Conciencia

sábado, 28 de abril de 2007

Domingo 29/abr/07: El vuelo del colibrí

Libros, versiones

Así como la ciencia busca una teoría unificada que le permita explicar las interacciones de las cuatro fuerzas elementales del universo, en la literatura constantemente se hacen esfuerzos por crear versiones “unificadas” de novelas importantes que a lo largo del tiempo han ido apareciendo en versiones diferentes a la anterior. Tales son los casos de Ulises, y Cumbres borrascosas, por mencionar solo dos. Afortunadamente, en español ya contamos con la versión unificada de Cien años de soledad. Lo mejor de todo, en vida del autor.

Con motivo del IV Congreso Internacional de la Lengua Española, la Academia Colombiana propuso homenajear a Gabriel García Márquez, aprovechando su cumpleaños número 80, y el 40 aniversario de su novela más famosa. Pero además de crear una edición primorosamente encuadernada y acompañada de estudios críticos, glosario, árbol genealógico y otras bondades literarias, hicieron algo muy importante: unificaron el texto, antes de que el autor desaparezca y pase lo que ocurrió tras la muerte de James Joyce.

El texto de Ulises, de Joyce, sigue siendo objeto de polémica. Existen a la fecha más de 20 versiones distintas. La cuestión es que, en su tiempo, la novela primero fue publicada por partes en varias revistas (lo cual causó la clausura de alguna, por obscenidad, dijo la ley). Después de que apareció la primera edición, en Francia, el autor fue agregando correcciones a las impresiones subsiguientes, e incluso aparecieron versiones “pirata” (en los años 30, por si creíamos que la piratería era algo nuevo) en las que había palabras cambiadas. Los manuscritos originales, o no tan originales, con correcciones del autor (y de otras manos), fueron dando tumbos y siendo reimpresos en varias ocasiones, con errores en muchas de ellas, y esto fue dando pie a la proliferación de versiones de la misma novela, al grado que a la fecha los estudiosos siguen peleando por definir cuál es “la buena”. En 1984, Walter Gabler propuso una versión definitiva, basándose en manuscritos, revistas y versiones varias. Poco le duró el gusto, pues la crítica fue tal que ahora Gabler es visto en algunos círculos como el pedante que pretendió enmendarle la plana a Joyce.

Por suerte para el mundo literario, la Real Academia de la Lengua Española decidió editar la versión unificada de Cien Años, eliminando las erratas de la primera edición (Sudamericana, 1967, 8 mil ejemplares) y haciendo un cuidadoso trabajo de revisión en el que el autor dio forma final al texto definitivo, que difiere ligeramente de las ediciones anteriores.

A la fecha, la novela ha vendido más de 30 millones de ejemplares en 35 idiomas. Las traducciones siempre han representado retos, que en algunos casos han deparado sorpresas interesantes. Tiene particular fama la traducción al inglés, realizada en 1970 por Gregory Rabassa, quizá el más conocido traductor de español a inglés en el mundo de la literatura. Rabassa (quien se llama a si mismo “intérprete”, por utilizar la terminología musical) venía de traducir Rayuela (Hopscotch), y fue el mismo Julio Cortázar quien lo recomendó, visto el soberbio trabajo que el académico norteamericano había realizado con su novela, sobrepasando incluso la versión francesa, que en teoría hubiera sido la mejor traducción de Rayuela, que de por sí está escrita en un español con varias estructuras gramaticales francesas. One hundred years of solitude se convirtió en uno de los libros latinoamericanos más vendidos en lengua inglesa, estableciendo records de permanencia en las listas de libros más vendidos en el mercado de libros norteamericanos. Dicen que García Márquez ha dicho, refiriéndose a la versión de Rabassa, que la versión en inglés supera a la versión en español. Como dato curioso, el esperantista y filólogo español Fernando de Diego (ya hablaremos de él en otra ocasión) se encargó de verter el texto al esperanto en 1992 (Cent jaroj da soleco).

