Conciencia

martes, 15 de mayo de 2007

Domingo 13/may/07: Impresiones de Colima

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John Smeulders y Mae Denby llegaron a Colima casi por casualidad. Habían venido a pasar unas vacaciones a México, visitaron Guadalajara, luego San Miguel de Allende y ahí alguien les dijo que tenían que conocer Colima. Vinieron, pasaron unos días aquí, y quedaron fascinados con “la poderosa presencia de la tradición. Nos deleitamos en la belleza de la naturaleza –un banquete para los sentidos. Y para el alma, la cultura, la música, la alegría de vivir”. Tomaron el avión de regreso a Canadá, y una semana después cargaron su camioneta y emprendieron el viaje de vuelta al sur, por tierra; esta vez no a vacacionar, sino con la intención de vivir en Colima.

John platica: “Lo primero que nos cautivó de Colima fue la amabilidad de la gente. Cuando recién llegamos, estábamos un día platicando de la necesidad de buscar una casa para rentar. Una chica que nos escuchó hablando en inglés se nos acercó y nos dijo “creo que yo les puedo ayudar”. Resultó que ella, Lluvia Maldonado, era enlace entre escuelas colimenses y canadienses para intercambio de estudiantes, y por pura amabilidad, sin conocernos, nos ayudó a encontrar una casa y nos anduvo conduciendo de un lado a otro de la ciudad”. Así, se han ido sucediendo los detalles que han acercado a John y a Mae a Colima, que ahora consideran su segundo hogar, pues pasan la mitad del año aquí y la mitad en Sainte Catherine, en la provincia canadiense de Ontario, cerca de las cataratas del Niágara.

En Colima, la pareja encontró trabajo como profesores de inglés, y pronto se dieron cuenta de que el lugar era propicio para continuar con sus actividades artísticas: ella escribe, él pinta. Esta dedicación al arte fue lo que los llevó, el año pasado, a idear la creación de un libro, con pinturas de John y poemas de Mae, en el que reflejaran su visión de Colima, las diferencias que habían encontrado con la cultura canadiense, y las imágenes que los habían marcado, tanto de la ciudad como de sus habitantes. Fue así como nació el libro Impressions/Impresiones, que editaron y publicaron de manera independiente, con dinero propio. Impresiones es un retrato de Colima hecho por el visitante canadiense que cuenta a sus compatriotas, y comparte con los colimenses, las imágenes que ha encontrado en esta pequeña ciudad de la costa mexicana: los vendedores de tuba, las frutas, los empedradores, las barrenderas, la música y el color mexicanos.

“Al principio me parecían peculiares las bardas”, dice John, “pues en Canadá la gente no bardea sus patios, sino que los cerca con madera. Aquí en Colima la gente bardea sus casas, pero además las bardas son bellas, porque hay bardas de piedra, de adobe, de ladrillo, y el colorido de ellas le da una personalidad a la ciudad. Otra cosa que me gusta mucho es la herrería. Aquí en Colima han hecho un arte de eso, y lo ves en las ventanas de las casas, en los portales, en todos lados.”

Por las tardes, John da clases de pintura en su casa, en la colonia magisterial. Desde el estudio, que da al patio trasero, se aprecian de cuando en cuando las iguanas a las que él y Mae alimentan regularmente. El patio tiene árboles de mango y de varios cítricos, y constituye para ellos un pequeño paraíso. A la sombra de los árboles hay una mesa donde, si el clima no es muy caluroso, salen a comer o simplemente a disfrutar del fresco del patio. “Lo único que no nos gusta de Colima es que esté tan lejos de Canadá, que tengamos que pasar seis días de viaje manejando a través de Estados Unidos para poder llegar aquí, deberían mover México más cerca de Canadá”, dicen.

John y Mae han hecho muchos amigos en la ciudad, y planean seguir regresando regularmente, cada año, como lo han venido haciendo desde el 2002. Su libro, Impresiones, puede ser encontrado en las tiendas de revistas y de regalos del centro, y tendrán una presentación oficial dentro de un par de semanas. Aunque saben que la parte más difícil del proceso será vender las 1000 copias que imprimieron en la primera edición, el libro es un orgullo para ellos, y además una ofrenda para el pueblo que los ha acogido tan amigablemente. Como dice en el prólogo, “hemos sido profundamente tocados por la calidez de la gente. Con este pequeño volumen, esperamos transmitir hasta cierto grado la profundidad de nuestro aprecio”.

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