Roman Opalka llega al número 4'000,000
I: Buenos días
Cuenta la leyenda que una tarde de 1965, mientras esperaba a su esposa en un café de Varsovia, al pintor Roman Opalka le vino la epifanía que le permitiría resolver, artísticamente, el problema que había estado zumbando en su mente por un rato: cómo materializar la pintura del tiempo. Llegó a su estudio, preparó un lienzo con las medidas justas para que luego pudiera salir por la puerta (196 x 135 cm.), lo fondeó en negro, y pintó un pequeño número 1 blanco en la esquina superior izquierda del cuadro. Luego pintó un 2, con la misma caligrafía, del mismo tamaño, e inmediatamente a la derecha del primero; siguió entonces con un 3, un 4, un 5, y continuó así, hasta el final del día. Al día siguiente, retomó desde donde se había quedado, y siguió llenando el lienzo de números, día tras día, hasta que, al llegar al 35 327, se le acabó el espacio en el cuadro. Preparó otro lienzo y siguió pintando números. Desde 1964 hasta el día de hoy, Roman Opalka no ha parado de pintar los números, desde el uno hasta el infinito. Las palabras misteriosas de hoy son: el arte de lo eterno.
II: Al infinito y más allá
Tres años después de iniciar la obra a la que dedicaría el resto de su vida, Roman Opalka comenzó a ampliarla: instaló una grabadora en su estudio, y se puso a registrar en voz alta cada número conforme lo completaba, recitándolo en polaco. Asimismo, comenzó a tomarse una foto al final de cada jornada de trabajo. A la fecha, se ha tomado casi 17 mil retratos, documentando día a día, literalmente, su proceso de envejecimiento de los 34 a los 79 años que tiene hoy. El conjunto de fotos, bits de audio y lienzos con números han sido usados por Opalka para instalaciones de su obra en galerías alrededor del mundo.
Cuando llegó al número un millón, en 1972, Opalka decidió empezar a agregar un 1% de blanco a cada cuadro (él los llama “Detalles”) que completara a partir de entonces. Así, cada Detalle se ha ido aclarando conforme las cifras crecen y los millones se suceden. Actualmente, pinta y graba alrededor de 280 números al día. De acuerdo a sus cálculos, para cuando llegue al número 7 777 777, lo cual ocurrirá dentro de algunos cinco años, estará pintando números blancos sobre un fondo igualmente blanco. Dice el artista: “mi objetivo es llegar al blanco sobre blanco y seguir todavía vivo”.
III: Los locos somos otro cosmos
Roman Opalka no es un caso único en el mundo de obsesión artística con el tiempo y el infinito, aunque sí es el del proyecto más longevo registrado a la fecha: sus 45 años de trabajo diario de pintura, autorretrato y grabación de audio no tienen par. Hay, sin embargo, muchos otros individuos alrededor del globo, tanto artistas como mortales, que se dedican de manera rigurosa a registrar el paso del tiempo sobre sus personas o su entorno a través de proyectos visuales a los que se han avocado de manera formal hasta el día de sus muertes. Con la aparición de la red en la escena mundial, se han dado a conocer y se han hecho populares obras similares, que van de la fotografía familiar anual (Nicholas Nixon, The Brown Sisters, 1975- ), al registro diario del desarrollo de una hija desde el día del nacimiento hasta su mayoría de edad (Friedl Kubelka, 1978-1996).
(Continuará). Estamos en la red: www.ErnestoCortes.com. Los leo: Ernesto@CuerdaCueroyCanto.com.
1 comentario:
Gracias por este articulo, es el mejor que he leido sobre este "caso" facinante que es Opalka.
Saludos
Ari
Publicar un comentario