Conciencia

miércoles, 21 de enero de 2009

Martes 20/feb/08: Goodbye Mr. Bush, El destino de los tiranos



I: Buenos días
Se acabaron, por fin, los ocho años de la aciaga era de Bush hijo. Hoy a media mañana, Barack Obama irá en limosina a recoger al todavía presidente a la Casa Blanca, y ambos serán conducidos al Capitolio, en cuyo pórtico oeste se realizará la ceremonia en la que Obama pondrá su mano izquierda sobre la pequeña Biblia que perteneció a la familia Lincoln (y sobre la que juró el presidente abolicionista, vaya símbolo) y con la mano derecha levantada pronunciará las palabras con las que solemnemente jura desempeñar la presidencia de su país preservando, protegiendo y defendiendo la Constitución (“y que Dios me ayude”, dice el juramento al final). Luego, acompañará a Bush y a su esposa al auto y los despedirá para siempre, esperamos. Seguirá el desfile de celebración, y por la noche las recepciones y los banquetes. En su banquete de inauguración, Bill Clinton tocó al saxofón una pieza de Duke Ellington, acompañado por la banda de Bruce Springteen. Veremos si Obama baila con Beyoncé. Las palabras misteriosas de hoy son: Goodbye, Mr. Bush.

II: Final no feliz
Los tiranos nunca terminan bien. Anastasio Somoza, el último de una familia que durante medio siglo saqueó Nicaragua, acabó sus días hecho carbón por un lanzagranadas RPG-7 que hizo lo suyo con el Mercedes que rodaba por la calle Francisco Franco en Asunción, Paraguay, donde el exdictador se había exiliado con su amante de muchos años (en su carta de renuncia a la presidencia nicaragüense, que escribió a mano, Somoza decía “cuando salgan las verdades, me darán razón en la historia”). Mobutu Sese Seko nunca pudo regresar al Congo (a Zaire, pues), que con mano dura rigió y con mano hábil despelucó durante tres décadas, y murió en el exilio, repudiado y desprestigiado, doblado por los dolores del cáncer de próstata que todos sus millones no pudieron evitar. Cuando Pinochet murió (irónicamente, el Día de los Derechos Humanos), la rueda de la justicia ya se había puesto en marcha contra él; en el velorio, un nieto de Carlos Prats esperó seis horas haciendo fila para largar un salivazo sobre el vidrio del féretro de Pinochet; previsor, el exdictador había establecido su deseo de ser cremado, evitando así posibles ultrajes a sus restos. Ronald Reagan no sabía quién era él mismo en sus últimos años, liberado de la carga de sus pecados por el Alzheimer que le borró el recuerdo de los días. Cuando Baby Doc Duvalier huyó de Haití cargado de dólares, una turba derribó el mausoleo de su padre, Papa Doc, y profanó la tumba (las versiones difieren en si el cadáver estaba o ya no). A Mussolini lo ejecutaron, y su cuerpo terminó colgado cabeza abajo para que la gente le pudiera escupir a la cara. René Barrientos pereció en un sospechoso accidente de helicóptero, un par de años después de haber ordenado la muerte del Che, y cuando su cuenta andaba por los 8,000 ejecutados. Saddam Hussein fue estrangulado en una ceremonia vergonzante y desorganizada que alguien grabó clandestinamente en un celular. Hitler se suicidó.

George Bush no va a terminar bien sus días. Alguien con tantas cuentas pendientes con el mundo no puede terminar tranquilo. Sea por acción humana o divina, George W. Bush recibirá lo que le corresponde. Ya verán.

Estamos en la red: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernestocortes@itesm.mx.

1 comentario:

Miguel Aram dijo...

Aqui nomas pasando a saludar. Ya leí tu columna de hoy (en el ecos), y me enteré de lo de Parolicias!! (ya sabía...) Es una jalada, una culerada que les hagan eso (Y tu y yo, y muchos, sabemos por qué...) Bueno, Magma se une en protesta para que no quiten a Parolicias del aire.. Esto no se puede quedar así caon, no se vale que por ese tipo de razones quiten un buen programa del aire... (Espero estar en lo correcto)

Saludos. Ya platicaremos