Conciencia

miércoles, 29 de abril de 2009

Martes 28/abr/09: La epidemia



I: Buenos días
He caminado en la pista del estadio de la UNAM cuando éste se encuentra casi vacío, y es impresionante. Uno puede gritarse con alguien más de tribuna a tribuna y entenderse: el coloso es una caja de resonancia gigante. En el partido disputado el domingo entre los Pumas y las Chivas pudimos apreciar ese fenómeno, cuando escuchábamos claritas las instrucciones del Tuca Ferreti, y vivíamos más en cortito el ambiente sonoro que producen los jugadores a nivel de cancha. Sin embargo, faltaba algo, y de qué manera: un partido sin público no es partido. Más tarde, los productores de Televisa tuvieron una idea que fue genial o tétrica, según se vea, para subsanar la falta de público en su programa estelar del domingo en la noche: en el estudio había siluetas de cartón representando humanos. De golpe, en México nos están lloviendo unas señales que ni Ray Bradbury había previsto en sus escenarios más distópicos. Las palabras misteriosas de hoy son: epidemia, sospechas, precauciones.

II: “Ni ha de ser cierto”
En estos días, con creciente sorpresa (y un tanto de desconcierto) he ido encontrando que varias personas cuya inteligencia respeto tienen serias dudas respecto a la veracidad de esta epidemia. El ambiente de sospechosismo (gracias, Creel) que día a día vivimos en México, aunado a peculiares señales que se combinan con la situación actual del país en cuanto a política, militarización, crisis económica y ambiente preelectoral, hacen que todo este asunto de la aparición de un nuevo virus sea visto por muchas personas como la versión moderna del chupacabras: una distracción para ocultar problemas mayores. La columna publicada el lunes por mi compañero de página Noé Guerra (“La influenza como política de terror”) da mucha luz en este sentido, y expone, con la claridad que lo caracteriza, las dudas que carcomen a no pocos mexicanos.

Admitiré que en algún momento compartí esta incertidumbre, y saqué mis propias cuentas sobre quiénes se beneficiarían de crear una patraña gigantesca como ésta (las compañías farmacéuticas, de entrada; el PAN, en segundo lugar, si logran “acabar” con la epidemia). Sin embargo, mi apreciación sobre el tema ha ido cambiando ya no con los días, sino con las horas. Las señales se están sucediendo tan vertiginosamente, que apenas tiene uno tiempo de ir adaptando el marco para interpretar la realidad.

En cosa de nada, el país inició un proceso de desaceleración en muchos ámbitos que nos está llevando a un alto que, al menos a mi generación, no le había tocado vivir, ni siquiera imaginar. Las clases, los cines, los conciertos, las obras de teatro, las misas… así en primera impresión tal vez no veamos todas las implicaciones, pero una vez que se asiente un poco la polvareda veremos cuánto estamos perdiendo, como sociedad, al someternos a esas medidas, que ahora parecen obligadas, por nuestro propio bien.

III: “Yo no creo en las brujas, pero de que vuelan, vuelan”
Hoy tocó a mi puerta Itzel, una amiga muy querida a la que tenía varios meses sin ver. Tenía media cara cubierta por un cubrebocas y traía en la mano otro que me venía a regalar. No nos abrazamos, ni nos besamos, ni nos tocamos siquiera, y me dijo “aunque no me pueda ver, le aseguro que debajo de esta tela estoy sonriendo del gusto de volverlo a ver” (con mis amigos más cercanos nos hablamos de usted). Era raro mirarnos y mantener nuestra distancia mientras nos deseábamos salud y brevemente nos poníamos al tanto de nuestras vidas. Ahí acabé de convencerme: por mucho que todo esto suene a montaje, sería irresponsable no tomar precauciones. De que habrá beneficiados de todo este caos, los habrá, y el gobierno seguramente sabrá canalizar muy bien, llegado el momento, lo que resulte de esta emergencia sanitaria. Por lo pronto, no pienso esperar a que comience la cuenta de muertos en Colima, o a que los fallecidos sean gente que conozco, para cuidarme.

Hay muchas preguntas en el aire, demasiadas cosas que no sabemos y que están ocultas en una niebla muy extraña. Sin embargo, amigos lectores, más vale prevenir ahora, y averiguar después. Todo indica que estamos enfrentando una situación inédita en la historia moderna de nuestro país, y eso no es algo menor. Vamos cuidándonos entre todos.

Estamos en la red: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernesto@cuerdacueroycanto.com.

2 comentarios:

A i n a r a * dijo...

que alguien me explique porque tanto (ya desesperante) alboroto!!
no tengo dudas, y no es necesario ser todo un conocedor de politica y chanchullos para darse cuenta de que todo esto es mas ruido que nueces. como dices neto, lo unico que me viene la mente es que esta situacion es el chupacabras reloaded, nada mas.
y si te enfermas? pues te enfermaste y ya chingao! no que hay suficientes medicamentos para que te cures? entonces, pa' que tanto circo?? que flojeraaaa!!!

La Rous dijo...

Fíjese, aunque de esto creo muy poco.Pasé a leerlo a ver como está.

Un abrazo
Con cubre bocas ;)