Conciencia

domingo, 9 de setiembre de 2007

Sábado 8/sep/07: La privacidad en los tiempos de la red

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I: Buenos días
Hace unos días recibí una llamada en mi celular: “Buenas tardes señor Cortés, le estamos llamando de asñsdnij fncdñl (ininteligible), somos una empresa que nos dedicamos a dar cursos de idiomas para profesionistas, obtuvimos su teléfono por las bases de datos que nos proporcionaron la Universidad de Colima y el Tecnológico de Monterrey, le llamamos para ofrecerle un curso de inglés”. La palabra misteriosa de hoy es: privacidad

II: Y entonces
Se me revolvió la panza. Si algo aprecio es mi privacidad, y el hecho de que una empresa de lo que fuera tuviera mi número de teléfono celular me provocó mucho coraje. “No gracias, no me interesa su curso, ya hablo inglés”, y apenas le iba a preguntar de nuevo el nombre de la empresa y cómo obtuvieron mi teléfono, cortaron. Me quedé desconcertado. No hay manera alguna de que una base de datos en la Universidad de Colima tenga mi celular, a menos que ya se dediquen al espionaje externo; y en el Tec de Monterrey –que sí lo tienen- son muy cuidadosos con esa información. Incluso, los empleados firmamos una cláusula de confidencialidad cada inicio de semestre, se cuida mucho la información privada de todos, y estoy seguro de que ni mi jefe ni ningún otro empleado vendió mi número de teléfono.

Rato después, se fue aclarando todo a partir de las elucubraciones. No es tan difícil, después de todo, que consigan mi número: alguien en Telcel se los puede haber vendido. Si en el IFE vendieron al gobierno de Estados Unidos todo el padrón electoral, y si en el IMSS hicieron lo propio con el mismo cliente, no veo por qué un trabajador corrupto de Telcel no haya vendido mi número como parte de una base de datos más grande. O más fácil, que la empresa asñsdnij fncdñl sea propiedad de Carlos Slim, lo cual es menos descabellado aún.

III: El vigilante vigilado
“Hay una historia que me gusta mucho, y que trata de un caso en Boston, en donde un reportero fue a una tienda de Radio Shack, y compró tecnología muy básica, cosas sencillas de conseguir, y luego fue a un barrio en los suburbios. En muchas casas de estos barrios tienen las llamadas nanny cams. Bueno, con los componentes que compró, este reportero pudo obtener la señal de las nanny cams y mirar todo lo que sucedía dentro de las casas. Así que en vez de que la nanny cam sirva para proteger la casa, o para ver qué están haciendo los niños, o cosas así, puede ser usada por alguien afuera, un espía o un ladrón, para ver dentro de la casa. Así, las cámaras tenían exactamente la función opuesta a su propósito original.” Entrevista a Pat Mooney, Ottawa, octubre de 2006.

IV: Repensar la privacidad
Tengo una muy intensa vida cibernética. Uso cinco cuentas de correo electrónico, hace medio año compré un dominio web al que le doy un buen uso (CuerdaCueroyCanto.com), tengo tres blogs, dos cuentas en Youtube con más de 30 videos en total, una cuenta en Photobucket con más de 100 fotos, dos cuentas en Myspace, un perfil en Friendster, otro en MSN Spaces, y al teclear mi nombre más “colima” en Google, aparecen 118,000 resultados, de los cuales al menos los primeros 18 tienen que ver directamente conmigo.

Hace algunos meses, borré todas las fotos de mi página en MSN Spaces. Tenía más de 10 álbumes con fotos mías, de mi casa, de mi familia, de mis alumnos, de mis amigos, en fin. Borré todo. Tarde, pero me llegó la conciencia de que todos estos servicios de internet son un caballo de Troya, y que a través de ellos ofrecemos a las corporaciones y a los gobiernos la información privada que antes tenían que investigar. Les hacemos más fácil el trabajo a estas instancias, que gracias a los datos que les damos trazan más fácil nuestro perfil de consumo y de preferencia política. Toda la información que nosotros proveemos a través de internet es utilizada para que los gobiernos y la industria refinen su mensaje al público, manipulen mejor la política y sean más exitosos comercialmente.

La semana pasada, en su columna El Blogg de Feraluj, Fernando Álvarez hablaba de unas muy útiles herramientas que Google provee para que uno busque archivos en su computadora. Sí, funcionan muy bien, pero son también un quiste espía que uno gustosamente instala en la computadora para rendir toda la información personal a una de las corporaciones más grandes y temibles de la actualidad. Por eso yo insisto tanto: hay que repensar la privacidad en estos tiempos de comunicación electrónica. Estamos todavía deslumbrados por la novedad, pero es importante ver lo que hay detrás de los espejitos de colores. En esta época de satélites, hay que empezar a caminar en zigzag.

2 comentarios:

Tewé Nesérame dijo...

aaaaaaaaaah sí a mí también me llamaron para esa onda... yo dije que sabía inglés (aunque la verdad no mucho) pero es que realmente me encabrona que hasta por teléfono te quieran retacar las cosas, así, igualito que los bancos que hablan en domingo a las 9 de la mañana pa' ofrecer tarjeta de crédito, a ellos les digo que soy menor de edad.

Sergio Ursúa dijo...

Estoy de acuerdo, pero, pero, sin paranoias, sin eso de que por cada cosa que tengas en la red te espían.

Saludos.