Conciencia

jueves, 13 de marzo de 2008

El salto de Bob Beamon



I: Buenos días
En 2003, los hermanos Andy y Larry Wachowski viajaron a Japón para producir una serie de cortos de animación que complementaron el universo creado en su trilogía de películas The Matrix. Uno de esos cortos, llamado World Record, dirigido por Takeshi Koike, cuenta la historia de un atleta, corredor de 100 metros planos, que durante una competencia en la que establece un nuevo récord mundial de 8.72 segundos, por un momento vive una experiencia extrasensorial y abandona su cuerpo para atisbar, en un instante de supremo esfuerzo físico, la Matrix misma, y darse cuenta por un segundo del verdadero estado de su existencia. Al cruzar la meta, y volver a su propio cuerpo, el atleta se colapsa física y mentalmente: la visión de su ser convertido en una batería biológica alimentando a la Máquina es simplemente demasiado para su cerebro, y pierde contacto con la realidad para siempre. Esto es en un cortometraje de ficción animada, alimentando un universo fantasioso. Sin embargo, las epifanías en los atletas no son algo exclusivo de la ciencia ficción. Las palabras misteriosas de hoy son: saltadores, segunda parte; The Zone.

II: Lejos lejos
Como decíamos en la entrega pasada, Iván Pedroso, saltador de longitud cubano, rompió en 1995 el récord mundial de la especialidad, con 8.96, pero el salto no le fue reconocido por argucias legaloides de los norteamericanos, que no podían ver a su campeón Mike Powell ser superado por un enemigo cubano. Además, Mike Powell había roto apenas por cinco centímetros el récord más longevo de la historia, que algunos de los lectores recordarán: Bob Beamon, México ’68, 8 metros con 90 centímetros. No iba a ser un cubano quien volviera a hacer historia.

Sin embargo, fuera de las marcas hechas en saltos válidos, ha habido casos espectaculares de saltos dados en situaciones no válidas para la competencia. Tanto Carl Lewis como Iván Pedroso llegaron a saltar arriba de los 9 metros, pero en ambos casos se trató de fouls (cuando el salto de apoyo se da por delante de la barra de plastilina que señala el límite del espacio legal para tomar impulso), y hay videos que atestiguan estos dramáticos momentos: impotencia y rabia por parte de los saltadores al darse cuenta de que sí lograron pasar la marca de los 9 metros, pero con un salto que no es considerado legal para los libros de récords.

Cuando Bob Beamon realizó su salto en la ciudad de México, en octubre de 1968, hizo pedazos un récord que desde principios de siglo había ido avanzando a razón de 6 centímetros por vez. Beamon nunca había saltado arriba de los 8.20, e incluso para clasificarse a la final en esas olimpiadas tuvo que esforzarse grandemente en su tercer salto, pues los dos primeros habían sido fouls. Sin embargo, ya en la final de la competencia, algo le pasó. Sin que él mismo supiera cómo, se vio saltando como nunca nadie lo había hecho, y se llevó la marca anterior por 55 centímetros, algo inconcebible e inexplicable dentro del mundo del atletismo, donde los milagros no son cosa de todos los días. Cuando los jueces quisieron medir el salto, se encontraron con que no era posible con el sistema óptico existente, ya que no llegaba la escala a tanto (nadie previó un salto así). Hubo que medirlo manualmente, y aún así, se convocó a varios jueces extras para que corroboraran la marca, tanta era su incredulidad. Cuando le informaron a Beamon la distancia que había saltado, 8.90, se colapsó de la impresión y sólo atinó a dejarse caer al piso mientras se cubría la cara con las manos. Algo le pasó, pero él mismo no sabía qué era. Nunca volvería a saltar más de 8.22.

III: La dimensión desconocida
The zone, también conocido en inglés como the flow (el flujo) es un estado al que acceden algunos deportistas en ciertos momentos de su carrera. Podría decirse que es el estado ideal absoluto para realizar su actividad, pues se trata de un punto en el que no hay nervios ni pensamientos negativos y toda su atención y concentración, así como la disposición física, se encuentran en una situación óptima para desempeñar la actividad física. Los reportes de la zona se han dado desde los años 70s, y hoy en día es un tema muy estudiado por psicólogos, médicos y atletas. Aunque en un principio podría ser considerada una cuestión mística o metafísica, además de eso se trata de un estado que ha sido estudiado científicamente y que actualmente nadie pone en duda. La cuestión es que no cualquiera llega ahí. Entrenamiento, preparación, práctica que da seguridad, una condición física y mental a toda prueba, son algunos de los elementos que pavimentan el camino a la zona.

Aunque lo escribió completamente en otro contexto, parece que el poeta jaliscience Ricardo Castillo se hubiera referido a estos atletas cuando en unos de sus poemarios habló de aquellos que “cayeron heridos por el impacto / más allá de cualquier destino verificable”.

Estamos en la red: ernestocortes.blogspot.com, hay varios videos de saltadores y saltos memorables en el blog, por si gustan. Los leo: ernestocortes@itesm.mx.

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