Conciencia

lunes, 28 de julio de 2008

Sábado 26/jul/08: Marchistas mexicanos

Carlos Mercenario vence al "Rey" Perlov en los 50 k. 1991.






El incidente de Osaka 07: Paquillo Fernandez rebasa en los últimos 100 metros. Sería descalificado a posteriori. España reclamó, presentó el video, y comprobó que no había flotado. Le devolvieron la medalla.





I: Buenos días
Eran las olimpiadas de Moscú, en 1980. 55 países alineados con Estados Unidos habían decidido no ir, haciéndole un gran favor a México, pues retiraban de la competencia a varios rivales de peso en varias pruebas (lo cual sería bien canalizado por los hombres de a caballo y por el clavadista Carlos Girón). A los que también parecía venirles muy bien la ausencia de esos países era a los marchistas nacionales, que iniciaban la década con zancadas largas, y que llegaban a las olimpiadas precedidos por su fama, ganado a base de triunfos en todo el orbe. El talento del entrenador Jerzy Hausleber, polaco emigrado a México, había dado la nación ya dos medallistas olímpicos: el sargento José Pedraza, plata en México ‘68, y Daniel Bautista, oro en Montréal ‘76. De este último, se esperaba que repitiera en Moscú. Completaba el trío de andarines mexicanos que competiría en 20 km Raúl González (ocupando el lugar de Ernesto Canto, lesionado) y Domingo Colín. Los rivales a vencer: el italiano Maurizio Damilano y el ruso Anatoly Solomin, en ausencia del canadiense Leblanc, por ejemplo. Nadie sabía, pero se cocinaba una cochinada grande, de la que todos saldrían revueltos. Las palabras misteriosas de hoy son: historias olímpicas, capítulo siete.

III: Manos negras
Domingo Colín fue descalificado en el kilómetro 12 de la competencia, poco dice la Historia sobre su actuación en esta justa, igual que de Raúl González, a cuatro años todavía de su destino: la cosa de la Historia era con el “Negro”, con Daniel Bautista. Forward. Últimos dos kilómetros: Bautista libra una batalla con Solomin en la punta, Damilano siguiéndolos. El mexicano acelera y se va, se le escapa al soviético, enfila hacia al estadio, entra al túnel (el túnel mítico aquél)… y no sale del otro lado. Un juez polaco de apellido Kirkov, excolaborador del entrenador Hausleber, se encarga de expulsar a Bautista en lo oscurito. Hay resentimientos de por medio, de polaco a polaco. El mexicano es solamente carne de cañón.

En vista de la situación, Anatoly Solomin es, a su vez, despachado en conjunto por el juez mexicano Márquez, quien le muestra una tarjeta de amonestación, y el juez italiano Tossí, que en cosa de nada le muestra otra, la expulsatoria. Solomin llora desconsolado: no le puede pasar esto en casa. Hay resentimientos e intereses inmediatos de por medio, pero el soviético es solamente carne de cañón. Cuando Maurizio Damilano sale —él sí— del túnel, se encuentra con un estadio que le aplaude, y con una cinta de meta intacta. Damilano se quita la gorra y saluda al público mientras recorre la última recta de 100 metros. En los vestidores del estadio, Ernesto Canto y Daniel Bautista, a pesar de su propio dolor, tratan de consolar a Solomin.

II: La historia
Creo que la primera imagen olímpica que recuerdo claramente de mi vida es la de Ernesto Canto y Raúl González llegando a la meta de Los Angeles ‘84 haciendo el 1-2 en la prueba de 20 km. Era la fiesta en México. Y más lo sería cuando, una semana más tarde, González repitió podium con oro en los 50 km. Era el momento cúspide de la marcha mexicana. Cuatro años después, en Seúl, Ernesto Canto sería descalificado a 2 kilómetros de la meta por el juez alemán Kramer, quien desde los 70s se había dedicado a descalificar mexicanos en momentos cruciales. En Barcelona, sería la solitaria medalla de plata de Carlos Mercenario. En Atlanta, el bronce de Bernardo Segura. En Sydney, la plata para Noé Hernández y el bronce para Joel Sánchez (y el oro robado a Segura), en lo que pudo haber sido un repunte del dominio mexicano, pero quedó en nada, porque en Atenas regresaron con las manos vacías. Los especialistas dicen que la esperanza para México en Beijing es Eder Sánchez. Ojalá.

V: Ya con esta
Agradezco al estimado maestro Luis Bueno Sánchez por la precisión que me hizo en relación a la Columna Lítica del pasado martes: Bernardo Segura estaba hablando por teléfono con Zedillo, no con Fox, cuando fue descalificado en Sydney 2000; y Osaka está en Japón, no en China. A veces la máquina tiene bugs, ustedes disculpen.

Este fue el episodio número 200 de la Columna Lítica, salud. Estamos en la red, con videos varios de marchistas nacionales y la casi totalidad de lo que se ha publicado en

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