Conciencia

jueves, 29 de mayo de 2008

Sábado 24/may/08: Jorge Vega

I: Buenos días
Antes nos veíamos fugazmente cada miércoles exactamente a las 8:30 de la noche. Cuando terminaba Parolicias, el programa que conduzco en Universo 94.9 FM desde hace casi cuatro años, salía de la cabina de transmisión y me encontraba con el escritor y periodista Jorge Vega, ya listo para entrar con el noticiero universitario, el cual él producía hasta hace un par de semanas, que dejó de realizarse. En una ocasión nos acompañó en Parolicias, leyendo poemas propios y compartiendo sus canciones favoritas, haciendo con nosotros una de las emisiones más amenas e interesantes que hemos tenido. Ahora, que el ciclo del noticiero terminó, solamente nos leemos a través de las páginas del Ecos. O bueno, yo lo leo. Las palabras misteriosas de hoy son: poesía, libros, amigos.

II: Cañas
El jueves por la noche fue la presentación del más reciente libro de Jorge Vega, Zafra. Fue un evento muy agradable, donde cada uno de los presentadores habló del libro y del autor desde diversas perspectivas: Carlos Ramírez como poeta, Sergio Briceño como editor (y poeta, y excañero, según contó), Verónica Zamora también desde la perspectiva poética, y Juan Carlos Yáñez en su calidad de amigo y coterráneo del autor, compartiendo imágenes del vivir en la cultura de la caña de azúcar, en Quesería, a través de un texto muy ameno y entrañable.

Es una buena labor la que están haciendo los editores de MonteVenus, que apenas hace unas semanas presentaron el primer libro del poeta Jaime Obispo, pues se dedican a buscar mecenas que apoyen la edición de los textos y de esta manera, poco a poco, van conformando una colección de poesía colimense contemporánea, que de otra manera se quedaría solamente en suplementos culturales y alguna revista literaria. En este caso, el padrino fue el senador porteño Rogelio Rueda, quien, si bien no siempre las tiene todas consigo, y de pronto se avienta algunas mentiritas en el terreno de la política, en este caso se mostró como una persona sensible a la expresión poética. Ojalá otros funcionarios de esos que ganan tanto, tanto dinero cada mes, sigan su ejemplo.

El libro en sí es una delicia, con la marca que ya le conocemos a Jorge, cuya sensibilidad para la crónica, la narrativa y la poesía es muy apreciada por los que lo leemos. Dividido en dos partes, La Ciudad, y Zafra, los poemas se refieren a Colima y a Quesería, y vienen acompañados de ilustraciones del artista plástico Alfonso Cabrera, que de manera muy afortunada se combinan con los textos sin resultar invasivos ni verse fuera de lugar (aunque me parece que la impresión no les hace toda la justicia que merecen).

La familia, la infancia, el lugar en el que creció y las experiencias que lo fueron formando, se combinan con el paisaje de las cañas y las imágenes de un tiempo ya lejano, cuando “Las mujeres solían lavar la ropa en el arroyo / antes de Hoover”. El poeta nos lleva a las guardarrayas de la zafra, a la muerte de su padre, a las calles de Colima tras el temblor del 2003, y —para mi— termina (aunque para el libro, empieza), con un verso que a todos nos hizo removernos en el asiento y que de un plumazo describe la relación de Colima con sus vates: “Ciudad que domestica con becas y homenajes/ la rebeldía de sus poetas”.

Hoy me la he pasado con el libro en las manos, gozando. Enhorabuena, y gracias a Jorge.

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