Conciencia

lunes, 13 de julio de 2009

Martes 14/jul/09: Carreritas


I: Buenos días
Se notaba que el evento era organizado por abogados, porque el del micrófono decía “les pedimos a los atletas que tengan un poco de paciencia, los jueces están deliberando y en unos minutos más entregarán su veredicto”. En atletismo, los jueces no “deliberan”, ni tampoco emiten un “veredicto”: es tan sencillo como que el más correlón gana, pero como se trataba de la Segunda Carrera del Día del Abogado, había que expresarse ad hoc. La gente no se desesperaba, al contrario, el ambiente frente a Palacio de Gobierno era de convivencia dominguera entre amigos y familia, unos contentos de haber ganado; otros, como yo, contentos de haberla terminado en pie. Las palabras misteriosas de hoy son: a las carreras.

II: “En aquel tiempo, y muy buen tiempo que era…”

Hace 13 años fui candidato al Premio Estatal del Deporte. En ese entonces era un atleta bastante decente, con una larga lista de carreras regionales y nacionales en los zapatos y muchos kilómetros recorridos. Competía en caminata, en una época en que la marcha mexicana era, junto con la rusa, la más fuerte del mundo: ser campeón nacional prácticamente te aseguraba una medalla en Mundial o en Olimpiada, tan bueno era nuestro nivel en aquel entonces. Sin embargo, cuando entré a la universidad cambié las pistas por las letras, y dejé de mover las piernas como no fuera para desplazarme a ritmos más civilizados y cotidianos. Así pues, fue una bonita experiencia el regresar este fin de semana a esa sensación de moverse velozmente hacia algo, aunque al cuarto kilómetro ya pedía esquina.

III: “Run, Forrest”
A excepción de un pequeño grupo altamente competitivo (y casi todos fuereños), la mayoría de los que participamos en la carrera íbamos en plan de convivencia. Grupos de amigos que se reunieron para correr, parejas de novios o esposos, padres y madres con sus hijos. Como un gesto muy positivo, los organizadores decidieron dar algunos reconocimientos especiales: a la corredora de menor edad (3 años y 3 meses), al corredor más longevo (don José Luis El Cantarrecio, dándole duro a sus 82), y a otro par de corredoras que, a pesar de estar por debajo de la edad de la categoría libre, hicieron un papel destacado.

En general la organización de la carrera fue muy buena, y hubiera sido excelente, a no ser por dos detalles que, si bien no empañaron gravemente el evento, sí deben servir de experiencia si la carrera se piensa convertir en una tradición anual.

Por un lado, la capacidad de convocatoria de la organización rebasó a la misma a la hora de la llegada: a manera de detalle amable, los organizadores regalaron fruta, pero ésta solo fue suficiente para un número relativamente pequeño de atletas: los que llegaron más o menos pronto a la meta (yo alcancé manzana, por suerte), pero a los que llegaron trotando lento o de plano caminando ya no les tocó ni fruta, ni electrolitos. Cuando se acabaron los sueros orales, dieron Coca cola, y cuando ésta se terminó, pasaron a refrescos La Joya, y luego Frutsis, pero nunca dieron agua. Eso me sorprendió, porque hay gente en el Incode con conocimientos de fisiología que sabe muy bien que las bebidas coloridas y gasificadas (peor, la Coca cola) no son precisamente lo mejor para alguien que acaba de correr 5 kilómetros. Hubo buena voluntad, pero no sentido práctico.

Por otro lado, algo que sí fue una falta de respeto para los atletas es que solamente registraron la llegada y el tiempo de los primeros lugares, de modo que los que corrimos más lento nos quedamos sin saber ni en qué lugar quedamos ni el tiempo que hicimos. Si lo organizaron todo para que fuera familiar y de convivencia, no había razón para que la política para registrar llegadas fuera tan elitista y grosera. Hasta en la más humilde carrera de pueblo se registra la lista completa de llegada, nunca había visto que en una competencia solo pusieran atención a unos cuantos. Pero bueno, ojalá que esas fallas en la organización sirvan de aprendizaje y que cada año esta carrera vaya mejorando. En general fue un evento agradable, que reunió a una buena cantidad de gente que se la pasó bien, y eso es para agradecérselo al Supremo Tribunal de Justicia y al Incode.

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