Conciencia

miércoles, 13 de junio de 2007

Relectura oportuna (II)

Conversaciones sobre el futuro

Entrevista a Pat Mooney

Ernesto Cortés

II.- La información

Unos días antes de recibirnos para esta entrevista en Ottawa, Pat Mooney había presentado, en Suecia, su más reciente libro, titulado What next? (¿Qué sigue?), una colección de historias en las que, mezclando la ciencia ficción con la proyección de datos duros y previsiones científicas, Mooney hace un retrato del mundo 50 años en el futuro, en el que las instituciones se han fundido con las corporaciones y en el que la ecología, ahora sí, es un tema alarmante. Este libro se suma a la lista en la que se cuentan Gente, plantas y patentes, El siglo ETC, y Semillas de la tierra, entre otros.

Además de la Ley de introducción de la tecnología (E=TC², la comentaremos en la siguiente –y última- entrega), Pat Mooney acuñó los términos biopiratería (biopiracy, en 1993) y binano republic (en 1999), refiriéndose esta última a “los países en la nueva república a la vuelta de la esquina”.

“La nanotecnología representa para la humanidad mucho más que la Revolución Industrial”, asegura Pat Mooney, “la nanotecnología va a cambiar dramáticamente la economía mundial, así como la diversidad biológica, y no sabemos realmente cómo nos puede afectar si se pierde control del proceso”. Según el investigador canadiense, tendrán que verse de manera diferente temas como el trabajo, el desempleo, y las materias primas. Asimismo, se incrementará la brecha entre los que tienen acceso a esta tecnología y los que no la tienen. En 2002, Pat Mooney, a través del Grupo ETC, hizo un llamado de atención sobre la creciente inversión de la iniciativa privada en la nanotecnología, y el nulo control que se estaba ejerciendo sobre la investigación. De igual manera, señaló los posibles peligros de las nanopartículas incluidas en productos ya comercializados y llamó a una moratoria en la investigación, hasta que los gobiernos establecieran regulaciones, lo cual hizo que por primera vez se reconocieran los riesgos de la aplicación de esta tecnología. Desde entonces, los gobiernos de 26 países implicados en la investigación de la nanotecnología se han reunido en tres ocasiones de manera privada para tratar de establecer estas reglas. La última reunión se celebró en Tokio, en septiembre de este año.

Irónicamente, a pesar de ser considerado un visionario en su campo, Pat Mooney no ve –literalmente- más allá de su nariz. Es ciego. Su condición física no le impide leer o escribir libros (usando computadoras que leen o escriben por él), y tampoco lo han detenido de visitar 90 países y haberse entrevistado con presidentes, ministros, reyes, directivos de la ONU y campesinos latinoamericanos. De hecho, se mueve en su oficina y camina por las calles como si viera perfectamente, sabiendo de memoria dónde está cada cosa, cada poste, cada esquina. En la segunda parte de esta entrevista, Pat Mooney nos habla sobre la concentración de información y el futuro de la Internet, otro de los temas que ha estudiado a profundidad.

E.C.- Actualmente, con la popularización de la Internet, la gente parece pensar que finalmente se ha encontrado un medio de comunicación libre y democrático, por el cual se puede mover información e interactuar sin estar bajo la vigilancia de los gobiernos e incluso utilizar la red para combatir el establishment. ¿Es así realmente?

