Ricardo Castillo
I: Buenos días
Fuimos pocos a fin de cuentas los que decidimos ver el espectáculo desde la cadencia de las lanchas. La mayor parte del público se decidió por la tierra firme para disfrutar del encuentro entre los poetas Ricardo Castillo, Cristóbal Barreto y Simon Dumas, con la participación de Georgina Navarro como bailarina y traductora, la noche del jueves en el Parque Regional Griselda Álvarez. Bien embadurnados de repelente de mosquitos, los presentes disfrutamos de una velada única, inédita en Colima, por el formato y los participantes. Las palabras misteriosas de hoy son: poesía, amigos.
II: “Empezar por aceptar que estas letras no son tuyas…”
En mi trabajo como traductor, en varias ocasiones me he encontrado en situaciones de gran demanda a mi cerebro: conferencistas que olvidan que hay un traductor tratando de seguirlos y que tienen el aparato fonador más rápido que mi mente; maestros que manejan conceptos tan complejos, que mi cabeza batalla por atraparlos mientras mi boca los repite en español. Sin embargo, nunca he estado en una situación tan demandante como la de Georgina Navarro en la primera parte del espectáculo del jueves, cuando sirvió como intérprete para el artista quebequense Simon Dumas, que recitaba un verso en francés para que Georgina lo pescara al vuelo y le diera forma y sentido en español. Francamente quedé admirado, tanto por la habilidad de ella como por la estética de Dumas, que también concibió el espacio y el ambiente sonoro, usando pantallas, proyectores, y aparatos para creación de atmósferas auditivas, que resultaron muy efectivas y acordes para la ocasión y el lugar.
Cristóbal Barreto realizó un interesante ejercicio donde combinaba improvisación vocal en un micrófono (usando un pedal de efecto de reverb) con la lectura de sus Poemas changosos en otro. Cristóbal se movió entre el humor y la experimentación, parándose sobre la firme base de sus años en el oficio. Mientras, a contraluz en una de las pantallas, Georgina interpretaba a su manera los textos a través de la improvisación en danza.
Luego, Ricardo Castillo tomó el escenario y asistimos a una transfiguración única: cuando el poeta tapatío recita sus versos, se convierte en otro: su voz y su expresión corporal parecen sugerir que el ciudadano que viste y calza es poseído de pronto por un espíritu que lo transporta y nos transporta: sus manos, su gesto y su entonación hacen de él un personaje único, un bufón mago que por medio de la palabra nos hace partícipes de su viaje personal.
“Estas letras no son tuyas, pero algo tienen qué ver contigo”, dice Ricardo Castillo en su primera intervención, extracto de La calle, honda. Luego, nos sacudió con unos textos del espectáculo Borrados (al igual que el anterior, creado en conjunto con el músico Gerardo Enciso), y finalmente nos puso un estate quieto con una serie de textos onomatopéyicos, juguetones y profundos de más reciente factura que lo enloquecen a uno si intenta buscarles un hilo lógico: con Ricardo Castillo la cosa es abandonarse a la poesía y sentir. La intelectualidad sale sobrando.
Si algo hay que reclamar (y yo lo hice, amistosamente, en el after, a Castillo) es que, en general, el recital conjunto fue corto. Hubo un breve encore en el que salieron a escena nuevamente Cristóbal y Ricardo (que, en lo personal, me conmovió con uno de mis poemas favoritos, que tenía años sin escuchar; “Amigo que estás lejos”, de Concierto en vivo), pero fue así, breve. Según anunciaron, esta es la primera probadita de una nueva coproducción entre artistas quebequenses y colimenses (y tapatío que los acompaña), donde se combinarán las artes visuales con la poesía, la música y la danza. Teniendo como antecedentes el trabajo personal de cada uno de los implicados, y habiendo visto el primer acercamiento, esto solamente puede ser el preludio de algo muy bueno. Esperaremos la siguiente probadita con ansias.
Estamos en la red: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernesto@cuerdacueroycanto.com.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario