Conciencia

viernes, 27 de junio de 2008

Sábado 28: Correlones y mañositos

La final de Seúl 88, Ben Johnson derrota a Carl Lewis e impone un nuevo record mundial, pero es despojado de su medalla días después al comprobársele el uso de Stanozolol (la misma droga que usaron Salvador Carmona, Aarón Galindo, Roger Clemens y Rey Misterio, el luchador).



Donovan Bailey en Atlanta '96, venciendo a Ato Boldon y al aterno segundo lugar, el namibio Frankie Frederics. Récord mundial en aquel entonces.



Usain Bolt impone nuevo récord en 100m: 9.72. Hace un mes



Una interesante entrevista a Ben Johnson sobre el caso de Marion Jones, que fue despojada de sus medallas y encarcelada. "You're gonna see other big names coming out soon", asegura Johnson.



I: Buenos días
Ayer viernes, la Federación Búlgara de Halterofilia dio de baja a sus equipos varonil y femenil de levantamiento de pesas, a menos de un mes de los Juegos Olímpicos de Beijing, debido a que se encontró que 11 de sus atletas han estado consumiendo sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento. ¡Aaarrancan! En las olimpiadas más recientes, a semanas —incluso días— del inicio de la justa deportiva, ya es costumbre que haya deserciones voluntarias y retiros obligados por las cuestiones del doping. Un caso muy sonado fue el de la velocista Marie-José Perec, quien iba a ser una de las rivales más fuertes de Cathy Freeman en los 400 metros planos en Sydney 2000, pero que abandonó la ciudad intempestivamente a pocos días de correr, según se rumoró, porque sabía que no pasaría la prueba del antidoping. La exigencia del deporte-negocio actual es tan alta, que para muchos atletas la única manera de mantenerse en las primeras líneas es acudiendo al mejoramiento químico —e ilegal— de sus metabolismos. Esto no había sido tomado tan en serio hasta Seúl, en 1988, cuando el caso de Ben Johnson cambió el deporte para siempre. Las palabras misteriosas de hoy son: Historias Olímpicas, capítulo tres, trampas.

II: Big Ben
El título del hombre (y la mujer) más rápido@ del mundo es el más honroso del atletismo. Este título lo ostenta quien posee el récord de los 100 metros planos, la prueba más corta y veloz del programa atlético. A mediados de los 80s, el mundo fue testigo del desarrollo de una rivalidad a muerte entre dos titanes: el norteamericano Carl Lewis y el Canadiense (jamaiquino de nacimiento) Ben Johnson, quienes fanfarroneaban el uno contra el otro, y sacaban chispas de cada enfrentamiento en la pista.

Del ‘84 al ’87 fueron más o menos alternándose triunfos, pero el pleito se puso serio cuando se enfrentaron en Roma ‘87, en el Campeonato Mundial de Atletismo, y Johnson ganó de calle, estableciendo una nueva marca de 9.83, superando el 9.95 de Jim Hines que se había mantenido vigente por 19 años (desde México ‘68). Ahí fue la primera vez que Lewis insinuó que el canadiense usaba drogas. Johnson básicamente dijo “no le hagan caso, está ardido”.

La cúspide de esta rivalidad se dio en Seúl 88, donde Ben Johnson barrió otra vez con Lewis, marcando un increíble 9.79, dándose el lujo de disminuir la carrera y voltear a ver a su rival un par de metros antes de la meta. Sin embargo, dos días después a Johnson le sería retirada su medalla al encontrarse en su orina trazas de Stanozolol (la misma droga que les usaron Salvador Carmona, Aarón Galindo, Roger Clemens y Rey Misterio, el luchador). Este fue el primer gran escándalo de drogas olímpico. De Johnson en adelante, las reglas cambiaron y los controles serían más estrictos. O más o menos.