Sábado 28/abr/07: Los tiempos que van y los que vienen

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I: Buenos días

“Creo que nos ha tocado vivir una transformación en todos los sentidos del ser humano en los últimos 50 años, tanto en el aspecto religioso, como en lo social, en lo científico, en lo económico, vaya hasta en los natural” escribió ayer mi compañero de plana Luis Ladino Cosío. Aunque en lo personal no concuerdo con todos los puntos de vista que expone en su columna, me pareció muy valiosa su reflexión, que sirve de punto de partida para las letras de esta entrega. Las palabras misteriosas de hoy son: cambios, mundo, futuro.

II: Los tiempos y la tecnología

John Smeulders es un canadiense de origen holandés que cada año viene con su esposa Mae a pasar los inviernos en Colima. El otro día fui a su casa y me platicó que acababa de tener una conversación con su hija vía internet. Usando las ventajas de la transmisión de voz y video, su hija le mostró la mesa servida y le contó lo que estaban a punto de cenar, a miles de kilómetros de distancia. John me contó de la primera vez que vio una televisión, en la vitrina de una tienda, en su natal Holanda, y de cómo la gente se arremolinaba para ver esa caja con un vidrio en la que aparecían imágenes que se movían. Cincuenta años más tarde, es una cosa natural el ver a su hija, en tiempo real, a través de una pantalla. El mundo cambió muy rápido.

Cuando John era chico, uno de los entretenimientos mayores era ir a seguir las partidas de ajedrez de Max Euwe. La gente se reunía en el teatro, donde se instalaba un tablero gigante. Cerca del escenario había un teléfono, que sonaba cada vez que el campeón o su contrincante hacían una movida, en Londres, en Roma, en Paris, donde fuera que se estuviera disputando la partida. Entonces el responsable del teléfono venía y movía la pieza correspondiente, y la gente se excitaba y reproducía la jugada en su tablero y la sala se llenaba de murmullos y de cientos de expertos que analizaban el juego. En diciembre pasado, seguí, en vivo, la memorable partida que el campeón mundial Vladimir Kramnik perdió contra la computadora Deep Fritz, en lo que ha sido llamado “el error del siglo”. Un segundo después de que alguno de los dos contrincantes movía, en la pantalla de mi computadora la pieza se movía, mientras por los audífonos escuchaba a un comentador que, en inglés, transmitía sus comentarios desde la sala de Bonn donde se estaba realizando la partida, y en otra ventana veía fotografías tomadas minutos antes que mostraban al campeón y a la computadora (y su operador) sentados bajo una luz azul ante un tablero de ajedrez.

III: Y lo que viene

“El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”. Así describe Gabriel García Márquez a Macondo en sus primeros días. Así podría describirse el mundo de hoy, las cosas son tan nuevas, que a veces no alcanzan los nombres, o hay que irlos inventando sobre la marcha: email, nanobiotecnología, bloguear, geoingeniería, terabyte, biopiratería, chatear. Ya no se sabe si ponerles comillas, cursivas, o un altar. La semana pasada, escuché un discurso de Bush donde hablaba sobre la convivencia en los blogs. Eso fue algo nuevo para mí: escuchar a un presidente incluyendo en sus discursos ese lenguaje, considerando los blogs (algo así como un “diario personal” público, en internet) como una manera regular de interacción entre los seres humanos.

El año pasado, estando en Ottawa, leí un reportaje donde se criticaba que los mandos medios del gobierno no están trabajando porque se pasan el día jugando, chateando o navegando con sus blueberries, que están convirtiéndose en un problema de salud política para los canadienses. El 14 de marzo de este año, en Colima se hizo mención a la llegada de las blueberries a nuestro congreso: el diputado Peralta, de acuerdo a Bajo el Volcán, de Ecos de la Costa, estrenó su aparatito y comenzó a picarle, sin que por ello perdiera detalle alguno de lo que ocurría en el pleno”. El mundo está cambiando.

IV: Por supuesto

Yo también blogueo: ernestocortes@blogspot.com. Y maileo: ernesto@cuerdacueroycanto.com. Hoy en la noche cantamos, con el grupo CuerdaCueroyCanto, en el Desafío Poético y Musical que se realizará en el Jardín Libertad a partir de las 7 pm. Por si gustan.