PM.- Creo que es así en el principio, solamente. Cada vez que ha aparecido una nueva tecnología para la comunicación, hay un período inicial así, antes de que aquellos que tienen el poder en el mundo, es decir, la industria y los gobiernos, tomen el control total de ella. Así pasó en los días del telégrafo, por ejemplo. Puedes revisar escritos de la época donde hay gente que dice “ahora que existe el telégrafo, el gobierno no va a poder mentirnos, pues siempre se podrá saber la verdad”. Claro que eso fue falso al final del día, tan pronto el gobierno controló los telégrafos. A treinta años de su invención, básicamente dos compañías controlaban el sistema de telégrafos de todo el mundo, incluyendo los cables transoceánicos. Lo mismo pasó con la radio. Cuando la radio apareció la gente pensó “nadie controla el aire, ni las ondas de radio”. Se creyó entonces que la radio sería el medio para la democracia. El hecho es que un par de décadas después, el gobierno tenía control de las ondas de radio, aún y cuando al principio ni siquiera se pensaba en cómo se podría controlar, lo hicieron. Ahora, con la Internet, tenemos un breve periodo durante el cual la sociedad civil ha tenido mucha libertad en la red, pero eso va a desaparecer también. De hecho, la verdadera amenaza, lo preocupante aquí ya no es la vigilancia por parte del gobierno, sino la rendición, la entrega de información por parte de la gente. La gente está entregando toda su información por Internet; no solo su información bancaria, crediticia o cosas así, simplemente mira Myspace.com, la gente pone ahí toda su información personal, sus fotografías, y hasta mapas. Hay un sitio en Internet que recolecta fotografías de los barrios y las calles que la gente toma con su celular, y así se va haciendo un mapa con imágenes fotográficas. Hay cantidades enormes de información que la gente está proveyendo para el gobierno. Y claro, tenemos a Google.com. Cada tecla que presionas, cada clic que haces en Google es grabado, y puede llegar a manos del gobierno también. Por eso digo que es la sociedad quien está rindiendo su información ante el gobierno.

E.C.- ¿Por qué estamos haciendo eso?

P.M.- Porque… porque no lo pensamos, no somos muy brillantes (ríe). Los gobiernos ahora ya no están haciendo tantos esfuerzos por obtener información, pues somos nosotros los que se la estamos dando. Y ahora con todos los avances en genética, la gente debe estar preocupada por la información sobre su salud, sobre su ADN, información que puede decirle al gobierno, o a una empresa, si son susceptibles a alguna enfermedad o algún problema. Sin embargo, el año pasado, en el 2005, IBM ofreció a todos los norteamericanos que si pagaban 100 dólares, IBM tomaría una muestra de su ADN para grabarla en una base de datos en Internet. Y hubo 150,000 personas que pagaron cada una 100 dólares y rindieron su ADN, su información genética completa, a IBM. Entonces, una vez más, ya no nos están espiando, somos nosotros los que les entregamos la información.

E.C.- Si yo mando un mail, ¿es posible que alguien más lo vaya a leer, espiando lo que yo escribo?

P.M.- No, es muy improbable que tu mail lo vaya a leer alguien. Pero la cuestión es que las computadoras han mejorado tanto, que pueden encontrar patrones en las comunicaciones. Así, si una computadora encuentra en un mensaje un patrón de palabras que estaba buscando, alguien va a poner atención al mail y leeerlo. Desde 1976, los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Australia, han estado monitoreando todas las conversaciones telefónicas transoceánicas. Todas y cada una de las conversaciones. Por supuesto, las han grabado, pero no las han escuchado. Ahora pueden volver a ellas, escuchar las grabaciones y encontrar los patrones que quieren encontrar. Entonces sí, hay un riesgo de que ahora el gobierno encuentre más de lo que queremos que encuentre. Eso no quiere decir que estén buscando terroristas. Eso es una cosa. Lo que están buscando es disidentes, que es otro tema completamente distinto. Pueden monitorear a cualquier disidente en cualquier momento, a cualquiera que consideren peligroso.