III: Alcáncenme si pueden
Hay una larga lista de corredores de 100 metros planos que desde Johnson han sido descubiertos usando sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento, después de que tuvieron la gloria de coronarse en olimpiadas o campeonatos mundiales. Nada menos, Marion Jones (10.65), quien en su momento fuera la reina de las pistas (5 medallas en Sydney), tuvo que regresar sus preseas y se encuentra cumpliendo una condena en prisión actualmente, por mentir sobre su uso de drogas ante un jurado federal (perjurio, el mismo delito por el que ya le andaba a Bill Clinton). Mucho se rumoró que la muerte de la reina anterior, Florence Grifith-Joyner (10.49, RM) tuvo que ver con las drogas prohibidas, aunque nunca fue descalificada retroactivamente, como ocurrió a Jones.

Tim Montgomery (9.78, padre, por cierto, de un hijo de Marion Jones), Justin Gatlin (9.78), y Linford Christie (9.87) son algunos de los atletas que, después de haber ganado su carrera, y/o establecido récords mundiales, fueron encontrados culpables de dopaje. Ahora se sabe que el propio Carl Lewis (9.86), quien es considerado el mejor atleta olímpico de la historia, resultó positivo en tres drogas en una prueba antidopaje interna, realizada en Estados Unidos antes de las olimpiadas de Seúl, hecho que fue silenciado convenientemente por la federación de atletismo de su país. Maurice Green (9.79 tercer mejor crono en la historia) fue acusado hace dos meses de usar drogas… por Angel Guillermo Heredia, el mexicano que se las vendía. La controversia continúa.

El hombre que ha corrido más rápido los 100 metros planos en la historia (sin drogas) es Obadele Thompson, de Barbados, quien marcó 9.69 el 13 de abril de 1996, en El Paso. Sin embargo, el anemómetro marcó un viento de +5, lo que impidió la homologación de la marca (el límite aceptado es +2 m/s). Oficialmente, el más rápido del mundo hoy en día es Usain Bolt, de Jamaica, quien el mes pasado estableció la marca de 9.72 en Nueva York (V: +1.7).

Jueves 26/jun/08: Margaret Atwood


I: Buenos días
En la Chapters (el Starbucks de las librerías) de la calle Rideau, en el corazón de Ottawa, hay un mural donde están escritos, en letras de diferentes tonos y tipos, los nombres de escritores canadienses prominentes: John Newlove, Leonard Cohen, Michael Ondaatje, Felix Leclerc, Bill Bisset… “The World needs more Canada”, dice al pie del mural. Lugar prominente y letra distintiva en la lista merece el nombre de Margaret Atwood. No en vano. La escritora canadiense más premiada de la historia, cuyo nombre en los últimos años ha estado sonando en la Academia Sueca, agregó ayer a su palmarés el Premio Príncipe de Asturias, “por su espléndida obra literaria, que ha explorado diferentes géneros con agudeza e ironía”, misma que, a decir del jurado, “asume inteligentemente la tradición clásica, defiende la dignidad de las mujeres y denuncia situaciones de injusticia social”. Las palabras misteriosas de hoy son: Margaret Atwood.

II: “Lo que te dejo no es mucho, pero incluye la verdad”
Lectores asiduos de esta columna (si los hubiera) recordarán que en repetidas ocasiones hemos citado a Margaret Atwood aquí, particularmente su novela Oryx and Crake, en la que se retrata un mundo post apocalíptico, devastado por la tecnología mal usada y la reorganización social basada en la tecnocracia. Atwood, aunque ha sido catalogada como escritora de ciencia ficción (incluso obteniendo el premio Arthur C. Clarke, de la especialidad), no se considera a sí misma como parte del género, insistiendo en que lo suyo es “Literatura de anticipación”. A ella no le interesan los autos voladores ni las máquinas del tiempo ni las naves espaciales; su preocupación es el futuro de la humanidad, tanto respecto a las libertades individuales como al medio ambiente en que vivirá dentro de algunos años. Desafortunadamente, dice la escritora, todos los panoramas incluidos en sus novelas, no son más que la proyección a mediano plazo del camino que ya hemos tomado. No es, por tanto, ficción, es anticipación a lo que viene.

