I: Buenos días
Los primeros y vagos recuerdos que tengo sobre las cuestiones publicitarias datan de cuando vivíamos en Guadalajara y mi papá escuchaba por radio los partidos del Atlas. Se bloqueaba la señal de tele en la capital jalisciense para que la gente fuera al estadio, de modo que la alternativa era escucharlo. Ahí fue entrándome a la cabeza la lógica de que, cuando el portero mandaba el balón a tiro de esquina, otro locutor que no era el que narraba las acciones tomaba el micrófono y anunciaba algo, con voz enfática y convincente, para diez segundos después ceder la palabra a su colega que le metía emoción a un corner que uno imaginaba gallardo en su curva y batallado entre las cabezas ansiosas, épico, aunque en realidad fuera nomás chorreadito. Las palabras misteriosas de hoy son: publicidad, futbol, política.
II: “Cobra el tiro de esquina en infinitum”
No había seguido con atención los partidos de la liga mexicana desde hace mucho tiempo, por lo que volver a ver las transmisiones televisivas de éstos me hizo darme cuenta de qué rápido han cambiado las cosas en tan poco tiempo. Hay algunos adelantos tecnológicos notables en cuanto al uso de computadoras y supercámaras para desmenuzar las jugadas; pero a la vez, los partidos se han convertido en pretextos para una publicidad cada vez más descarada y con muy poco respeto por el espectador. Si a eso le sumamos que TvAzteca parece haber asumido como bandera un estilo ramplón y vulgar de narración, de pronto resulta preferible ver el partido en mute.
III: De Holbein a Slim
Fue Leonardo da Vinci, por ahí de 1485, el que descubrió o al menos puso primero en papel una técnica que ahora se conoce como anamorfosis, en la cual se dibuja o se pinta usando una perspectiva óptica que hace que el objeto pintado tenga que ser observado necesariamente desde un ángulo determinado para que la figura tenga sentido. Medio siglo después de Leonardo, Hans Holbein el Joven pintó el más elaborado ejemplo de anamorfosis en su época al incluir en su pintura Los Embajadores un objeto que, al mirar desde el frente, parecía una mancha irregular, pero que al acercarse al cuadro y mirar desde una esquina del marco, se convertía en una calavera.
Hoy, lo desarrollado por Leonardo y Holbein tiene una aplicación muy práctica: hacer dinero. Seguramente usted habrá observado las lonas que se ponen a los costados de la portería en los estadios: lonas que, desde la toma de la cámara en la tribuna, reproducen logos y marcas, pero que a nivel de cancha son manchas extrañas: eso se logra por medio de procesos de anamorfosis desarrollados por computadora, y destinados a no desaprovechar ningún espacio en la pantalla para vendernos cosas: celulares, autos, aparatos electrónicos, cuentas de banco, de todo. El chiste está en que nuestra mirada esté llena de estímulos para gastar.
III: Gol
Me gustaron mucho los partidos de estas semifinales aquí en la liga mexicana, en particular los disputados por Pumas y Puebla: buenos goles, de pronto jugadas bonitas, el reto de estrategias cerradas que hay que romper, la emoción de los goles cerca del final. En lo futbolístico, quedé contento. Pero por otro lado, tuve que desarrollar muy rápido la memoria táctil sobre el control remoto para reconocer con el índice el botón que enmudece a la televisión, porque llegó un punto en el que la publicidad vomitada por los locutores cada tres jugadas me asqueó.
El colmo, sin duda alguna, fue el “casual” encuentro de un reportero de Televisa con Demetrio Sodi en el estadio de los Pumas, pues el político agarró el micrófono y se puso a exaltar las bondades del futbol para la sociedad, y a promover su candidatura a la Delegación Miguel Hidalgo de manera descarada, mientras en la pantalla los jugadores se partían el alma tras el balón. Según el PRD-DF, el numerito fue preparado, y le debió haber costado al PAN alrededor de medio millón de pesos, mismos que habrían entrado de manera ilegal a las arcas de Televisa, pues fue contratado “por afuerita”. Ya no hay respeto.
