Conciencia

sábado, 8 de marzo de 2008

Sábado 8/mar/08: Politizadores



I: Buenos días
Los políticos mexicanos de hoy en día han encontrado la solución para cuando tienen entre manos una papa caliente que no pueden o que no les conviene explicar: salir con el argumento de que “el asunto está politizado”. Para los panistas, el tema del tráfico de influencias del secretario de Gobernación es un asunto “politizado”, por lo tanto, no hace falta dar explicaciones ni cuestionar nada: todo es culpa de los enemigos políticos. Para el PRI colimense, el asunto de la planta de tratamiento de aguas y el exorbitado cobro a los usuarios también está “politizado”, así que más que dar explicaciones, el punto es acusar a los panistas de querer sacar raja política. Lo mismo se dijo en su momento de la regasificadora en la otrora protegida por la ley Laguna de Cuyutlán: como el asunto está politizado, no vamos a discutirlo ni a rectificar. Para desgracia del pueblo, cuando un asunto se “politiza” quiere decir que ya nos amolamos, que no va a haber explicación, marcha atrás, solución o corrección de lo que se está demandando. Así como se han ido ahuecando palabras como “revolución”, “solidaridad”, “diálogo” y “concertación”, le toca el turno a “politizado” de perder valor y de convertirse en un vacío sonoro más dentro del léxico de los políticos nacionales. Las palabras misteriosas de hoy son: politizaciones, vecinos guerreristas.

III: A ver pues, ya dense la mano
Entre nuestros vecinos del sur se respira nuevamente. Al menos por el momento. Ayer en la tarde quedó zanjado el conflicto entre Colombia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua (agregado de última hora a la bola), quienes restablecieron relaciones después de la tensa semana que inició con la incursión colombiana a territorio ecuatoriano para bombardear un campamento de las FARC en el que, por cierto, murieron cuatro mexicanos, según un comunicado de la Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (por menos que eso, los gringos hubieran invadido, mínimo).

Ayer en Santo Domingo, sede de la reunión de la Cumbre de Río, todo era sonrisas y parabienes una vez que el presidente ecuatoriano consideró que eran suficientes las excusas presentadas por su símil colombiano. Sin embargo, este capítulo no debe quedar sólo como una anécdota y soslayarse la lección que de aquí se desprende. “No conoces a una persona sino hasta que peleas con ella”, dice la sabiduría china, y en este caso quedó demostrado cómo, con un pretexto que le dieron, Chávez aprovechó para desenvainar la espada que, afortunadamente, no llegó a utilizar. De pasada, quedó clara la adhesión de Ecuador al bloque chavista, y se reconfirmó la lealtad del también hombre de armas Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. Así mismo, Uribe mostró que está aprendiendo bien las tretas del maestro.

A Daniel Ortega, según la prensa dominicana, le tenían guardado un as histórico bajo la manga los colombianos en caso de que no hubieran llegado a un arreglo ayer en la Cumbre de Río: hace un par de décadas, Ortega penetró en territorio hondureño para lanzar un ataque contra sus enemigos. Cabe recordar que Daniel Ortega llegó al poder producto de una revolución que en 1979 derrotó al régimen de los Somoza, quienes desde mediados de los años 30s habían hecho de Nicaragua su negocio familiar. De cualquier manera, Ortega se salvó de un recordatorio y del cuestionamiento de su apoyo a Ecuador, que en realidad se dio más por alinearse con Venezuela que por una congruencia histórica.

Otros países del sur mantuvieron una prudente neutralidad en el reciente conflicto, mientras que Estados Unidos apoyó la incursión colombiana, y hasta debe haberla visto con orgullosos ojos paternales. El caso es que en Latinoamérica, a las primeras amenazas se vio quién es quién, y para qué lado batea. La OEA también se mostró cual es, en su tibieza, aunque era claro desde el principio que no saldría de Washington una condena contra Colombia. No en vano alguna vez Chávez se refirió al secretario general de esta organización como “el insulso Insulsa”.

El gobierno colombiano se exhibió como un buen aprendiz de los Estados Unidos, invadiendo primero y averiguando después, presentándose como paladín del antiterrorismo. Chávez dejó claro que está nada más esperando un pretexto para golpearse el pecho con ambos puños y mostrar que es el macho alfa del sur. Correa, el presidente ecuatoriano, aprovechó para promoverse y ganar notoriedad. Ortega hizo lo propio. Estos sí que saben sacar raja política a un tema, nomás no lo andan presumiendo.

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