III: “Una puede pensar apropiadamente solo con la ropa puesta”
Cuando escribió su primera novela, The edible woman (La mujer comestible), en 1965, faltaban varios años para que en Norteamérica se diera el movimiento feminista. Por lo tanto, su publicación fue un hito en la literatura canadiense: Atwood dice que fue una obra “protofeminista”. Hace 40 años, fue sorpresivo que una mujer escribiera sobre otras mujeres que se rebelaban contra su rol de género preestablecido, mujeres que decidían su vida, que demandaban igualdad. Vendrían otras novelas donde las protagonistas eran mujeres que cuestionaban, de distintas formas, el machismo occidental: Bodily Harm, Life before man, Surfacing, Lady Oracle y, una que llamó poderosamente la atención y que ha sido comparada con Un mundo feliz, de Huxley, y con 1984, de Orwell: The handmaid’s tale (El cuento de la criada), donde una sociedad distópica relega a las mujeres a jugar un papel de esclavas y de procreadoras, reducidos al mínimo sus derechos sociales. Esta novela, presentada como el escrito, encontrado en el futuro, de una madre joven reducida a la esclavitud y dada en premio a un comandante, tuvo un fuerte impacto en el mundo literario. Obtuvo los premios Arthur C. Clarke y del Gobernador General (altísima distinción canadiense), y estuvo nominado al Booker Prize, así como al Nebula y al Prometheus (ambos de ciencia ficción). The handmaid’s tale ha sido adaptada al teatro, a la radio, se filmó como película en 2001, y de 2000 a 2003 se presentó como ópera en Copenhague y en Londres.

IV: “Me gustaría ser ignorante. Así no sabría cuán ignorante soy”
Además de 13 novelas, Atwood ha publicado una veintena de libros de poesía, otros tanto de narrativa corta, cinco antologías elementales de la literatura canadiense y norteamericana (incluyendo los Oxford Books de poesía y cuento canadiense), media docena de libros para niños, y una decena de obras de crítica literaria. No es gratis que en Canadá la pongan con letras grandes y en negrita en la pared de los literatos consagrados. No es casualidad que su nombre, desde hace algunos cinco años, suene como una de las candidatas con opción mayor al Nobel. Actualmente, Atwood se encuentra dando los toques finales a la novela que publicará el próximo año, God’s Gardeners, que, por el título, es posible que tenga conexión con Oryx y Crake, dado que los Jardineros de Dios son un grupo ecologista-terrorista que aparece como único —y cuestionable— contrapeso a la aplastante política ejercida por las corporaciones que gobiernan el mundo en la visión distópica de la canadiense. A sus 68 años, Margaret Atwood está, como dicen en inglés, at the peak of her powers.

V: Yo sé, yo sé…
Yo sé que con tanto alboroto que hay ahorita entre los idos, los descarriados y los readmitidos, hay mucha tela para cortar en los temas de la política local y parecería que son pavadas el andar escribiendo de literatura con tanto chisme fresco. Por hoy, sin embargo, me ganó la repulsión de ver la cloaca tan destapada, las caras duras de los maromeros, las sonrisas a la Troy McClure de los hipócritas (related search: The Simpsons), las manos estiradas de los ambiciosos. No sé, política hoy como que no.

Estamos en la red: erne

lunes, 23 de junio de 2008

Martes 24/jun/08: Vanderlei Lima (II)



El video corto



El video largo

I: Buenos días
Cuando fue atacado por un sacerdote irlandés en dudosa plenitud de facultades mentales, Vanderlei de Lima estaba a menos de 7 kilómetros de ganar la prueba de maratón de las Olimpiadas de Atenas en 2004. Un espectador reaccionó de inmediato, antes aún que los guardias que escoltaban en bicicletas al corredor, y fue él, Polyvios Kossivas, quien libró al brasileño del abrazo del atacante y quien lo levantó y lo impulsó para seguir corriendo. Las palabras misteriosas de hoy son: historias olímpicas, capítulo dos, segunda parte.

