “formal” que hice fue del portugués, hace algunos 5 o 6 años. Bajo la asesoría de Augusto Albanez, me dediqué durante varias semanas a verter al español la obra de teatro O noviço, de Martins Pena, en un delicioso portugués brasileño de hace más de siglo y medio. Luego, esa obra sería llevada a escena con Augusto como director, según creemos, por primera vez en México. De ahí le agarré gusto a eso de la traducida, aunque entonces no sospechaba que esa actividad se convertiría en un muy redituable modus vivendi años después. El inglés me había llegado sin darme cuenta, de niño, gracias a mi padre, y casi al mismo tiempo el francés, de un tío políglota y viajero; los retazos de italiano vinieron con los libros de Antonio Tabucci y los viajes, y los de portugués con las canciones de Chico Buarque y de Caetano Veloso. En las lenguas he encontrado una manera de entender mejor la diversidad del mundo, y una mayor profundidad del gusto por el español, así como el disfrute de la literatura en sus idiomas originales.

Aquí en el Ecos me han publicado algunas traducciones literarias (Leonard Cohen, Margaret Atwood y Steve Silberman) y tengo el sueño a mediano plazo de hacerle justicia a Ragtime, de E. L. Doctorow —uno de mis libros favoritos—, que fue perpetrado al español por alguien que más vale hundir en el pozo del olvido. Cuestión de encontrar un editor y/o un mecenas. Me tomé en serio lo que dice Umberto Eco que dijo Francis Bacon: el primer deber del sabio es aprender muchas lenguas. Voy en el aprender idiomas, la sabiduría se irá construyendo.

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