Conciencia

domingo, 24 de mayo de 2009

Sábado 23/may/09: Historias del Everest: la antorcha olímpica que nunca estuvo ahí

Foto de Alan Arnette

I: Buenos días
El Monte Everest se encuentra mitad en Tibet (China, pues), por el norte, y mitad en Nepal, por el sur. Cada año, principalmente en el mes de mayo, cientos de escaladores se presentan a los campamentos base de ambas caras de la montaña para intentar subirla. Debido a su altura (8840 m), uno de los principales problemas que enfrentan los everestistas es la falta de oxígeno, pues en la punta de la montaña solo hay un tercio del preciado gas, con respecto al que se puede disfrutar a nivel del mar. De los escaladores que lo intentan con oxígeno embotellado (la mayoría), solo el 29.44% lo logra; de los que lo intentan sin oxígeno, apenas un 18.97% tiene éxito (y 7.64% de éstos muere en el camino de regreso). Trepar esa montaña no es cualquier cosa, se tiene que planear todo muy cuidadosamente: es la vida lo que se pone en juego. Las palabras misteriosas de hoy son: historias del Everest, capítulo 4.

II: Lo que no se vio en la transmisión
El año pasado, en plena fiebre olímpica, China anunció que llevaría la flama olímpica a la cima del Everest, y que para hacerlo, habría que “cerrar” la montaña. Y tal cual, como si fuera un parque de diversiones, la cerraron, ante la protesta de cientos de montañistas que de golpe vieron aplastados sus planes, ya estando ahí, en el campamento base. Cediendo ante no se sabe qué presiones, la ruta sur de la montaña también fue clausurada por las autoridades de Nepal, y China colocó soldados armados a partir de cierta altura para reforzar el mensaje de los letreros manuscritos que, absurda pero perentoriamente, prohibían explícitamente escalar más arriba.

Para evitar escándalos, los chinos decomisaron teléfonos, computadoras, cámaras y equipo electrónico a cientos de alpinistas, y establecieron un filtro para las comunicaciones salidas del campamento base, dosificando arbitrariamente el uso de los aparatos de comunicación a los furibundos e impotentes escaladores. En sucesivos operativos de revisión sorpresa, decomisaron también todo lo que oliera a propaganda pro-Tibet: banderas, carteles y camisetas de Free Tibet, impresos, todo. De paso, aprovecharon para cometer varios abusos, que no pudieron ser denunciados ante nadie: a varios días de camino de la civilización, la única ley es la del rifle made in China. Los alpinistas tuvieron que aguantarse el coraje y apechugar.

III: Capricorn one revisited
A fin de cuentas, resultó que la llevada de la flama olímpica a la cima de la montaña fue tan pirata como tantas otras cosas de esa olimpiada: las gimnastas cachirules, los fuegos artificiales falsos que vimos en la tele, la niña que hacía playback en la ceremonia de apertura, en fin. Los chinos transmitieron “en vivo” desde “la cima”, pero el análisis posterior del video reveló que éste había sido tomado en cualquier otra parte, menos en el Everest, y que todo era un montaje. Por eso no querían a ningún extranjero en la montaña en esos días.

Lo primero que saltó a la vista era que los escaladores exhalaban vaho, cosa que es sencillamente imposible en lo alto del Everest, por lo delgado y extremadamente seco del aire; además, despertó sospechas el que en el video todos iban fresquecitos, hablando en oraciones largas que contrastan con el aliento entrecortado característico de las grandes alturas, y dando un paso tras otro a un ritmo nunca visto en otros videos del Everest. Luego, se hizo notar que todas las tomas eran cerradas, sin referencias topográficas que confirmaran el lugar donde se estaba grabando el video. Por si fuera poco, en la cinta aparecía un número increíble de escaladores sin máscara de oxígeno, lo cual solo daba pie a dos conclusiones: o bien los chinos eran superhombres (y supermujeres), o bien todo era un montaje. Más bien fue esto último. Cientos de montañistas vieron esa temporada frustrados sus planes a causa de un fraude más, cometido en nombre del espíritu olímpico.

Estamos en la red: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernesto@cuerdacueroycanto.com



Las fotografías son propiedad de Alan Arnette, de quien recomendamos ampliamente su propia narración sobre la experiencia de ser alpinista en el Everest durante el 2008. Alan Arnette también matiene un muy completo sitio en internet dedicado a dar seguimiento a las expediciones del Everest.

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