E.C.- Esto es el llamado Programa Echelon…

P.M.- Exactamente, este es Echelon, que inició en 1976. Este programa permitía a los gobiernos de estos cuatro países grabar todas las conversaciones transmitidas vía satélite que por una red. Así que toda conversación transatlántica o transpacífica era escuchada y grabada por Echelon. Pero también fue usada para grabar información local. El gobierno británico reconoció accidentalmente hace dos años que todas las llamadas que pasaban por la llamada trunk line, que pasó a través de este sistema de distribución de llamadas en Inglaterra, fue grabada. Es decir, no todas las conversaciones, pero casi todas las que se realizaron entre ciudades, fueron escuchadas y grabadas. Pero, ¿sabes?, eso no es tan sorprendente, y francamente yo lo encuentro menos preocupante que el hecho de que nosotros entreguemos voluntariamente esa información. Por ejemplo, nosotros tenemos en la Internet un patrón de amigos, la lista de gente con la que hablas. Las computadoras pueden reconocer quiénes son tus amigos. Así que si uno de tus amigos dice cosas, o manda por email cosas que el gobierno encuentra interesante –por cualquier razón-, ellos van a buscar inmediatamente con quién ha estado hablando esa persona…

E.C.-Les estamos haciendo el trabajo más fácil.

P.M.-Mucho más fácil

E.C.-Entonces, ¿qué crees que vaya a pasar con Internet en un futuro no muy lejano, hablando sobre el control que el gobierno va a ejercer sobre la red?

P.C.-Bueno, una cosa que va a suceder es que habrá dos internets. Habrá un Internet que será de extremadamente buena calidad, que permitirá acceso a información de una mejor manera que hoy en día. Ese va a ser el Internet comercial, y vamos a tener que pagar por él. Será más fácil de ser grabado y controlado por los gigantes de los medios, las grandes compañías. Y también habrá el Internet que tenemos actualmente, el cual se irá haciendo menos y menos útil, porque la presión ejercida por el Internet comercial va a ahogar al Internet público, de modo que éste irá declinando. No va a reducirse el monitoreo. Lo que va a pasar es que la información se va a ir privatizando más y más. Permíteme darte un ejemplo de cómo puede suceder esto. Un granjero, para sembrar, tiene dos opciones: comprarle a una compañía una semilla patentada o plantar una semilla de su cosecha anterior, que no le genera un costo extra. Pero en el futuro, en lo que es cultivo de plantas, habrá tecnología terminator, con la que las semillas pueden ser plantadas una sola vez. Los granjeros tienen todavía el poder de decidir entre comprar la semilla comercial convencional que puede ser plantada otra vez el año siguiente, o comprar la semilla terminator. Te puedes preguntar “¿por qué alguien querría comprar la semilla terminator si tiene que pagar más dinero?”. La cuestión es que las compañías ya no van a trabajar en las semillas convencionales después de cierto tiempo, pues sus ganancias van a ser mayores con la terminator, así que toda la investigación, los recursos, van a ir a la semilla terminator, y esto causará que gradualmente la semilla convencional decaiga y muera. Lo mismo va a pasar con la Internet. Siempre hemos tenido la Internet tradicional, pero luego tienes esta otra red mucho más elegante, más cara, estilo terminator, y nadie sigue metiendo recursos al Internet público, eventualmente éste decaerá y se hará inútil.

E.C.- Nosotros como usuarios, ¿cómo vamos a navegar a través de todo esto?

P.M.- Bueno, personalmente no es para mí un tema de preocupación mayor, porque en el trabajo que hago actualmente no hay nada que esconda del gobierno o de la industria, entonces no me preocupa mayormente, no por ahora. Estoy más preocupado por el hecho de que el gobierno va a usar la información, la industria va a usar este conocimiento para hacerse más exitosos comercialmente, o para manipular la política. No es que lo vayan a usar contra mí personalmente, sino que van a rediseñar su mensaje hacia la sociedad usando la información que reúnen a través de la Internet. Estamos viendo cada vez una mayor coordinación entre la industria y los gobiernos, y eso es lo que me parece peligroso. Ahora bien, si tú estás en Oaxaca, o estás en Chiapas, ellos querrán asegurarse de que lo que transmitas desde ahí, ya sea por teléfono o por internet, sea seguro. Y en el mundo, en el futuro, habrá más Oaxacas, y más Chiapas, y ahí es donde aparece el peligro.

(continuará)

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