II: Carrera y resultados
Teniendo casi a la vista el estadio donde terminaba la competencia, Vanderlei de Lima fue rebasado por el Stefano Baldini, y casi inmediatamente después por Mebrahtom Keflezighi (eritreo nacionalizado gringo), sin que el brasileño, deshecho física y mentalmente, pudiera poner resistencia. Sin embargo, en cuanto puso un pie en la pista del estadio, se le recibió con una ovación de pie y la gente lo vitoreó más que al italiano. En los últimos metros, arrojando besos al público, Vanderlei hizo una pequeña danza para celebrar su bronce. El primer reportero en entrevistarlo sería su viejo amigo, el exmaratonista mexicano Germán Silva, para TvAzteca, en portuñol.

La Federación Brasileña de Atletismo elevó una protesta formal a los organizadores para solicitar que a Vanderlei se le otorgara una medalla de oro, considerando que la irrupción del sacerdote irlandés había truncado lo que, a todas luces, iba a ser su triunfo. El COI se negó, pero concedió al maratonista la Medalla Pierre de Coubertin (que se había entregado por última vez, en verano, cinco olimpiadas antes), que premia a los más altos representantes del espíritu olímpico, misma que fue entregada en una ceremonia especial realizada en Río de Janeiro en diciembre de ese año.

III: El ángel
A los brasileños les intrigó saber quién ere ese gordo barbudo en bermudas que había defendido a Vanderlei Lima durante la maratón, y se puso en marcha una investigación periodística. Fue así como dieron con Polyvios Kossivas, vendedor, hombre de familia, y antiguo jugador de básquetbol.

El gobierno brasileño invitó a la ceremonia de entrega de la medalla Pierre de Coubertin a Polyvios Kossivas, a quien le fue dado tratamiento de héroe desde el aeropuerto. Kossivas fue homenajeado en varios eventos durante su estancia en Brasil, y se le puso el apodo de “El ángel griego”, que decenas de miles de aficionados corearon durante una presentación del visitante en el estadio Maracaná. Acompañado por su familia, Kossivas asistió a la entrega de la medalla a Vanderlei y los dos se encontraron por primera vez desde el incidente, recibiendo una ovación de pie de tres minutos. Kossivas recibió de Vanderlei un trofeo de jade montado en granito, como agradecimiento del pueblo brasileño. El griego bromeó diciendo que si lo enviaban a las siguientes olimpiadas, se encargaría de que nadie le hiciera daño al medallista brasileño. Luego expresó su deseo de que en Grecia se enteraran de la historia, pues en su propia tierra nadie sabía quién era Kossivas.

IV: Fin
Ahora sí, el blog está actualizado y con los videos correspondientes: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernestocortes@itesm.mx.

Sábado 21/jun/08: Vanderlei de Lima


I: Buenos días
Vanderlei Cordeiro de Lima llegó a las olimpiadas de Atenas 2004 como uno de los favoritos menores para el Maratón, la prueba cumbre del encuentro. Dos veces medallista de oro en Panamericanos (Winnipeg y Santo Domingo), el atleta originario del estado brasileño de Paraná venía de ganar el Maratón de Hamburgo en abril, con un tiempo de 2:09.39, pero en Atenas se encontraría con rivales de la talla del entonces poseedor de la marca mundial de la especialidad, el keniano Paul Tergat (2:04.55), el italiano Stefano Baldini (que venía de hacer 2:08.37 en Londres), y el inglés (ahora canadiense) Jon Brown, entre otros corredores de altos vuelos. Las palabras misteriosas de hoy son: Historias olímpicas, capítulo dos, primera parte.

II: Dos espectadores
La suerte y el Comité Olímpico Internacional (COI) quisieron que la ruta de esa maratón pasara, casi a la altura del kilómetro 36, frente a la casa de Polyvios Kossivas, un exjugador amateur de básquetbol convertido en agente de ventas, hecho ya un padre de familia de prominente panza y barba santaclosesca. Esa tarde, mientras veía en la televisión cómo Vanderlei de Lima tomaba el liderato de la carrera desde el kilómetro 20 y sacaba cientos de metros de ventaja a sus rivales, Kossivas no imaginaba que le correspondería a él ser uno de los protagonistas más importantes de esa competencia.

