I: Buenos días
En Job, obra de teatro de Enrique Olmos de Ita, un profesor universitario sin mucha estrella va sufriendo a lo largo de su día una calamidad tras otra, hasta terminar convirtiéndose en víctima de un secuestro. Cuando le quitan la capucha en la casa de seguridad, los plagiarios se dan cuenta de que Job no es la persona a la que habían estado siguiendo por semanas, y se enfrentan a la disyuntiva de eliminarlo o dejarlo ir. La circunstancia de haber estado en el lugar y momento equivocados termina saliéndole cara a Job, que no en vano se llamaba como el personaje bíblico. Las palabras misteriosas de hoy son: hado, parecencias, surrealismo.
II: Busquen a Juan Pérez
Cuando se desconoce la identidad de una persona involucrada en un asunto de la ley y el orden, en Estados Unidos se le llama con el genérico John Doe. En México es NN (por Nomen Nescio, en latín). En Corea es 洪吉童, Hong Gil Dong. Para efectos de esta historia el personaje principal se llamará Hong, por razones evidentes.
Resulta que Hong, trabajador de la construcción de la regasificadora en Manzanillo, es aficionado a los juegos de azar, y se ganó dos premios chonchos en el casino, para un total de 160 mil pesos. Alertados por alguien (¿cómo pasó la información del casino a los criminales?), a un grupo de malandros se les ocurrió que el súbitamente adinerado coreano sería presa fácil de un secuestro, y se pusieron a esperar cerca de la regasificadora, con la intención de venadearlo. La cosa es que Hong Gil Dong no era el único coreano en el lugar, así que en cuanto vieron salir a una persona de apariencia oriental, los malosos se le dejaron ir, sin darse cuenta que en realidad estaban levantando a Jeon Seok, también coreano, también trabajador de la regasificadora, pero sin miles de pesos encima.
III: Es que todos los chinos se parecen
En el episodio The grasshopper experiment de la serie de comedia The Big Bang Theory, el padre del Rajesh, el hindú amigo de los protagonistas Sheldon y Leonard, confunde a una persona con otra y se justifica diciendo “perdón, es que ustedes los blancos se ven todos iguales”. Este mismo razonamiento parece haber imperado con los secuestradores de Jeon Seok, que no repararon en que, en realidad, cada coreano es tan distinto y único como cada mexicano —cuestión de perspectivas, nomás—, y atacaron a la persona equivocada.
De acuerdo a lo reportado por El Correo de Manzanillo, Jeon Seok estuvo secuestrado durante el fin de semana, y el lunes fue abandonado en un paraje solitario, severamente golpeado, tras haberse convertido en víctima de la furia que, sin duda, debió imperar entre los maleantes al darse cuenta del error. Hong Gil Dong, por su parte, siguió sus días como si nada, muy campante, y se enteró hasta que ya todo había pasado. Quién sabe si vaya a regresar al casino.
IV: Cultura
Hablando de historias policíacas, mañana por la noche el escritor Rogelio Guedea presenta su novela 41, en el Centro Cultural Adolfo Mexiac, ahí a media cuadra de El Trébol, en el centro, a las 8:30 de la noche. Aunque por el momento es imposible conseguir el libro (ya está agotado), los organizadores aseguran que el mero día sí habrá copias disponibles a la venta, así que habrá que llegar temprano para alcanzar ejemplar. Por otra parte, a las 8:00 de la noche, en el Taller de Teatro de Casa de la Cultura, Flor Larios estrenará el monólogo Minas bajo la piel, mismo que estará presentando durante dos fines de semana, por si gustan.
Estamos en la red: ErnestoCortes.com. Los leo: Ernesto@CuerdaCueroyCanto.com
En Job, obra de teatro de Enrique Olmos de Ita, un profesor universitario sin mucha estrella va sufriendo a lo largo de su día una calamidad tras otra, hasta terminar convirtiéndose en víctima de un secuestro. Cuando le quitan la capucha en la casa de seguridad, los plagiarios se dan cuenta de que Job no es la persona a la que habían estado siguiendo por semanas, y se enfrentan a la disyuntiva de eliminarlo o dejarlo ir. La circunstancia de haber estado en el lugar y momento equivocados termina saliéndole cara a Job, que no en vano se llamaba como el personaje bíblico. Las palabras misteriosas de hoy son: hado, parecencias, surrealismo.
II: Busquen a Juan Pérez
Cuando se desconoce la identidad de una persona involucrada en un asunto de la ley y el orden, en Estados Unidos se le llama con el genérico John Doe. En México es NN (por Nomen Nescio, en latín). En Corea es 洪吉童, Hong Gil Dong. Para efectos de esta historia el personaje principal se llamará Hong, por razones evidentes.
Resulta que Hong, trabajador de la construcción de la regasificadora en Manzanillo, es aficionado a los juegos de azar, y se ganó dos premios chonchos en el casino, para un total de 160 mil pesos. Alertados por alguien (¿cómo pasó la información del casino a los criminales?), a un grupo de malandros se les ocurrió que el súbitamente adinerado coreano sería presa fácil de un secuestro, y se pusieron a esperar cerca de la regasificadora, con la intención de venadearlo. La cosa es que Hong Gil Dong no era el único coreano en el lugar, así que en cuanto vieron salir a una persona de apariencia oriental, los malosos se le dejaron ir, sin darse cuenta que en realidad estaban levantando a Jeon Seok, también coreano, también trabajador de la regasificadora, pero sin miles de pesos encima.
III: Es que todos los chinos se parecen
En el episodio The grasshopper experiment de la serie de comedia The Big Bang Theory, el padre del Rajesh, el hindú amigo de los protagonistas Sheldon y Leonard, confunde a una persona con otra y se justifica diciendo “perdón, es que ustedes los blancos se ven todos iguales”. Este mismo razonamiento parece haber imperado con los secuestradores de Jeon Seok, que no repararon en que, en realidad, cada coreano es tan distinto y único como cada mexicano —cuestión de perspectivas, nomás—, y atacaron a la persona equivocada.
De acuerdo a lo reportado por El Correo de Manzanillo, Jeon Seok estuvo secuestrado durante el fin de semana, y el lunes fue abandonado en un paraje solitario, severamente golpeado, tras haberse convertido en víctima de la furia que, sin duda, debió imperar entre los maleantes al darse cuenta del error. Hong Gil Dong, por su parte, siguió sus días como si nada, muy campante, y se enteró hasta que ya todo había pasado. Quién sabe si vaya a regresar al casino.
IV: Cultura
Hablando de historias policíacas, mañana por la noche el escritor Rogelio Guedea presenta su novela 41, en el Centro Cultural Adolfo Mexiac, ahí a media cuadra de El Trébol, en el centro, a las 8:30 de la noche. Aunque por el momento es imposible conseguir el libro (ya está agotado), los organizadores aseguran que el mero día sí habrá copias disponibles a la venta, así que habrá que llegar temprano para alcanzar ejemplar. Por otra parte, a las 8:00 de la noche, en el Taller de Teatro de Casa de la Cultura, Flor Larios estrenará el monólogo Minas bajo la piel, mismo que estará presentando durante dos fines de semana, por si gustan.
Estamos en la red: ErnestoCortes.com. Los leo: Ernesto@CuerdaCueroyCanto.com
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