La primera vez que vi a Borat, en una entrevista con Jon Stewart, pensé que se trataba de una persona y no de un personaje. Me desconcertó totalmente su antisemitismo y el hecho de que emitiera tan abiertamente opiniones políticamente incorrectas como si se tratara de chistes, ofendiendo al mismo Stewart, judío por cierto, quien tuvo que cortar abruptamente la entrevista.
Borat Sagdiyev es en realidad uno de los personajes de Sasha Baron Cohen, un actor inglés, judío, que aparició en la televisión británica en 1998, con su personaje Ali G, un “periodista” mezcla de rapero, pandillero y rastafari, que se expresa con una gramática incorrecta hasta el absurdo y que aparenta ser un verdadero ignorante, aunque en un descuido puede disparar preguntas inteligentes y meter a la gente en aprietos.
En 2000, Ali G tuvo su propio programa, The Ali G Show, de donde surgió Borat, un periodista kazajo dedicado a mostrar, a través de reportajes, la vida social en Inglaterra (y de Estados Unidos, cuando HBO produjo la segunda temporada del show). Borat expresa su misoginia y odio a los judíos constantemente, además de provocar situaciones incómodas debido, supuestamente, a su ignorancia de las reglas sociales y costumbres occidentales (la cúspide de estas situaciones podría ser cuando trató de llevar –literalmente- a la cama, nada menos que a Martha Stewart, en el programa de Jay Leno).
Caracterizado, Baron Cohen ha entrevistado a decenas de figuras públicas que, sin sospecharlo, han sido el hazmerreir a través de entrevistas cuyo propósito en realidad es desconcertar al cuestionado para hacerlo decir cosas absurdas o incluso peligrosas. James Broadwater, candidato republicano ultraconservador al Congreso norteamericano fue entrevistado en 2004 por Borat, quien lo hizo decir “yo pienso que los judíos se van a ir al infierno”. De igual manera, Ali G hizo asegurar a Edwin Aldrin que “la luna existe”, y exasperó hasta el límite a Noam Chomsky mismo, a quien hizo una entrevista sobre el lenguaje. Otros blancos han sido David y Victoria Beckham, Pat Buchanan, Jenna Jameson, Donald Trump y una larga lista de personajes, entre los que destaca Boutros Boutros Ghali (a quien Alí G llama “Boutros Boutros Boutros Boutros Ghali”) ex secretario general de las Naciones Unidas, que es cuestionado insistentemente sobre la posibilidad de que Disneylandia se convierta en un país aceptado en
La primera película de Sasha Baron Cohen fue Ali G Indahouse (2002) que no tuvo tanto éxito como su sucesora, Borat: Enseñanzas culturales de América para hacer beneficio a la gloriosa nación de Kazajstán (2006), misma que obtuvo una nominación al Oscar por Mejor Guión, aunque, irónicamente, la mayor parte de la película se basa en la improvisación y la generación de situaciones extremas, a partir de un supuesto reportaje para el que Borat es comisionado por parte del Ministerio de Información de su país.
La película ha despertado polémica como ninguna otra comedia lo había hecho antes, incluso a niveles gubernamentales. En Kazajstán las opiniones están divididas, pues mientras unos se quejan de que Borat los hace ver como un pueblo primitivo y salvaje, otros dicen que él ha logrado en pocos años lo que las autoridades no habían podido en 15 de independencia: poner al país en el mapa, hacer que se hable de él, despertar la curiosidad internacional sobre esa enorme nación de la que se sabe tan poco. En cuanto al sexismo y el antisemitismo, Baron Cohen los justifica como parodias llevadas al extremo para ridiculizar a los que sostienen en la vida real esas posturas.
Un momento delirante de la película de Borat se da cuando el periodista es invitado a cantar el himno norteamericano en un rodeo en Texas, pero antes de hacerlo se lanza a una perorata donde, entre otras cosas, dice a los asistentes que en su país “apoyamos su guerra de terror” y hace votos porque “George Bush mate a cada hombre, mujer y niño de Irak”. Al final de la arenga, se lanza a cantar el supuesto himno de Kazajstán, que en realidad es una serie de diatribas contra todos los otros países del mundo. Borat tuvo que salir huyendo, junto con el equipo de producción, porque la multitud estaba dispuesta a lincharlo.
Es un humor provocador, retador, por decir lo menos. No aspira a ser un humor cómodo, sino todo lo contrario: está lleno de púas y trampas, pero también está presentado por un actor de cualidades extraordinarias para la comedia, que nunca deja su personaje y que no acepta dar entrevistas si no es caracterizado como Ali G, como Borat, o como Bruno, el reportero austriaco homosexual que será el personaje central de una nueva película que será estrenada en el 2008. Ya sea en cine o por internet (youtube.com) vale la pena ver el trabajo de Sasha Baron Cohen. Puede gustarle o no, pero es seguro que no lo dejará impasible.
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