Al otro lado de la calle, frente a la casa de Kossivas, entre la multitud que aguardaba el paso de los corredores, esperaba pacientemente Cornelius Horan, quien había viajado desde su natal Irlanda dispuesto a convertirse en noticia una vez más. Las autoridades aduanales griegas lo habían dejado entrar al país esa mañana sin sospechar que ese sacerdote católico de pacífica apariencia era el mismo que un año antes había irrumpido en la pista donde se corría el Gran Premio de Inglaterra de la Fórmula Uno, poniéndose a torear autos que pasaban a 300 kilómetros por hora en la recta principal con un letrero que decía “Lean la Biblia. La Biblia siempre tiene la razón”.

III: Estrategias
La primera parte de la carrera se caracterizó por uno que otro lucidito que por tener sus tres minutos de fama dieron descolgadas de las que nadie en el pelotón de los corredores serios acusó recibo. El grupo puntero dejó que varios corredores inofensivos se alternaran el liderato y se mantuvo compacto durante los primeros kilómetros. Hacia el kilómetro 20, Vanderlei de Lima se despegó del pelotón y comenzó una escapada en solitario que lo llevó a sacar a sus perseguidores hasta un minuto de distancia (a estas velocidades, equivalente a unos 300 metros), dominando ampliamente la competencia, pues para cuando el pelotón se dio cuenta, ya lo habían perdido de vista, literalmente.

El grupo perseguidor, integrado por Tergat, Brown, Baldini, Shigeru Aburada (Japón), el eritreo nacionalizado norteamericano Mebrahtom Keflezighi y Jaouad Gharib, el marroquí campeón del mundo, se mantuvo unido y poco a poco fueron reduciéndole metros a la desventaja, juntos, hasta que en el km. 34 el italiano dio un jalón que solo resistió Keflezigui y que rompió la unidad y el paso del grupo. Lanzado con todo a la caza de Vanderlei, Stefano Baldini pasó por el abastecimiento del km 35 “apenas” medio minuto atrás del brasileño, a 7 kilómetros ya de la meta.

IV: « Oh là là là là, qu’est-ce qui c’est passé ? »
Lo que sucedió fue tan repentino que los comentaristas deportivos alrededor del mundo se quedaron fríos: de pronto, Vanderlei de lima voltea a su izquierda y hace un gesto que del terror pasa al dolor, cuando es arrollado por un sexagenario vestido como duende irlandés con pancartas pegadas al cuerpo. Vanderlei de Lima y Cornelius Horan caen al piso hechos un nudo; tres agentes de seguridad que están a la mano se quedan inmóviles, sorprendidos, no reaccionan; la cerca que separa al público de la ruta es saltada por un hombre cuya fisonomía contrasta con su agilidad: un gordo de barba blanca en bermudas se arroja sobre el agresor y de un empellón lo quita de encima del brasileño, inmediatamente después ayuda a levantarse al corredor y lo impulsa con las dos manos mientras le grita “go!”; finalmente los policías reaccionan. Vanderlei ha perdido 20 preciosos segundos y va lastimado, pero sobre todo, con el ritmo y la mente ya completamente fuera de sitio. Baldini, que no ha visto el incidente, se sorprende al pasar una curva y ver que el brasileño está tan cerca, pero reacciona y ataca con más fuerza, seguido de Keflezighi, que no se le despega un metro. Polyvios Kossivas regresa corriendo a su casa para ver en la televisión el final de la competencia. Su esposa y su hija están llorando cuando él abre la puerta. Afuera, la policía arresta a Cornelius Horan, quien porta unos letreros que dicen “El padre del Grand Prix. El cumplimiento de la profecía de Israel, dice la Biblia. La segunda venida está cerca”. Pagará una multa de 3000 euros y será expulsado de Grecia. Tres días después, el 2 de septiembre, será juzgado en Londres por exponerse indecentemente ante una niña de 7 años. El jurado lo exonerará.

