I: Buenos días
Recuerdo la primera vez que compré un CD virgen, para grabar mi primera incursión como músico en un estudio. Lo compré en un local que ya no existe de Plaza Country, que por aquel entonces era el único sitio en la ciudad donde se podían conseguir. Me costó 49 pesos. Hoy, a 12 años de distancia, puedo conseguir uno igual por 3 pesos. Las palabras misteriosas de hoy son: tecnología, cambios, futuro.
II: Llámele, cómprele
En una década saltamos de los teléfonos celulares de tamaños imprácticos y con cinco memorias en el directorio, a las miniaturas que ofrecen espacio de almacenamiento que ni siquiera se soñaba hace diez años, que toman fotos, video, reproducen canciones, graban audio y se conectan a internet. El mundo en la palma de la mano. Antes había un celular por familia: hoy hay un celular por cada integrante de la familia, incluidos los niños.
¿Cuántos celulares ha tenido usted, amigo lector? Yo he tenido al menos 5, que recuerde. Las cosas no están hechas para durar, sino para que uno las disfrute por un poco de tiempo, y luego se vea en la necesidad de adquirir nuevas, sea porque la tecnología falló o ya quedó obsoleta. Se trata de que uno compre, compre, compre. Se trata de que Slim, Gates, Jobs y compañía se hagan más ricos.
III:
El DVD es cortesía de las diez empresas de electrónica más grandes del mundo (Sony, Mitsubishi, Pioneer, Toshiba…), que en 1995 se pusieron de acuerdo en un formato y unas especificaciones técnicas universales para crear este dispositivo de almacenamiento de datos. Se trataba de no repetir la guerra que en los 80s protagonizaron Sony y JVC con sus respectivos formatos Betamax y VHS (ya sabemos quién ganó), que competían para dominar el mercado de las películas en video. La idea era, también, dictarle al mundo el formato que imperaría en los años por venir. Serán ellos, seguramente varios de ellos ya fundidos entre sí, quienes la próxima década, por muy tarde, dicten el formato que sustituirá al DVD y que hará que tengamos que comprar otros aparatos, que a su vez durarán cada vez menos y serán siempre más baratos.
III: El cineasta
Hablando de películas, hace unos días cayó en mis manos una verdadera joya: Una película al estilo del Hijo Desobediente, primer largometraje de Ignacio Alatorre, un señor que vende raspados en Tuxpan, Jalisco, y que un día juntó a sus amigos y decidió que quería hacer una cinta con caballos, pistolas, ranchos y tequila. Una maravilla, les digo: el director también protagoniza la cinta, y su galana es una señora que vende tacos. A estas alturas, don Ignacio lleva ya tres películas, y pasó del formato VHS al digital: un primo mío está editando la tercera, con sonidos de balazos bajados de internet y toda la cosa. Les digo, la tecnología. Luego les cuento más de este Alatorre, que según me dicen, también hace el número del caballito de fieltro y tiene otras gracias artísticas.
III: La invitación
Hoy sábado a las 20:00 horas, y mañana domingo a las 18:00, se vuelve a presentar la función de gala de la compañía de danza-teatro Re-Incorporare, en el marco del Festival de Becarios que organiza la Secretaría de Cultura. El director de la compañía, Carlos González, me invitó a bailar en una de las piezas, donde compartimos escenario con el poeta y músico Cristóbal Barreto. Está divertido el experimento de mezclar a un poeta, un actor y un coreógrafo en una misma propuesta escénica, ya verán. El numerito es en Casa de la Cultura, por si gustan. Hay fotos de Re-incorporare, además de estos y otros textos, en ernestocortes.blogspot.com. Yo los leo: ernesto@cuerdacueroycanto.com.
martes, 10 de julio de 2007
Sábado 7/juj/07: Formatos y otras cosas
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1 comentario:
Disculpa. quisiera saber si puedes proporcionarme la película del hijo desobediente. tengo años buscándola. este es mi correo.ojala puedas contactarme.
loswaldo_1218@hotmail.com
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