Conciencia

sábado, 19 de enero de 2008

Domingo 20/ene/08: Fischer





I: Buenos días
El pasado 4 de diciembre, con las palabras misteriosas “Historias de Ajedrez”, en la Columna Lítica nos referimos a anécdotas sobre los más recientes campeones mundiales de este deporte: Spassky, Fischer, Karpov, Kasparov y Kramnik. Como decíamos, la partida de 1972 entre los dos primeros fue también un enfrentamiento entre dos bloques en lo más álgido de la guerra fría. El campeón soviético se encontró con el retador norteamericano en Reykiavik, capital de la hasta entonces desconocida Islandia, pequeña isla en el Atlántico invadida para la ocasión por periodistas, funcionarios, ajedrecistas, empresarios y burócratas venidos de ambos países. Del llamado Match del Siglo salió triunfador Bobby Fischer, el niño terrible del ajedrez, un jugador polémico porque su agresividad no se limitaba al tablero, sino que se extendía a su comportamiento cotidiano. De carácter voluble e irascible, Fischer mostraba además una desmedida ambición por el dinero, lo que siempre metía en aprietos a los organizadores de los torneos en que participaba. Las palabras misteriosas de hoy son: Bobby Fischer.

II: Dos fotografías
En la primera, un niño de 13 años está derrotando al Gran Maestro Donald Blyne. Es una partida fuera de torneo, Fisher acaba de ganar el Campeonato Junior de EU y su fama de niño prodigio comienza a extenderse. La mesa está rodeada de gente que no quiere perderse un detalle del encuentro. Fisher apenas alcanza la mesa, tiene los dos codos sobre la misma y apoya su mentón en las manos, mirando indolentemente el tablero. Solo vemos la espalda de Blyne, pero podemos sentir lo que el mejor jugador de Norteamérica está cargando sobre sus hombros tensos: le está ganando un niño al que dobla la edad, esto no puede ser.

La segunda foto: aeropuerto de Narita, Japón, 13 de julio del 2004. Casi calvo y de barba blanca, Bobby Fisher es escoltado por tres policías japoneses con guantes blancos. Les saca una cabeza de estatura. Está protestando a gritos mientras los impasibles nipones lo conducen fuera de la terminal aérea. Tiene dos dientes rotos, y la barba desaliñada le da más aspecto de vagabundo que de ex campeón mundial de ajedrez.

III: Tras el reinado
Tras obtener el campeonato mundial en 1972, Fischer se negó a defenderlo, y exigió a la Federación Internacional de Ajedrez el cumplimiento de una lista de 60 condiciones especiales para efectuar un encuentro donde expusiera su título. La FIDE lo despojó del mismo en 1975, entregándoselo al soviético Anatoly Karpov. Entonces Fischer desapareció de la escena. Volvió a saberse de él cuando a principios de los 80s fue golpeado por unos policías que lo encarcelaron confundiéndolo con un malhechor.

En 1992 realizó una aparición pública en Yugoslavia, donde, contraviniendo el embargo impuesto contra ese país por Bush Padre, jugó contra Spassky y arrasó con él y con los 3 millones 335 mil dólares con que el magnate yugoslavo Yezdímir Vasílievich (banquero que defraudó a sus clientes y huyó con el dinero durante la guerra balcànica) dotó el primer premio de este encuentro. Días antes de la primera partida, el Departamento de Estado le envió una carta donde le advertieron que se podía hacer acreedor a 10 años de prisión si jugaba el encuentro. Fischer convocó a los periodistas que cubrían la justa y les leyó la carta. Luego escupió sobre ella.

Esto lo convirtió en prófugo de la justicia. Después de Yugoslavia, tuvo que andar a salto de mata, con una orden internacional de aprehensión en su contra, que fue hecha efectiva 12 años después en Japón. Estados Unidos reclamó la extradición. La presidenta de la Federación Japonesa de Ajedrez se casó con Fischer –en la cárcel- en un intento de parar el proceso. No funcionó. Fischer pidió a la comunidad internacional apoyo, y el gobierno islandés respondió. En agradecimiento por haberlos puesto en el mapa del mundo, el parlamento islandés aprobó una ley especial en la que se le concedía la nacionalidad a Bobby Fischer. Al no existir un tratado de extradición entre su nueva patria y EU, el ajedrecista pudo volar a Reykiavik, donde se retiró de la vida pública para siempre.

Anoche, se informó que Bobby Fischer, considerado por algunos como el mayor genio natural del ajedrez, murió a la edad de 64 años en la capital islandesa. Además de partidas memorables, legó al mundo el diseño de un reloj para ajedrez que lleva su nombre, y de una variante del juego llamada Random Fischer.

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