I: Buenos días
A la mitad de esta semana que termina, mientras los jerarcas de la iglesia católica en España pedían perdón por haber apoyado el franquismo en su momento, sus símiles de México con profundo dolor lamentaban tener que cerrar las puertas de Catedral, cosa que no sucedía —oh recuerdo nefasto— desde los tiempos de la Guerra Cristera. Les vino como anillo al dedo para ponerse en plan de víctimas y de pasada darle otro llegue al Peje. Pero sobre todo, seguir encubriendo a Norberto Rivera, que ya se salvó de ser juzgado en Estados Unidos por cobijar a un pederasta, pero que no se salva de la memoria de la gente y de las protestas de quienes ven en él no al representante de Dios sino a un funcionario que tiene cuentas pendientes en varias columnas de su hacer. Las palabras misteriosas de hoy son: campanas, internet.
II: Tóquenle, tóquenle
Acciones burdas como la de las campanas ha sido el pan nuestro de cada día para el movimiento lopezobradorista, al que cuando no son las autoridades terrenales, son las celestiales las que lo atacan. No llegó a la televisión, y que yo sepa solo un diario lo reportó: el 15 de septiembre pasado los seguidores del Peje, reunidos en la plancha del Zócalo, fueron víctimas de una guerra de sonidos, entre el equipo del Gobierno del DF y el de los “Federales”. Los abucheos que esa noche pudimos escuchar en red nacional mientras Calderón daba el Grito no fueron gratuitos, sino consecuencia de lo que se había estado cocinando esa tarde.
Al parecer, hoy se reabre la Catedral, tras llegar a un acuerdo sobre la seguridad del templo y con la doble demanda legal, por parte de la iglesia y del PRD, contra quien resulte responsable de la irrupción del fin de semana pasado. Por lo pronto, habrá que ver qué tan fortalecida sale la iglesia después del sainete. Me temo que tanta alusión a la Cristiada a no es gratuita, y en mi cabeza suena una campanita de alerta: me viene a la mente el vestido de Miss México, con su fino estampado de cristeros ahorcados. El factor Dios, como diría Saramago, hace su aparición una vez más, enarbolado por quienes menos cerca de Él parecen estar.
IV: Para terminar…
Jugada maestra la que se aventó el jueves La Compañía en Bajo el volcán. El bravucón que amenazó al reportero y columnista Edgar Badillo se debe de haber quedado frío cuando abrió las páginas del Ecos antier y vio su descripción y el reporte de algunas de sus actividades cibernéticas hechas públicas. La Internet, gracias a su aparente facilidad para el anonimato, se ha convertido en el medio favorito cuando se trata de desprestigiar, amenazar o incordiar a figuras públicas. Hay empresarios y políticos colimenses que pueden dar fe de ello. El problema para los que quieren usar el laberinto de la red tirando piedras y escondiendo la mano es que de pronto se topan con gente más inteligente que ellos, que los descubre en la movida y los puede exponer, como acaba de darse el caso.
Fue una buena lección de periodismo moderno, utilizando las herramientas tecnológicas para defender el ejercicio del oficio. Ahí se vio la mano de un web detective capaz, que rastreando el IP del ofensor, pudo averiguar de él más de lo que el otro hubiera imaginado. Con esto, se la pensarán un poco más los aficionados a enviar correos amenazadores, difamantes u ofensivos. Además, Big Brother is watching us all.
El blog: ernestocortes.blogspot.com. El correo: ernesto@cuerdacueroycanto.com
A la mitad de esta semana que termina, mientras los jerarcas de la iglesia católica en España pedían perdón por haber apoyado el franquismo en su momento, sus símiles de México con profundo dolor lamentaban tener que cerrar las puertas de Catedral, cosa que no sucedía —oh recuerdo nefasto— desde los tiempos de la Guerra Cristera. Les vino como anillo al dedo para ponerse en plan de víctimas y de pasada darle otro llegue al Peje. Pero sobre todo, seguir encubriendo a Norberto Rivera, que ya se salvó de ser juzgado en Estados Unidos por cobijar a un pederasta, pero que no se salva de la memoria de la gente y de las protestas de quienes ven en él no al representante de Dios sino a un funcionario que tiene cuentas pendientes en varias columnas de su hacer. Las palabras misteriosas de hoy son: campanas, internet.
II: Tóquenle, tóquenle
Acciones burdas como la de las campanas ha sido el pan nuestro de cada día para el movimiento lopezobradorista, al que cuando no son las autoridades terrenales, son las celestiales las que lo atacan. No llegó a la televisión, y que yo sepa solo un diario lo reportó: el 15 de septiembre pasado los seguidores del Peje, reunidos en la plancha del Zócalo, fueron víctimas de una guerra de sonidos, entre el equipo del Gobierno del DF y el de los “Federales”. Los abucheos que esa noche pudimos escuchar en red nacional mientras Calderón daba el Grito no fueron gratuitos, sino consecuencia de lo que se había estado cocinando esa tarde.
Al parecer, hoy se reabre la Catedral, tras llegar a un acuerdo sobre la seguridad del templo y con la doble demanda legal, por parte de la iglesia y del PRD, contra quien resulte responsable de la irrupción del fin de semana pasado. Por lo pronto, habrá que ver qué tan fortalecida sale la iglesia después del sainete. Me temo que tanta alusión a la Cristiada a no es gratuita, y en mi cabeza suena una campanita de alerta: me viene a la mente el vestido de Miss México, con su fino estampado de cristeros ahorcados. El factor Dios, como diría Saramago, hace su aparición una vez más, enarbolado por quienes menos cerca de Él parecen estar.
IV: Para terminar…
Jugada maestra la que se aventó el jueves La Compañía en Bajo el volcán. El bravucón que amenazó al reportero y columnista Edgar Badillo se debe de haber quedado frío cuando abrió las páginas del Ecos antier y vio su descripción y el reporte de algunas de sus actividades cibernéticas hechas públicas. La Internet, gracias a su aparente facilidad para el anonimato, se ha convertido en el medio favorito cuando se trata de desprestigiar, amenazar o incordiar a figuras públicas. Hay empresarios y políticos colimenses que pueden dar fe de ello. El problema para los que quieren usar el laberinto de la red tirando piedras y escondiendo la mano es que de pronto se topan con gente más inteligente que ellos, que los descubre en la movida y los puede exponer, como acaba de darse el caso.
Fue una buena lección de periodismo moderno, utilizando las herramientas tecnológicas para defender el ejercicio del oficio. Ahí se vio la mano de un web detective capaz, que rastreando el IP del ofensor, pudo averiguar de él más de lo que el otro hubiera imaginado. Con esto, se la pensarán un poco más los aficionados a enviar correos amenazadores, difamantes u ofensivos. Además, Big Brother is watching us all.
El blog: ernestocortes.blogspot.com. El correo: ernesto@cuerdacueroycanto.com
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