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La Columna Lítica y otros escritos.
I: Buenos días
En la película 2012, magnates alrededor del globo compran boletos de mil millones de euros para ocupar una cabina en las gigantescas arcas que han sido construidas por las principales potencias mundiales para sobrevivir al cataclismo que se viene. Con el desplazamiento de las placas tectónicas hay tsunamis por doquier, y la única manera de librarla, para una pequeñísima porción de la humanidad, es en ciudades flotantes que albergan a gobernantes, millonarios, e individuos seleccionados por sus habilidades en campos particulares – así como un grupo de colados, que le dan sabor y cursilería a la historia. La idea de las barcas gigantes como último reducto para la sobrevivencia de la especie humana no solamente es una fantasía de la ciencia ficción, sino una alternativa a considerar seriamente en caso de un evento cataclísmico. De hecho, hay gente que ya las está haciendo, aunque no tanto por razones de alarma apocalíptica, sino por muy claros intereses políticos y económicos. Las palabras misteriosas de hoy son: Las naciones flotantes, tercera (y última) parte
II: En el mar todo es felicidad
Peter Thiel fue, en el 2000, uno de los fundadores de Paypal, el sistema de pagos que revolucionó las transacciones por internet, y que fue adquirido un par de años más tarde por eBay, a razón de 1,500 millones de dólares. Thiel fue también uno de los primeros inversores en el naciente Facebook (y ahora ocupa un asiento en su junta de directores), y, hace un par de años, invirtió significativamente en (y llamó la atención internacional para) el Seasteading Institute, una iniciativa liderada por el economista (y antiguo ingeniero de Google) Patri Friedman, nieto de Milton Friedman, por más señas.
La misión del Seasteading Institute es “avanzar hacia el establecimiento y crecimiento de comunidades oceánicas autónomas permanentes, dando paso a la innovación con nuevos sistemas políticos y sociales. Al abrir una nueva frontera, pretendemos revolucionar la capacidad humana para mejorar la calidad de vida en todo el mundo, por medio de la experimentación y competición entre los gobiernos”. En otras palabras, se trata de aplicarse en serio a eso de crear una nación flotante.
De acuerdo a su documento oficial de Estrategia Organizacional, el SI tendrá, para finales de este año, a un individuo viviendo de manera permanente en una instalación marítima, y para mayo del 2011 habrá una familia en las mismas condiciones. A cinco años, el objetivo es ofrecer albergue a al menos 150 individuos, y para el 2019 esperan conformar una comunidad de 1000 personas viviendo en comunidades residenciales marítimas alrededor del mundo, habiendo ya establecido “diálogos significativos y abiertos con departamentos relevantes del gobierno de los Estados Unidos y las Naciones Unidas”.
El objetivo de Friedman, Thiel y colegas, es que para el 2059 los seasteaders se cuenten en número de al menos 5 millones, y que ya varios de los enclaves marinos sean reconocidos de manera oficial como estados soberanos por “otras potencias” del mundo (implicando que Seasteading ya será una potencia para entonces). Dentro de un siglo, Seasteading se visualiza como un poder de 500 millones de habitantes, llevando a que “los efectos del gobierno competitivo y de la geografía fluida sean aparentes, y sean discutidos abiertamente por los líderes mundiales como un factor significativo al moldear su propia política para tomar decisiones”. En otras palabras, “¿ah, miedo?”.
El Seasteading Institute está registrando membresías y aceptando donadores, por si gustan. Estamos en la red: http://www.ernestocortes.com/. Los leo: Ernesto@CuerdaCueroyCanto.com
II: Sí, su majestad
Sealand es, literalmente, una vil plancha metálica suspendida sobre dos pilotes a unos 20 metros por sobre el nivel del agua. Sobre esta plancha hay un galerón, cuyo techo se usa como helipuerto, y no mucho más. Hay una antena, y una bandera, y por algún tiempo tuvo a varias personas como habitantes fijos. Eso fue bastante para que declararan su independencia y se establecieran como una micronación que, si bien no es reconocida por los ingleses, sí es tolerada, y tiene un estatus lo suficientemente ambiguo como para que varias compañías de almacenamiento de datos en internet tuvieran interés en establecerse ahí. Por un tiempo, HavenCo, una empresa especializada en guardar información y ofrecer secrecía a sus clientes (como un banco suizo, pero de datos), “rentó” el país completo, para establecer ahí sus servidores, considerando que Sealand no ha firmado ningún acuerdo internacional contra el almacenamiento de datos que infringen derechos de autor, o que incluyen información que podría ser considerada ilegal, como piratería o pornografía. Otra empresa, The Pirate Bay, trató de comprar la isla, pero parece que no le llegaron al precio al príncipe regente, Michael Bates, soberano en funciones ahora que su anciano padre decidió irse a vivir a tierra firme.
Hace algunos años hubo un incendio mayor en la plataforma, lo que provocó una evacuación, y en realidad la información actual sobre Sealand es confusa. Parece que la están vendiendo, aunque como un principado no se puede vender, lo que ofrecen es la “transferencia de custodia” a quien aparezca con 750 millones de euros contantes y sonantes. Por otra parte, tras un fallido golpe de estado en 1978, hay un autoproclamado “gobierno en el exilio”, y hace un año, para enredar aún más las cosas, un alemán que se autonombra Rey Marduk clamó la posesión de Sealand, considerando que, según él, al no haberse mencionado la isla en los tratados post Segunda Guerra Mundial, es terra nullius, susceptible de ser reclamada por el primero al que se le ocurra invocar el hueco legal, o sea a él. (continuará)
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