sábado, 8 de noviembre de 2008
Martes 4/nov/08: Elecciones en Estados Unidos.
I: Buenos días
El 21 de octubre pasado, la cadena de televisión infantil Nickelodeon anunció los resultados de su encuesta "Los niños escogen al presidente", misma que han realizado desde 1988, y que ha acertado en 4 de 5 ocasiones al ganador de las elecciones federales. Este año, ganó Barak Obama, por un apretado 51% contra 49% de John McCain. La televisora copió la idea a la empresa editorial Scholastic, que desde 1940 realiza una consulta masiva con niños que ha predicho con exactitud el siguiente presidente de Estados Unidos (excepto en dos ocasiones). La encuesta de Scholastic (14/oct/08) dio 57% a Obama y 39% a McCain, mientras que el restante 4% se dividió de manera peculiar: muchos niños votaron por sí mismos, otros muchos votaron por Hillary Clinton (11% del 4% de "otros") y otros más por personas como el comediante Stephen Colbert (de The Colbert Report, va después del Daily Show With Jon Stewart en Comedy Central), Miley Cyrus (Hanna Montana) y The Jonas Brothers. Las palabras misteriosas de hoy son: elecciones en EU.
II: Compre su boleto para ganarse este bonito tigre, pásele, pásele
¿Por qué alguien querría ser presidente de Estados Unidos?, se pregunta Peter Baker, del New York Times (1/nov/08). ¿A quién se le ocurre que es una buena idea pelear por la presidencia de un país en crisis, con la economía tambaleante, peleando una guerra que ya no se sostiene, con una reputación internacional por los suelos y una larga lista de detallitos por arreglar? Una encuesta de CNN/Opinion Research Corporation en 2006 mostró que solo a un 41% de los padres de familia norteamericanos les gustaría que su hijo fuera presidente (y eso que en 2006 todavía no estaban las cosas tan mal como ahorita). Peter Baker enumera las salidas poco felices de varios de los ocupantes de la Casa Blanca en la época moderna: Kennedy fue asesinado; Lyndon B. Johnson y Richard Nixon fueron obligados a renunciar; Gerald Ford, Jimmy Carter y Bush padre fueron repudiados por los votantes; Bill Clinton… pues Clinton, ya sabemos en lo que terminó su afición por las becarias rechonchas; y Bush hijo tiene el más bajo nivel de aprobación pública en la historia de Estados Unidos, y es ampliamente considerado como el peor presidente que ese país (y el mundo) ha sufrido. Yo agregaría que Reagan no salió muy bien parado del Irangate, o al menos en Latinoamérica tenemos una memoria aciaga de su reinado. Así pues, ¿por qué ese afán de McCain y de Obama por sacarse la rifa del tigre? ¿Qué mecanismos operan en las mentes de estos señores para que el ego, la vanidad y la promesa de posteridad sean más fuertes que el sentido común y el instinto primario de conservación y sobrevivencia? Ojalá que hayan aprovechado su último fin de semana de aplausos, parabienes y querencia popular, porque una vez que cualquiera de los dos ocupe la Sala Oval, pasará a ser el pararrayos de los problemas y adiós ovaciones incondicionales.
A mí una vez una santera cubana en pleno trance me vaticinó, mientras me sacudía los hombros con los ojos en blanco y echaba espuma por la boca (ella) que yo voy a ser presidente de la república. Nada más que si para ese entonces el país está hecho un cochinero, con el perdón, pero no aceptaré el designio de la voluntad popular, ya les voy diciendo.
III: "Lo bueno es que ahora que gane Obama a todos nos va a ir rebién"
Como siempre con los gringos, quienquiera que gane, México pierde. Ni Obama ni McCain tienen mayor interés en un acuerdo migratorio con nuestro país, y no estamos en su lista de prioridades. Aún más: mientras que por un lado, la candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin, ignora todo sobre lo que hay al sur de su frontera, Joe Biden, el compañero de fórmula del candidato demócrata, se ha expresado profusamente contra México y ha desairado a funcionarios nacionales desde que, a los 30 años, ocupó un asiento en el Senado norteamericano. Obama despierta muchas simpatías fuera de Estados Unidos por razones que van desde su filiación partidista (cualquier gringo que esté contra Bush ya lleva las de ganar fuera de su país) al hecho de que es parte de una minoría étnica, y la sensación generalizada es que, como su campaña lo dice, trae la esperanza consigo, no solamente para EU, sino para el resto del mundo. No será tanto. Obama, a fin de cuentas, forma parte de un sistema que no va a ser combado fácilmente, aún si él lo quisiera (que no lo quiere mucho, tampoco), y su equipo —empezando por Biden— nos lo hará notar, si llega el momento. Obama hizo un comercial la semana antepasada hablando en muy buen español, y ha tenido sus coqueteos con la comunidad latina, pero el idilio se acaba hoy en la noche. Los latinos les interesan a ambos políticos contendientes en tanto aporten su voto. Después, las promesas se olvidan.
La semana pasada, un religioso hizo una exposición brillante en el Congreso del Estado de Colima, durante el foro sobre la despenalización del aborto. El también profesor de Moral decía que, en palabras de Santo Tomás de Aquino, a veces hay que elegir no entre el bien y el mal, sino entre el mal mayor y el mal menor. Creo que este es el caso con Obama, quien representa el mal menor. Sin embargo, nosotros no votamos, así que solo nos queda el enviar las buenas intenciones. Hoy en la noche estaremos contando una nueva historia.
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