Conciencia

miércoles, 24 de octubre de 2007

Martes 23/oct/07: Publicidad hasta acá



I: Buenos días
“¿Cuál es tu número de celular?”, me preguntó mi amigo. Le dicté los siete últimos dígitos. “Eres Telcel, ¿verdad”. “Yo no soy Telcel —le contesté muy ofendido—, mi celular es de esa compañía, pero yo no soy Telcel”. Las palabras misteriosas de hoy son: publicidad al ataque.

III: Lléguele, lléguele
Dice el cómico escocés Craig Ferguson que odia los infomerciales, en primer lugar porque son su competencia (12:30 de la noche por CBS), y en segundo, porque se las arreglan para inventar un problema que no tienes y luego venderte una solución que no necesitas.

Así pasa con muchas de las cosas que se nos ofertan diariamente a través de infinidad de medios: la tele, la radio, impresos, espectaculares, letreros, carteles, en la panza de los autobuses, e incluso en el interior de algunos camiones urbanos que cuentan con esas terribles televisiones que vomitan publicidad como si quisieran volverlo a uno zombi. Por todos lados se nos venden cosas. Ni qué decir del teléfono, el celular, el correo, la fila del banco, la salida del súper, internet, y las ubicuas botargas del Doctor Simi. Por todos lados hay alguien queriendo vendernos algo, de tarjetas de crédito a pócimas para asegurar la erección.

Con tanta competencia, y tanta piratería en servicios y productos, los publicistas han tenido que afilar el mensaje, y apuestan ahora a que sus productos sean parte de nosotros, y emplean verbos y formas gramaticales en los que se invade al individuo y se pervierte el sentido de las cosas. Aceptamos diariamente mensajes absurdos y transgresores que por lo repetitivo se han hecho naturales: “El lado Cocacola de la navidad”, “la vida es mejor con Sabritas”, “soy totalmente Palacio”, “yo soy Telcel y tú también”, “Powerade está en ti”, “el esternocleidomastoideo es propiedad de Bengué”.

II: Insight
Estaba en una taquería. Pedí agua fresca, pero no había. Me dirigí, resignado, al refrigerador de puerta transparente donde estaban los refrescos. “Manzana o Mirinda”, pensé mientras me acercaba. Mi mano dudó un segundo al dirigirse a las botellas, pero a medio camino vino a mi cabeza una imagen del Blue Man Group, la compañía de percusionistas que hizo comerciales de Mirinda (y de los procesadores Intel) hace algunos años, y mi mano se decidió por la botella de líquido naranja. Perdí.

IV: Información
El año pasado, en Ottawa, una amiga que estaba embarazada recibió por paquetería unas latas de fórmula para bebé, enviadas por la compañía que las fabrica. Se asustó. ¿Cómo sabía la compañía que ella estaba embarazada? Fácil: penetrando en la base de datos del sistema nacional de salud, a través de algún funcionario corrupto. Si esto ocurre en Canadá, pensé, ¿qué no podrá ocurrir en México?

Los registros de salud, el padrón electoral, el sistema tributario, la información de las empresas y sus empleados, la matrícula de las escuelas, los servidores de correo electrónico y las comunidades en línea como Myspace o Blogger, son bases de datos muy valiosas. En estos tiempos de comunicación instantánea, de capacidades astronómicas de almacenamiento y manejo de datos, de mercaderes desesperados por vendernos sus abalorios, hay que andarse con cuidado y redefinir el concepto de privacidad. Tanto las instituciones como los individuos tenemos la obligación de asegurar la confidencialidad de ciertos datos y de manejar éticamente la información que se resguarda. Por el momento los resultados visibles de la indiferencia a los pasos de la publicidad son correo no deseado y llamadas telefónicas molestas, pero en un futuro no muy lejano los publicistas se van a soltar en serio si no se establecen reglas nuevas al juego.

Estamos en la red: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernesto@cuerdacueroycanto.com

3 comentarios:

A i n a r a * dijo...

aaay netito jaja, ya neta nada mas me da risa como aunke te kejes de todo este rollo mercadologico donde el bombardeo publicitario es ya parte de nuestra cultura, de todas formas no te salvas! si no es por una cosa tan simple como no kerer tomar refresco de cola y pedir agua ( y zopatelas! sucede ke el agua es de la embotelladora de coca cola :lease ciel: )no puedes escaparte de todo esto ke sucede en la era de la globalizacion y la tecnologia.. y lo ke se agregue...
incluso me siento un poco ofendida jaja, recuerda ke soy una mercadologa en proceso.. asi ke yo vivire de todo esto ke a ti te choca :P

Ernesto Cortés dijo...

discúlpame pero perdóname. En estos tiempos de globalización y todo también se puede ser un mercadólogo decente. No a huevo tienes que ser de la borregada. Ya depende de ti.

A i n a r a * dijo...

ah ps claro ke no voy a ser de la borregada, soy una mercadologa en proceso bien decente, tu lo sabes, y bien chida (tmb lo sabes jeje).