Los primeros y vagos recuerdos que tengo sobre las cuestiones publicitarias datan de cuando vivíamos en Guadalajara y mi papá escuchaba por radio los partidos del Atlas. Se bloqueaba la señal de tele en la capital jalisciense para que la gente fuera al estadio, de modo que la alternativa era escucharlo. Ahí fue entrándome a la cabeza la lógica de que, cuando el portero mandaba el balón a tiro de esquina, otro locutor que no era el que narraba las acciones tomaba el micrófono y anunciaba algo, con voz enfática y convincente, para diez segundos después ceder la palabra a su colega que le metía emoción a un corner que uno imaginaba gallardo en su curva y batallado entre las cabezas ansiosas, épico, aunque en realidad fuera nomás chorreadito. Las palabras misteriosas de hoy son: publicidad, futbol, política.
II: “Cobra el tiro de esquina en infinitum”
No había seguido con atención los partidos de la liga mexicana desde hace mucho tiempo, por lo que volver a ver las transmisiones televisivas de éstos me hizo darme cuenta de qué rápido han cambiado las cosas en tan poco tiempo. Hay algunos adelantos tecnológicos notables en cuanto al uso de computadoras y supercámaras para desmenuzar las jugadas; pero a la vez, los partidos se han convertido en pretextos para una publicidad cada vez más descarada y con muy poco respeto por el espectador. Si a eso le sumamos que TvAzteca parece haber asumido como bandera un estilo ramplón y vulgar de narración, de pronto resulta preferible ver el partido en mute.
III: De Holbein a Slim
Fue Leonardo da Vinci, por ahí de 1485, el que descubrió o al menos puso primero en papel una técnica que ahora se conoce como anamorfosis, en la cual se dibuja o se pinta usando una perspectiva óptica que hace que el objeto pintado tenga que ser observado necesariamente desde un ángulo determinado para que la figura tenga sentido. Medio siglo después de Leonardo, Hans Holbein el Joven pintó el más elaborado ejemplo de anamorfosis en su época al incluir en su pintura Los Embajadores un objeto que, al mirar desde el frente, parecía una mancha irregular, pero que al acercarse al cuadro y mirar desde una esquina del marco, se convertía en una calavera.
Hoy, lo desarrollado por Leonardo y Holbein tiene una aplicación muy práctica: hacer dinero. Seguramente usted habrá observado las lonas que se ponen a los costados de la portería en los estadios: lonas que, desde la toma de la cámara en la tribuna, reproducen logos y marcas, pero que a nivel de cancha son manchas extrañas: eso se logra por medio de procesos de anamorfosis desarrollados por computadora, y destinados a no desaprovechar ningún espacio en la pantalla para vendernos cosas: celulares, autos, aparatos electrónicos, cuentas de banco, de todo. El chiste está en que nuestra mirada esté llena de estímulos para gastar.
III: Gol
Me gustaron mucho los partidos de estas semifinales aquí en la liga mexicana, en particular los disputados por Pumas y Puebla: buenos goles, de pronto jugadas bonitas, el reto de estrategias cerradas que hay que romper, la emoción de los goles cerca del final. En lo futbolístico, quedé contento. Pero por otro lado, tuve que desarrollar muy rápido la memoria táctil sobre el control remoto para reconocer con el índice el botón que enmudece a la televisión, porque llegó un punto en el que la publicidad vomitada por los locutores cada tres jugadas me asqueó.
El colmo, sin duda alguna, fue el “casual” encuentro de un reportero de Televisa con Demetrio Sodi en el estadio de los Pumas, pues el político agarró el micrófono y se puso a exaltar las bondades del futbol para la sociedad, y a promover su candidatura a la Delegación Miguel Hidalgo de manera descarada, mientras en la pantalla los jugadores se partían el alma tras el balón. Según el PRD-DF, el numerito fue preparado, y le debió haber costado al PAN alrededor de medio millón de pesos, mismos que habrían entrado de manera ilegal a las arcas de Televisa, pues fue contratado “por afuerita”. Ya no hay respeto.
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