V: To be continued
En nuestra próxima entrega concluiremos esta historia, con el desenlace de la competencia, y siguiendo los destinos de Kossivas, de Lima y Horan, que dieron todavía de qué hablar en los meses posteriores a las Olimpiadas. En el blog, claro, el video de esta carrera y del incidente: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernestocortes@itesm.mx

viernes, 13 de junio de 2008

Eric Moussambani

Comentado por Roy y HG, australianos.




El "Behind the scenes": Eric Moussambani before starting:



I: Buenos días
En ese momento era la alberca más rápida y moderna del mundo, inaugurada pocos días antes, con dos carriles extras y dispositivos para evitar el oleaje, que permitirían a los nadadores desplazarse más velozmente. En los bloques de salida, en contraparte, se encontraban los tres nadadores olímpicos más lentos del mundo: uno de Níger, otro de Tayikistán y uno más de Guinea Ecuatorial, dispuestos a recorrer de ida y vuelta su carril para completar los 100 metros. Los tres eran invitados especiales del Comité Olímpico Internacional, que había ideado un programa de invitación directa a países que no tenían los recursos necesarios para hacer calificar atletas a ciertas disciplinas, como la de natación. Apenas acomodados en los bloques, sin esperar mayor indicación, los nadadores de Tayikistán y Níger se lanzaron intempestivamente al agua, lo que les ganó la descalificación inmediata, por salida en falso. Así, Eric Moussambani, de 22 años, natural de Guinea Ecuatorial, que había aprendido a nadar ocho meses antes en una de las dos albercas de su país (ubicada en un hotel), que nunca había visto una alberca olímpica, que nunca había nadado más de 20 metros seguidos, que estaba usando unos googles por primera vez en su vida, tragó saliva y se plantó solo, con los cordones de su traje de baño por fuera, a esperar la señal de salida. Las palabras misteriosas de hoy son: historias olímpicas, capítulo uno.

II: Eric the Eel
Si bien en las olimpiadas del año 2000, en Sydney, nadadores como Ian Thorpe, Alexander Popov y Pieter van den Hoogenband fueron el centro de atención por los espectaculares récords que marcaron en competencia, ninguno recibió tanta consideración ni se llevó tantos aplausos y alabanzas como Éric Moussambani, quien a la fecha ostenta el récord por haber recorrido los 100 metros nadando más lento que nadie en la historia de las olimpiadas.

Moussambani se lanzó a la alberca solo, y lo que al principio fueron aplausos corteses del público que esperaba los platos fuertes del día, se convirtió en una ensordecedora ovación de pie conforme se fue haciendo evidente que para el africano terminar ya no era solamente cuestión de honor deportivo, sino de sobrevivencia misma: una vez recorridos los primeros 50 metros, al nadador se le fueron las energías, y hacia la mitad del trayecto de regreso comenzó a patalear y manotear desesperadamente ya no en plan competitivo, sino dando, literalmente, patadas de ahogado, y sin avanzar mucho. Con un público totalmente entregado dándole ánimos, Eric Moussambani logró tocar la orilla en 1:52.72, un poco más del doble de lo que tardaría Ian Thorpe esa misma tarde; casi el mismo tiempo que se hace en los 200 metros libres. En suma, el peor tiempo de la historia.

Esa actuación le ganó, en Inglaterra, el apodo de “Eric la Anguila” (the Eel) en referencia al peor esquiador de la historia olímpica, “Eddie el Águila” (the Eagle), un inglés que de esquiador pasó a cantante en idiomas que no hablaba. Pero esa, la de Eddie, es otra historia.

III: Sus 15 minutos
Con su inexperiencia, pero con su entrega, Moussambani fue visto como el verdadero representante del espíritu olímpico, en contraste con los atletas patrocinados por las grandes marcas, venidos de los países de primer mundo. Claro, poco tardaría una grande marca en patrocinarlo, mientras duraba la fama.

