Conciencia

viernes, 9 de mayo de 2008

Jueves 7/may/08: El hijo problema de Hofmann



I: Buenos días
La semana pasada, a la edad de 102 años, murió el farmacólogo suizo Albert Hofmann, uno de los personajes más influyentes en la cultura occidental durante el último siglo. Aunque su trabajo es plenamente comprendido por un círculo más bien pequeño de científicos e intelectuales, las consecuencias del mismo pueden ser encontradas en muchas manifestaciones de la cultura contemporánea. Sin Hofmann, la historia nos hubiera pintado distinto en muchos aspectos: desde la concepción de la doble hélice del ADN al White Album de los Beatles, pasando por la invención del mouse, el movimiento hippie, la cultura psicodélica, el concepto de hiperespacio, y muchos pasos clave en el entendimiento de cómo funciona la mente humana. Hofmann le dio a la humanidad la droga más estudiada y comprendida por la ciencia, y a la vez una de las más demonizadas e incomprendidas por los gobiernos y el gran público: la dietilamida de ácido lisérgico. La palabra misteriosa de hoy es: LSD, primera parte. La advertencia: no es apología, es historia.

II: Mein sorgenkind
Hofmann descubrió las propiedades psicodélicas del (la) LSD de manera accidental, cuando sin proponérselo absorbió una cantidad mínima de la sustancia que había quedado impregnada a sus dedos mientras trabajaba con compuestos derivados del cornezuelo de centeno, en busca de fármacos útiles para la medicina. Intrigado por la embriaguez y el estado alterado de conciencia que había experimentado como resultado de esta intoxicación, Hofmann realizó, el 19 de abril de 1943, el primer autoensayo de LSD voluntario en la historia, resultando en un viaje lleno de alucinaciones visuales y distorsiones del tiempo, así como un pánico inicial que, poco a poco, dejó lugar a una sensación de gratitud y bienestar. A pesar de que los estímulos visuales y sonoros externos provocaban reacciones desproporcionadas en el cerebro de Hofmann, él pudo notar que su autoconciencia y su sentido racional no se veían afectados por la droga, sino que antes bien, el efecto de la sustancia le permitía acceder a memorias y a regiones de su mente que él ni siquiera sospechaba poseer.

Pronto se encontró que la nueva sustancia sería útil para la psicoterapia. El psiquiatra checo Stanislav Grof fue uno de los primeros profesionales de la salud que experimentó personalmente con el LSD y que vislumbró su aplicación terapéutica. Decenas de científicos en Europa y, posteriormente en Estados Unidos, comenzaron a investigar las propiedades del fármaco, y fueron documentando formalmente los resultados (uno de los pacientes célebres de esta época fue Cary Grant). Así, la LSD es a la fecha la droga sobre la que más artículos científicos se han escrito (más de 1000) y sobre la que más investigación legal se ha realizado. Sin embargo, pasaron solo 15 años de investigación académica antes de que los gobiernos del mundo, liderados por el de Estados Unidos, decidieran prohibir todo uso de la sustancia, en vista de que había salido de los laboratorios a las calles, y que había pasado de medicamento a estimulante.

III: El apóstol
Cuando el doctor Timothy Leary, ex profesor de la Universidad de Harvard, pisó la cárcel en enero de 1970, no estaba muy preocupado. Su tercer arresto, por posesión de drogas ilegales, resultó en una sentencia de 10 años, pero serían solo 10 meses lo que el psicólogo y filósofo pasaría tras las rejas: al ingresar en la prisión se le aplicaron una serie de tests de personalidad para determinar su perfil; habiendo él mismo diseñado las pruebas en su época de investigador y académico, las respondió de tal forma que pareció dar el perfil de una persona conformista y tranquila, con una gran afición por la jardinería. Esto resultó en su colocación en un área de baja seguridad, trabajando como jardinero, precisamente, y en su posterior evasión no violenta, que lo llevó a Argelia, luego a Suiza, a Líbano y finalmente a Afganistán, siempre con la justicia pisándole los talones, hasta regresar, extraditado, a Estados Unidos, donde el presidente Nixon lo había catalogado como “el hombre más peligroso de Norteamérica”.

El crimen de Timothy Leary fue dar a conocer el LSD al gran público, algo que le fue reprochado amargamente por la comunidad científica, pues sacó el fármaco del contexto controlado del laboratorio para convertirlo en un estimulante popular que fue visto por el gobierno como un problema de salud pública, lo que resultó en su prohibición. Leary, como profesor de Harvard, condujo los primeros experimentos con la droga en Norteamérica. Sin embargo, a decir las autoridades universitarias, pronto los experimentos se convirtieron en orgías y bacanales fuera de control que ya nada tenían que ver con la investigación científica. Expulsado de Harvard, Leary se convirtió en gurú del recién nacido movimiento psicodélico, autonombrándose apóstol del LSD y promoviendo su uso.

No solamente los hippies sesenteros aprovecharon la nueva droga. En círculos científicos, artísticos e intelectuales, el LSD se convirtió en la droga de moda y en catalizador de un movimiento que abarcaría muchas ramas de las artes, las ciencias y la tecnología: pintores, programadores, biólogos, músicos, diseñadores, escritores, y una larga lista de profesionales y artistas vieron influido su trabajo por el ácido lisérgico. Descubrimientos científicos, innovaciones tecnológicas y una nueva forma de hacer arte y de concebir al mundo vendrían aparejados con la popularización del LSD. (Continuará)

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