I: Buenos días
“Cuando trabajo en un proceso de creación me hago muchas preguntas, y se las hago a la gente que trabaja conmigo. No es importante la respuesta, lo que importa es la pregunta. (…) En mi espectáculo 30/30 no hay música, ni hay escenografía, ni hay un escenario. Danzo en la calle, para la gente. Me convierto en la ocasión para ellos de crear. La gente se evade cuando bailo un solo, y ellos crean su propia coreografía”. Paul-André Fortier, coreógrafo quebequense. Las palabras misteriosas de hoy son: arte en la calle.
II: Allá en el norte
30/30 es un solo de danza contemporánea que Paul-André Fortier ha presentado en alrededor de 70 ciudades de cuatro continentes. Consiste en una coreografía de 30 minutos que el intérprete (que andará arriba de los 50 años) ejecuta en la calle, en plena acera, de manera gratuita para el que lo quiera ver. Fortier cuenta que ha sido una experiencia invaluable presentar este espectáculo tanto en Londres como en Xalapa, en Montréal o en Tokio, pues la reacción de cada público es diferente, y su intercambio con el peatón cotidiano le ha ofrecido una visión distintiva de cada cultura.
La de Fortier es solo una más de las muchas expresiones artísticas callejeras que se pueden encontrar, en este caso, en Québec. Pero así como en este país, el arte de la calle es muy valorado en otros lugares, llegando a constituirse como una disciplina formal dentro de su propia libertad, y como una manifestación obligada en el espectro cultural de algunas sociedades. En Londres, por ejemplo, hay un corredor a lo largo del río Támesis, entre lo que es el Ojo del Milenio (la gigantesca rueda de la fortuna enfrente del Big Ben) y la Torre de Londres, en el que se reúnen músicos, estatuas vivientes, actores, mimos y pintores a compartir arte efímero que es muy apreciado por esos lares.
Como dato curioso, en octubre del año pasado, la pequeña ciudad de Mississipi Mills, en el estado canadiense de Ontario, creó, como parte de la planta de trabajadores del municipio, el puesto oficial de Payaso del Pueblo. Silly-U, un clown local, fue el elegido para ocupar por primera vez esta posición, y su trabajo es salir a las calles del pueblo en los días festivos y los fines de semana a hacer payasadas, tal cual, y a entretener a la gente, pues el municipio considera que es una buena manera de atraer al turismo y además de darle al lugar una imagen relajada, alegre, divertida.
III: En Colima
Todo esto viene al caso porque ayer se hizo pública una convocatoria para los grupos de teatro locales en la que se invita a participar en el Primer Festival de Artes Escénicas en Espacios no Convencionales. Por primera vez en Colima, durante los dos últimos fines de semana de septiembre, se llevará a cabo un festival con 10 espectáculos cortos de teatro que serán presentados en lugares como mercados, plazas públicas, oficinas, calles, andadores y jardines de los diez municipios del estado.
Esta convocatoria fue dada a conocer ayer por Rubén Pérez Anguiano, secretario de Cultura, quien indicó que las propuestas se recibirán hasta el día 17 de agosto, y las obras elegidas serán anunciadas 10 días después. Entre las condiciones que deben reunir las propuestas destacan: duración de entre 10 y 35 minutos, temas con orientación a todo público, y facilidad de adaptar la obra a un espacio no convencional. Para la elección de los espectáculos, se tomarán en cuenta la trayectoria del postulante, el texto propuesto, el concepto de la obra y la experiencia del grupo o solista en otros eventos de este tipo.
Va a estar divertido, tanto para los artistas como para el público que se tope con alguna función en la calle, en el mercado o en un jardín. La convivencia con el público en la calle es muy diferente a la que se da en un teatro, y reviste una intimidad mayor, así como un reto para el ejecutante, pues no es fácil, ya en la práctica, plantarse ante el público de calle, que a veces es más exigente que el del teatro mismo. Será también un esfuerzo importante por seguir creando público en el estado, y acercar expresiones artísticas a gente que probablemente nunca ha pisado una sala de teatro, pero que tal vez después de ver a un grupo callejero mostrará más curiosidad o interés por el teatro y las artes escénicas en general. En fin, es de esas cosas que no se cuantifican fácilmente, o cuyos resultados no se pueden medir de manera inmediata, pero que poco a poco van incidiendo en el nivel cultural de un pueblo, y aportando elementos positivos para mejorar la calidad de vida, entendida ésta como un todo.
Total que, compañeros teatreros, hay una oportunidad para mostrar nuestro trabajo. Compañeros del público que nos acompaña, estén pendientes al programa del Festival, que se dará a conocer en los primeros días de septiembre. Como les digo, va a ser un evento que todos, actores y público, vamos a disfrutar grandemente.