Una vez que salió de la alberca en el Aquatic Center de Sydney, a Eric Moussambani le tomó más de una hora llegar a los vestidores: todo el mundo lo quería entrevistar, aunque hablara español. Luego vinieron las ofertas: Speedo le ofreció un patrocinio y se lo llevó de gira por Europa, firmando autógrafos. La Universidad de Wisconsin lo invitó a entrenar y estudiar en sus instalaciones, fue huésped de decenas de cadenas televisivas de todo el mundo, su cara apareció en infinidad de periódicos y revistas.

La cuestión fue que cuando quiso ponerse a entrenar de nuevo, se encontró con que la fama y la fortuna se fueron tan bruscamente como habían llegado. Un error gubernamental (en Guinea Ecuatorial) le impidió obtener la visa para viajar a Estados Unidos y aceptar la beca de Wisconsin. Se fue a España a trabajar y entrenar, aunque esta vez ni Speedo ni ninguna otra marca lo quisieron apoyar. Como pudo, Moussambani pasó cuatro años preparándose, y cuando vino el tiempo de ir a Atenas (habiéndole ya reducido un minuto al crono), se dirigió a su país para reunirse con el resto de la delegación deportiva. En Guinea Ecuatorial, en vez de su acreditación, se encontró con la noticia de que los funcionarios olímpicos de su país habían perdido la fotografía para su registro, y que no había sido inscrito en los Juegos Olímpicos de 2004. Desilusionado, Eric declaró que se retiraba de la natación y que buscaría emigrar a Florida para estudiar computación. Poco se supo de él desde entonces.

En febrero de este año, el veterano periodista australiano Garry Linnell envió una carta abierta pidiendo a Moussambani que regrese a las albercas para asistir a Beijing. “En verdad te extrañamos, Eric. El deporte se ha vuelto tan condenadamente serio últimamente que vamos a necesitar tu toque más ligero. Así que, por favor, amigo. Piénsalo. Nos encantaría que te nos unieras”.

IV: Avisos
En la anterior entrega de esta columna comenté un partido memorable: el de Portugal – Inglaterra en la Euro 2004. Una corrección: en el tiempo regular, el marcador fue 1-1, no 2-2. Por curiosidad, me puse a revisar estadísticas y datos de aquel juego y me encontré con algo curioso: el entrenador de Inglaterra, ¿saben quién era? Sven Goran Eriksson. Su equipo perdió en penales.

Desde este sábado y hasta los Juegos Olímpicos, si otra cosa no sucede, estaremos compartiendo historias olímpicas cada fin de semana. Por supuesto, las crónicas vendrán acompañadas de videos: en el blog pueden revivir la hazaña de Moussambani: ernestocortes.blogspot.com. Los leo: ernestocortes@itesm.mx

jueves, 12 de junio de 2008

Martes 10/jun/08: Árboles / El juego verdadero


I: Buenos días
Creo que el primer árbol famoso del que supe fue el de la Noche Triste, donde cuentan que Hernán Cortés se sentó a llorar la derrota que le habían inflingido los mexicas. Luego supe del árbol de Newton, de dudosa certeza histórica, pero afirmada leyenda (tanto, que hasta tiene “hijos” en varias universidades del mundo). Me maravillaron de niño las sequoias que vi en algún documental y muchas veces me detuve a tratar de concebir un árbol que fuera tan alto como una cancha de futbol puesta de pie, referencia a la mano: imposible entonces. Sigo con ganas de ir a conocer el Árbol del Tule. Las palabras misteriosas de hoy son: árboles, políticos, juegos.

II: Retoños
“I. W. Jackson, del condado de Clarke, por una parte, y el árbol de roble (…) del condado de Clarke, por la otra parte: atestiguan, que el dicho W. H. Jackson por y en consideración del gran afecto que guarda al dicho árbol, y su gran deseo de verlo siempre protegido, por medio de la presente confiere al dicho árbol la entera posesión de sí mismo y de toda la tierra a ocho pies de todos sus lados”. Con estas palabras, un prominente miembro de la comunidad de Athens, en el estado norteamericano de Georgia, concedió en 1832 propiedad de sí mismo a un árbol al que tenía en muy alta estima. Su deseo fue respetado, y a la fecha, hay un cercado y una placa que atestiguan la autopropiedad del árbol.

