Conciencia

viernes, 29 de mayo de 2009

Sábado 20/may/09: Historias del Everest 5 y final: Armstrong, Hillary, Wilson, Morris.


I: Buenos días
Si usted ha seguido atentamente la Columna Lítica a lo largo del último mes, sabrá que cada sábado ha sido dedicado a una serie particular: Historias del Everest. Hoy esta serie llega a su fin con los epílogos de varias historias que se fueron enhebrando; esperamos que hayan disfrutado del respiro, en estos días en que se agobia uno de tanta y tan revolcada política. Las palabras misteriosas de hoy son: Historias del Everest, capítulo 5 y final.

II: Amigos
Neil Armstrong había visto el Polo Norte solamente desde la luna. Cuando Edmund Hillary lo invitó a viajar con él a la punta del globo, aceptó de inmediato. El escalador neozelandés se convertiría así en el primer hombre en pisar los tres polos: norte, sur, y Everest. Llegaron en avión, para no complicarse la vida, y brindaron con champaña en el punto donde se concentran al norte todos los meridianos del mundo, el 6 de abril de 1985, a las 7:01 de la tarde, exactamente 76 años después de Robert Peary, el primer bípedo implume que aseguró haber llegado al polo, aunque en verdad no se sabe, no se supo.

III: Wilson revisited
En 1985, un ya anciano miembro de la primera expedición china al Everest (que supuestamente coronó la montaña en 1960 por el lado norte, aunque no hay prueba alguna) le comentó al historiador Thomas Noy que recordaba haber visto los restos de una casa de campaña a 8500 metros de altura, lo cual era aparentemente incongruente porque antes de ellos, sólo se tenía registro de equipos que habían llegado hasta los 8300 m por esa ruta. Thomas Noy dio la historia por buena y comenzó a elucubrar, y brevemente levantó la polvareda en torno a la idea de que Maurice Wilson bien podría haber llegado a la cima del Everest (sería suya la casa de campaña hallada por el chino), muriendo en el descenso, de cansancio e inanición. Como se recordará, Wilson era un inglés que pretendía estrellar un avión en la montaña y luego proceder a la cima a pie, aunque no sabía nada de aviación y menos de alpinismo. Aún así, llegó a la montaña en 1932, y subió unos buenos 7000 metros, hasta el Collado Norte, donde se encontró su cadáver un año después. La posibilidad propuesta por Noy no prendió mucho en el mundo alpinista, y pesó más el realismo de la falta de preparación de Wilson y su desconocimiento de la escalada que el romanticismo de una historia que hubiera tenido un final bastante más glorioso.

III: Él escribía bien; ella mejor.
El periodista galés James Morris tuvo 5 hijos, de los que sobrevivieron 4, apadrinados varios de ellos por Hillary, quien se hizo gran amigo de Morris luego de haber compartido casa de campaña en la expedición del Everest. Después de su exclusiva que hizo historia desde la montaña, el periodista continuaría avanzando en una exitosa carrera, y luego se dedicaría a la literatura y la narración de viajes, así como el ensayo histórico. Hacia finales de los 60s, Morris vivió una transformación de James a Jan, comenzando por la toma de hormonas y concluyendo con una operación de cambio de sexo en 1972, realizada por un médico francés en Marruecos. La ley británica le permitió cambiar de género legalmente, a condición de que se divorciara de su esposa, quien l@ apoyó todo el tiempo. Continuó escribiendo, consolidándose poco a poco como una de las escritoras británicas más respetadas. En 1999, habiendo ya cosechado numerosos reconocimientos literarios y académicos, recibió, de la reina, la Orden del Imperio Británico. Hace un año, a sus 85 de edad, obtuvo el permiso de su gobierno para volverse a unir ante la ley con su pareja, Elizabeth Tuckniss (de quien nunca se ha separado, en realidad). Entrevistada en ocasión de su boda, Jan Morris dijo que cuando mueran serán enterradas una al lado de la otra, y que su epitafio rezará: “Aquí yacen dos amigas, al final de una vida juntas”.

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