Conciencia

lunes, 7 de setiembre de 2009

Corriendo sin balón: El relevo de 4x400 mexicano en Berlín / Karla Dueñs

Publicado originalmente en www.ColimaFutbol.com



La final del 4x400 mujeres en Berlín
I: La historia de siempre
“Hacen falta más apoyos para los atletas”, dice la corredora colimense Karla Dueñas, recién vuelta de Berlín, donde participó en el 4x400, como cuarto relevo, en una competencia que dejó más pena que gloria para las mexicanas, que ocuparon el último lugar (15) de la clasificación general de relevos, y que no lograron siquiera igualar su propia marca en esa prueba.

Hace 10, 15 años, cuando yo competía en caminata (y luego en medio fondo), nuestra queja era la misma: no había apoyo para los atletas. A las autoridades (y a los medios) no les interesaba mayormente el atletismo, aún y cuando en aquel entonces eran los competidores sobre las pistas y las rutas los que daban una embarradita de gloria al deporte mexicano: medallas olímpicas de Carlos Mercenario (’92), Bernardo Segura (’96) y Noé Hernández (’00); medallas en mundiales de Dionisio Cerón (’95), Daniel García (’97 y ‘99), y Miguel Ángel Rodríguez (’97).

Además del atletismo, otros deportes individuales como el tae kwon do y los clavados han sido los que históricamente han puesto a México en los medalleros de las competencias internacionales. El mérito, en la mayoría de los casos, es de atletas y entrenadores dedicados, que a pesar de la falta de apoyo de sus federaciones y de las inmensas limitaciones económicas salen adelante y llegan dignos a los podios para que luego aparezcan políticos y funcionarios que se quieren colgar las medallas como gloria propia.

El llamado de atención de Karla Dueñas es uno más de los que tantos y tantos atletas han hecho, pero parecería que le hablan al aire, porque las autoridades no se dan muy por enteradas que digamos. Una de las carencias que Karla menciona es la falta de competencias internacionales de fogueo, lo cual es una realidad: para un atleta europeo, llegar al Mundial es la culminación de un proceso que ha incluido giras internacionales de preparación; para un atleta mexicano, la preparación es casi exclusivamente para el Mundial, al que se llega sin antes haber salido mucho del país. No es gratis que a la hora del balazo de salida les tiemblen las piernas viendo un estadio repleto, como la propia Karla acepta que les sucedió en Berlín.

II: La carrera
Hay una cosa que es rescatable, sin duda alguna, de la participación de la colimense en el Mundial de Atletismo que se realizó hace un par de semanas: es una experiencia más para su carrera como deportista, y seguramente le servirá mucho en el camino a los Juegos Olímpicos de Londres, a donde asistirá, sea en competencia individual o en relevo, pues para allá apuntan sus tiempos y resultados. Sin embargo, más allá de la “experiencia”, en el análisis frío, lo cierto es que el papel que las mexicanas jugaron sobre la pista en el relevo de 4x400 fue penoso, por decir lo menos.

Desde la primera entrega de estafeta, por parte de Nallely Vela, se pudo ver que las mexicanas no iban a ser protagonistas de la eliminatoria en la que, para mayor contraste, competían en el mismo heat que las norteamericanas (quienes ganaron la final con 3:17.83). El 3:40.03 de las mexicanas fue 3 segundos más lento que la marca previa del equipo (relativamente hablando, porque uno de los problemas fue, precisamente, que no estaban todas las integrantes originales del relevo), y se quedó muy lejos del récord nacional, de 3:28.33; y ya no digamos del récord mundial, que solo por citar la referencia, es de 3:15.17, y pertenece a las rusas, que lo establecieron en Seúl ’88. Para los lectores no tan familiarizados con la relación tiempo-distancia en las pistas, esto significa que las mexicanas quedarían a 35 segundos de la mejor marca del mundo, es decir, a algunos 250 metros de distancia, más de medio óvalo.

Aún y cuando el heat en el que corrieron las mexicanas fue el más lento de la competencia (por 6 segundos, comparado con el heat 2), en la lista de resultados de esa ronda quedaron en último lugar, a casi 9 segundos de Brasil (3:31.42, penúltimo lugar) y a 11 de las norteamericanas (no estoy contando a Bahamas, que fue descalificado y que, por lo tanto, no ocupa un “lugar”). Esto quiere decir que cuando Karla Dueñas estaba entrando a la recta de los 100, la cerradora del equipo estadounidense, Sanya Richards, ya iba cruzando la meta. Así de abismal es la diferencia.

III: Little differences
Para las corredoras que ganaron el relevo 4x400 (y el ejemplo vale para l@s demás medallistas del Mundial), la competencia de Berlín representó el punto más alto de una temporada que incluyó muchas otras carreras en otros tantos estadios del mundo, donde constantemente se estuvieron midiendo con l@s rivales que se volverían a encontrar en esa pista de tartán azul. En otras palabras, para quienes ganaron, el Mundial es la culminación de un proceso. En el caso de las mexicanas, el Mundial representó el objetivo de un proceso, pues no llevan en los zapatos la misma cantidad de carreras internacionales al año que en otros países es norma elemental para la preparación.

Las autoridades deportivas mexicanas sienten que “cumplen” con mandar a las corredoras al Mundial, pero no hay dinero para ir a otras competencias previas fuera de México. Poniéndolo en metáfora artística, es como si de la nada tomáramos una banda de botanero en Comala (sin ofender ni a la banda ni a las corredoras) y la pusiéramos de golpe a tocar en Bellas Artes: el lector puede imaginarse la cantidad de notas en falso provocadas por la falta de ensayos y por el nerviosismo al pasar de un portal de pueblo a un teatro monumental. Algo así es lo que pasa con los y las atletas de México, hablando en términos generales y bastos.

El fracaso de l@s atletas mexicanos en el Mundial (con la honrosa excepción de Eder Sánchez, en este caso) no es achacable solamente a las carencias individuales de los competidores; es también, y sobre todo, el reflejo de un sistema que no está funcionando, y que se sigue desmoronando entre las pugnas internas y el paradigma que señala que en este país es más importante comprar armas y construir cárceles, que promover el deporte, la cultura y la educación. Mientras no se entienda dónde están las verdaderas estrategias para el desarrollo y el bienestar, vamos a seguir ocupando los últimos lugares en las listas de llegada.

Este y otros artículos en: ErnestoCortes.blogspot.com. Los leo: Ernesto@CuerdaCueroyCanto.com.

No hay comentarios.: