Conciencia

viernes, 15 de enero de 2010

Martes 12/ene/10: O padre baloneiro, los voladores


I: Buenos días
Cuando tenía 13 años, Larry Walters vio en una tienda de excedentes militares unos globos para sondas climáticas y por primera vez le vino la idea de que, contando con el suficiente número de globos, podría volar. Pasarían dos décadas y un intento por enlistarse en la fuerza aérea (infructuoso, por sus problemas de visión) antes de que cumpliera su sueño. El 2 de julio de 1982, Larry y su novia llenaron de helio 45 globos de 2 metros y medio comprados con requisiciones falsas (al igual que los tanques de gas), y los ataron a una silla de jardín común y corriente. Larry se puso un paracaídas, tomó una pistola de balines, un radio CB, varios sándwiches, una cámara, y unas cervezas heladas, se amarró a la silla y se lanzó a surcar los aires, partiendo de su patio, en la ciudad de San Pedro, California. Las palabras misteriosas de hoy son: locos, voladores, visionarios.

II: I believe I can fly…
Cuando sus amigos cortaron la cuerda que ataba la silla a su jeep, los globos lo llevaron rápidamente a una altura de más de 4500 metros. Con lo que no contaba, es con que los vientos lo acercarían al corredor de aproximación del Aeropuerto de Los Ángeles, interrumpiendo de este modo la circulación aérea. Luego de 45 minutos de vuelo, comenzó a disparar a los globos, para reducir la altura, pero la maniobra le salió mal y la pistola escapó de sus manos, así que se tuvo que resignar a descender lentamente, hasta que los globos se enredaron en unas líneas eléctricas (causando un apagón en Long Beach) y finalmente el improvisado volador fue arrestado por las autoridades.

Lo peculiar del asunto es que la policía, que originalmente lo quería multar con $4500 dólares, tuvo que rebajarle a $1500, pues el delito de operación de un artefacto aéreo sin certificado no aplicaba, ya que en las leyes jamás se había contemplado que a alguien se le pudiera ocurrir volar en una silla con globos, de modo que eso no estaba explícitamente prohibido. Cuando le preguntaron que por qué lo había hecho, Walters respondió “un hombre no puede quedarse ahí nomás sentado”.

Como era de esperarse, Walters se convirtió instantáneamente en una celebridad, y fue invitado a la televisión, su historia y su foto se imprimió en los periódicos y varias compañías le ofrecieron contratos de publicidad. Como era también de esperarse, la fama se fue con la misma velocidad con que había llegado, y el volador de los globos terminó sus días como guardia de seguridad privada, cometiendo suicidio en 1993.

III: O padre baloneiro
Desde entonces, ha habido muchos imitadores de Walters (incluyendo a los Mythbusters); sin embargo, el más famoso de los imitadores, un sacerdote brasileño que pretendía recaudar dinero con su vuelo, no tuvo un final feliz. El 20 de abril de 2008, el padre Adelir Antonio de Carli, que ya había realizado antes un vuelo similar de Brasil a Argentina, se lanzó a los aires montado en una silla que pendía de 1000 globos llenos de helio. Su objetivo era romper el record existente de 19 horas en el aire, y se preparó a conciencia para ello, tomando cursos de supervivencia y montañismo (además de que era un experimentado paracaidista). Sin embargo, lo que nunca aprendió fue a usar el GPS que le tendría que ayudar a reportar su posición en caso de peligro, y esa fue su perdición.

El padre Carli alcanzó los 6000 metros de altura antes de perder contacto con tierra. Los vientos lo fueron empujando hacia el mar, y lo último que se oyó de él fue una llamada telefónica en la que pedía auxilio e instrucciones para operar el GPS. Los rescatistas marítimos solo encontraron globos desinflados flotando, pero no rastros del sacerdote, hasta que 2 meses más tarde la parte inferior de su cuerpo fue encontrada flotando en el océano. Ese mismo año le fue otorgado, de manera póstuma, el Premio Darwin, que reconoce a “gente que hace un servicio a la Humanidad al removerse a sí misma del acervo genético”.

III: Otra cosa: otros voladores
Ayer fue el natalicio del científico suizo Albert Hofmann, uno de los personajes más influyentes para la cultura occidental a partir de la segunda mitad del siglo XX. Indirectamente (y ni tanto), a él se deben íconos culturales como los Beatles después del Sgt. Pepper, la obra (y muerte) del escritor Aldous Huxley, la música de Pink Floyd, e incluso (aseguraba el beisbolista) el famoso juego sin hit ni carrera pichado por Dock Ellis en 1970 para los Piratas de Pittsburgh contra los Padres de San Diego. Albert Hofmann murió hace 2 años; ayer habría cumplido 104 de edad. Como diría Ali G, respek.

Estamos en todas partes: www.ErnestoCortes.com. Los leo: Ernesto@CuerdaCueroyCanto.com.

1 comentario:

Oscarh dijo...

No sé si ya lo habías visto.. me acordé, y está bastante bueno, jaja
http://www.youtube.com/watch?v=_vUhSYLRw14