Conciencia

lunes, 14 de julio de 2008

Martes 15/jul/08: Jefferson Pérez



I: Buenos días
La prueba de los 20 km de caminata en las olimpiadas de Atlanta ’96 fue particularmente emocionante para los mexicanos. Los tres en esa prueba se mantuvieron todo el tiempo estableciendo el ritmo de la competencia y tronando uno a uno a todos sus competidores, excepto a cuatro: tres rusos y un ecuatoriano. Hacia los últimos 5 kilómetros, Bernardo Segura y Miguel Ángel Rodríguez se lanzaron a romper el ritmo del pelotón, dejando atrás a Daniel García, pero siendo seguidos por los rusos Markov y Shchennikov, además de un discreto ecuatoriano, Jefferson Pérez, que a todos dio la sorpresa. Las palabras misteriosas de hoy son: historias olímpicas, capítulo cinco.

II: Testimonio
"Hay imágenes que a uno nunca se le borran", dice Jefferson Pérez (al Diario Hoy, de Ecuador). Cuenta que al enfilarse rumbo al estadio olímpico, en Atlanta, "de pronto se me metió el patriotismo, el ser identificado como latino, y cuando sólo había un ruso adelante del mexicano y yo, le dije ¡Vamos, vamos por América! Porque no era justo que nos ganaran en nuestro Continente" y ofreció una mano extendida al mexicano. Luego temió que el inusual gesto no fuera bien recibido: "¿Qué tal si no me da la mano? Me voy a sentir mal... Estuvimos codo a codo y él me cogió enseguida la mano y me contestó: ¡Vamos por América!". Apretaron el paso y dieron caza a Markov: "Ibamos juntos, juntos, alcanzamos al ruso y entonces a él lo descalificaron". En efecto, al pasar debajo de un puente, Miguel Ángel Rodríguez fue detenido por un juez que lo expulsó de la prueba. Jefferson aceleró aún más. El ruso nunca lo alcanzaría, y desde atrás Bernardo Segura surgiría como medallista de bronce para México, una más de la caminata. La de Pérez sería la primera medalla olímpica en la historia de Ecuador.

III: Recuerdos personales
Cuando conocí a Jefferson Pérez, estaba fresca la destitución deshonrosa de Abdalá Bucaram —“¡por loco!”, gritaba Javier Alatorre—, aquél que bailaba, grababa discos, y deleitaba a los reporteros cantando en las cumbres de mandatarios. “Parece que se acabó el presupuesto de seis años en seis meses”, bromeó Jefferson con mi papá. Era 1997 y en el DF se celebraba la Copa Internacional de Marcha, organizada por TvAzteca, que convocó a la crème de la crème, reuniendo a los mismos que habían competido un año antes en Atlanta: Pérez, Schennikov, Korzenowski (Pol), A’Hern (Aus), Ern (Ale), Miguel Ángel Rodríguez, Daniel García; y a exmarchistas como Robert Weigel (Ale), Ernesto Canto, Carlos Mercenario, Daniel Bautista y Raúl González, en labores ya de entrenador, de juez, de organizador o de estrellita. Estaban todos los grandes, atletas de 25 países, atraídos por los jugosos premios en miles de dólares, dispuestos a enfrentar la mítica delgadez del contaminado aire defeño (yo competía en la categoría juvenil, quedé en el lugar veintitantos).

Jefferson me impresionó por su fiereza dentro de la pista y su sencillez fuera de ella. El ecuatoriano acababa de llegar a la veintena y comenzaba a entrar al mundo de los patrocinadores internacionales, los viajes ya no tan ajustados, el reconocimiento público, la fama y la fortuna, pero seguía siendo un muchacho humilde, accesible y tímido, que se calaba con modestia una gorra hasta los ojos para que no vinieran a entrevistarlo, a pedirle autógrafos, a hacerlo sentir estrella. Él, a lo suyo, que lo hacía muy bien, sobre todo a la hora de cerrar: en el último par de kilómetros Jefferson era inalcanzable. Como era de esperarse, ganó esa competencia en el DF, como ha ganado la mayoría de aquellas a las que se ha presentado desde entonces. La excepción fueron las siguientes dos olimpiadas, donde las medallas lo eludieron, pero se repuso en los Mundiales: fue una vez subcampeón y tres veces al hilo campeón mundial, además de que ostenta el récord de los 20 km (1:17:21). Junto a Robert Korsenowski, es considerado el mejor marchista de 20 km de la historia, y en Ecuador es héroe nacional, ahora Doctor Honoris Causa. La semana antepasada Jefferson cumplió 34 años. La semana pasada ganó una competencia regional en Colombia, con 1:20:54. Ha anunciado que se retirará después de ganar la medalla de oro en Beijing.

Estamos en la red, con videos de Jefferson: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernestocortes@itesm.mx

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