En realidad, el árbol actual es hijo del original. El roble blanco al que originalmente se refiere el acuerdo anteriormente citado comenzó a morir en 1906 y acabó por caer en 1942, a una edad incierta de entre 150 y 400 años. Una asociación de damas locales propuso que se plantara un hijo del árbol original, para conservar el símbolo, y, dado que varios vecinos tenían árboles descendientes del original, se hizo un estudio y se eligió al mejor candidato: un joven de metro y medio que fue trasplantado el 4 de diciembre de 1946, en presencia de la asociación de damas, el alcalde de la ciudad y un pastor que bendijo el nuevo árbol. En la actualidad el árbol que se posee a sí mismo mide 15 metros de altura, y se le ve con buena salud. Es uno de los habitantes más prominentes de Athens, declarado sitio histórico y protegida su autopropiedad por las autoridades locales. El árbol: 33°57′17″N 83°22′56″W, por si tienen Google Earth.

Me vino a la mente la historia de este árbol ahora que varias voces se han expresado por plantar otro zalatón en dónde estuvo el de Juárez, y de donde acaban de remover el obelisco y la estatua. Tener un hijo colectivo a quién cuidar en un espacio tan público y tan significativo en la historia local sería una labor bonita para todos. Dejar un árbol para la historia me parece más noble que poner otro adefesio de cemento. Ojalá así fuera.

III: Círculo vicioso
Ayer, el Milenio, el Diario y el Ecos desplegaron en sus primeras planas fotografías y entrevistas a funcionarios a los que ya les anda, ya les anda por ser candidatos a puestos de elección popular. “No descuido mi trabajo actual, y aunque falte todavía mucho tiempo para las elecciones estoy list@ para aquello a lo que el partido/la militancia me llame, ya que es mi legítima aspiración y tengo los méritos suficientes para etc, etc, etc” fue más o menos el discurso general.

Es el juego que todos jugamos: ellos hacen como que su verdadero interés es trabajar por la sociedad, nosotros hacemos como que les creemos; ellos hacen como que no violan la ley porque no se trata de precampañas, y nosotros decimos claro que no, está en su derecho; ellos aseguran que no están descuidando su trabajo, para nada, si primero me debo al pueblo que me puso aquí, y nosotros los seguimos sacando, un día sí y el otro también, en la primera plana, expresando sus legítimas aspìraciones, todo dentro del ordenamiento de la ley. Y luego escribimos columnas para demandarle al gobernador que los meta en cintura, ya póngalos en paz, licenciado. Y luego los entrevistamos otra vez para que ellos digan que no están descuidando su trabajo, pero que si el partido/la militancia/ los llama, están listos para seguirnos sirviendo. Y escribimos columnas que sí, fulanito tiene méritos, acuérdense de cuando fue diputado/presidente/regidor, pero la semana siguiente publicamos otra columna para criticarlos por andar precampañeando, y les recordamos que falta mucho. Luego entrevistamos al del IFE para que diga que todavía no es tiempo, y vamos y los entrevistamos a ellos para que digan que efectivamente, todavía no es tiempo, y nadie está brincándose la ley, simplemente que estoy en mi legítimo derecho de expresar que nada me gustaría más que seguir sirviendo al pueblo otros años, donde el pueblo me ponga, nomás que sea de donde ya estoy para arriba. Y publicamos su foto y la entrevista donde niegan estar haciendo precampaña. Y luego criticamos al IFE por permitir que funcionarios se anden haciendo promoción. Pero luego vamos y los entrevistamos sobre las aspiraciones de sus contrincantes, para seguir teniendo de qué hablar y seguirlos criticando por andar haciendo precampañas, si todavía no es tiempo, ya lo dijo el IFE, no sean golosos, mira nada más. Pero aquí les presentamos su foto y lo que dijo. Y así.

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