Conciencia

miércoles, 24 de octubre de 2007

Jueves 25/oct/07: Pitcairn, parte I

(Clic en la imagen para ver a mejor resolución)

I: Buenos días
En esta columna de pronto damos saltos mortales en cuestiones de tema y tiempo. Por ejemplo, hemos hablado de magos del siglo XIX, de las elecciones en Timor Oriental, de los primeros diputados colimenses (que no cobraban sueldo), en fin. Hoy vamos a hablar del país más remoto del mundo, el de más difícil acceso, el de la economía más precaria, el que tiene menos habitantes, y el que es menos mencionado en los periódicos. Tiene otra particularidad: la tercera parte de su población masculina ha estado en la cárcel, purgando condenas por violación. Las palabras misteriosas de hoy son: las Islas Pitcairn, primera parte.

II: Motines
Mañana se cumple el aniversario número 219 de la conclusión de una de las travesías marinas más laboriosas de la historia: la del Bounty, barco de 91 pies de eslora que salió el 23 de diciembre de 1787 del puerto inglés de Spithead rumbo a Tahití, en el Océano Pacífico y tardó diez meses en llegar a su destino. Propiedad de la Marina Real Británica, la misión final del Bounty era llevar plantas de árbol de pan (Artocarpus altilis) de Tahití a las colonias inglesas en América, donde se esperaba que la planta sirviera para alimentar a los esclavos (lo cual a fin de cuentas fue un proyecto fallido). Originalmente, William Bligh, el comandante de la nave, cruzó el Océano Atlántico e intentó llegar al Pacífico vía el Cabo de Hornos (Chile), lo cual resultó imposible, debido al mal tiempo. El barco tuvo que volver a cruzar el Atlántico, doblar el Cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica) y cruzar todo el Océano Índico, y luego la mitad del Pacífico, para finalmente llegar a Tahití, donde se dispusieron a cultivar en macetas las plantas que llevarían a América.

La cuestión fue que, a lo largo de los cinco meses que les tomó colectar y preparar 1015 plantas de árbol de pan, los miembros de la tripulación se relacionaron con mujeres tahitianas, varios de ellos se casaron y adoptaron los modos de los nativos, llegando incuso a tatuarse a la usanza del lugar, y en general se acostumbraron a una vida paradisíaca que jamás hubieran soñado en Europa (recordemos que un siglo después, el pintor Paul Gaugin sucumbiría al mismo encanto, enamorado de las mujeres tahitianas). De manera que cuando el comandante Bligh dio la orden de partir, no pocos desertaron, y los que se quedaron en el barco lo hicieron de mala gana.

Tres semanas después de haber partido de Tahití, los marinos del Bounty se amotinaron. Pusieron al comandante y a 18 marinos leales a él en una balsa de 21 pies de eslora, y regresaron a Tahití para recoger a las mujeres y disponerse a buscar una isla donde establecerse (y esconderse, porque la justicia inglesa los buscaría incansablemente durante los siguientes años). Fue así como nueve hombres británicos, seis tahitianos, once mujeres y un bebé fueron a dar a la isla de Pitcairn, donde quemaron y hundieron el Bounty y donde, a lo largo de los siguientes años, se matarían los unos a los otros, hasta llegar al punto en que solo quedaron en la isla ocho mujeres tahitianas y un hombre, John Adams, así como algunos niños. Por cierto, el primer niño nacido en Pitcairn fue el hijo de Fletcher Christian, el líder del motín, a quien le fue puesto el nombre de Thursday October Christian, porque había nacido un jueves de octubre. Curiosamente, en realidad había nacido un miércoles, porque los amotinados habían cruzado, sin saberlo, la línea de cambio de día, y no habían ajustado sus calendarios.
Como nota al pie de página, el comandante Bligh y sus 18 hombres, abandonados a su suerte en medio del Océano Pacífico, realizaron una de las más grandes proezas en la historia de la navegación, al remar 6710 kilómetros a lo largo de 47 días, contando solo con un reloj y un sextante para orientarse, logrando llegar hasta la isla de Timor, desde donde fueron repatriados a Inglaterra y donde Bligh fue ascendido a capitán (aunque esa es otra historia).

Así pues, para 1808, diez adultos habitaban la isla, y uno solo era hombre. Hoy, 199 años después, son solo 51, según el conteo del 15 de agosto pasado.

IV: A todo esto…
Hablamos de las Islas Pitcairn hoy por capricho, porque en realidad el tema era Tokelau. Tokelau es el tercer territorio menos poblado del mundo (después de Pitcairn y del Vaticano), y ayer terminó el referéndum por medio del cual se definiría si sigue siendo un territorio de Nueva Zelanda o se convierte en un país independiente. Los 789 adultos del país votaron, pero hasta este momento no nos han llegado las noticias con los resultados, para saber si agregamos un país nuevo al mapa.

Si alguien sabe, me avisa: ernesto@cuerdacueroycanto.com. En el blog pueden ver fotos y la localización exacta de Pitcairn: ernestocortes.blogspot.com. Concluiremos esta historia el próximo sábado.

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