Jueves 26/abr/07: Legalizaciones II

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I: Buenos días

A dos cuadras de haberse bajado del tren en Ámsterdam, uno es abordado por un tipo que pasa caminando como si nada y murmura “cocacocacocacoca” y lo mira a uno de reojo mientras continúa caminando, casual pero atento a la reacción. Más adelante otro se atraviesa en el camino y, a manera de disculpa, voltea y dice “extaextaexta” y luego sigue su camino, para voltear cinco pasos después y averiguar si uno lo está siguiendo. Tres cuadras después, un tipo malencarado recargado en la esquina de un callejón susurra “acidacidacidacid”. Las palabras misteriosas de hoy son: El caso Holanda.

II: información y leyes

En su edición de mayo de 2004, el American Journal of Public Health publicó una investigación de los doctores Craig Reinarman (Departamento de Sociología, Universidad de California), Peter D. A. Cohen y Hendrien L. Kaal (ámbos del Centro de Investigación de Drogas, Universidad de Ámsterdam). En este documento, los investigadores presentaban los resultados de un estudio comparativo sobre droga y leyes entre las ciudades de Ámsterdam y San Francisco, concluyendo que no hay evidencia que sustente la afirmación de que la criminalización reduce, o que la descriminalización aumenta, el uso de drogas.

Esto lo sabían o lo intuían los legisladores holandeses que, casi tres décadas antes, introdujeron reformas a la ley que dieron paso a una política de, primero, tolerancia hacia el uso de drogas blandas y, después, la legalización total de las mismas. La clave estuvo en la información científica y en la diferenciación entre dos categorías de estupefacientes: los que producen adicción física, conocidos como drogas duras (cocaína, heroína, anfetaminas…) y los que no producen adicción física, o drogas blandas (marihuana, peyote, hongos…). Las primeras estaban causando (siguen causando) problemas a la sociedad holandesa. Las segundas, consideraron, no representaban un peligro en términos de salud pública, y su uso podía legalizarse y, hasta cierto punto, controlarse. 1976 señaló el inicio de este nuevo marco legal. Hace 31 años, los holandeses hicieron lo que hoy en día está asustando a algunos mexicanos: la legalización de las drogas blandas y la disminución de problemas causados tanto por los usuarios como por los distribuidores.

Con todo, el problema está lejos de haberse terminado, y el sistema holandés dista de ser perfecto. Las drogas duras abundan en Holanda, y son ofrecidas todo el tiempo en la calle por vendedores de aspecto turbio. El gobierno holandés ofrece al visitante una guía turística donde en el apartado “Drogas” advierte sobre los peligros de adquirir drogas fuera de los establecimientos autorizados: ni la calidad ni la autenticidad de la droga está garantizada, y esos contactos generalmente llevan al turista a un asalto o, en el “mejor” de los casos, a una venta que puede terminar en arresto.

La proliferación de las drogas duras es un flagelo que existe en todo el planeta, principalmente en los países de primer mundo, aunque últimamente los que eran considerados países “de paso” se están convirtiendo también en consumidores. Este es un problema complejo y en el que intervienen muchísimos factores, que van de lo familiar a lo social, y cuyo combate no comienza con matar a los que la venden, sino con ayudar a los que la consumen y educar a los que la podrían consumir.

A pesar del fracaso parcial en su combate a las drogas, ni en Holanda, ni en Portugal se escuchan noticias de diez policías asesinados por el narco cada día, como en México. Los muertos los estamos poniendo nosotros, y los avances no se ven: lo único que remonta imparable es la gráfica de los ejecutados. A problemas tan graves como los causados por los cárteles de la droga en nuestro país, es necesario enfrentar una estrategia diferente. Décadas de lo mismo han demostrado que el combate a balas es una bravuconería fútil. De Caro Quintero al Chapo Guzmán la cosa no ha hecho más que ponerse peor, así que la respuesta debe de estar por otro lado. ¿Estará considerando Calderón las repercusiones sociales e históricas que una cultura de violencia representa? Ya nos estamos acostumbrando a los muertos diarios, y eso no puede ser bueno. Urge un cambio de estrategia, y ésta puede ser una nueva legislación, pensada, coherente, científica, acorde a los tiempos y a las circunstancias. Los prejuicios y los arropamientos moralistas no pueden seguir bloqueando las posibilidades sociales.

Más allá de si se legalizan o no algunas drogas, el gobierno debe comenzar a considerar que es más redituable para la sociedad darle un libro a un adolescente que matar a un narcotraficante. No hay que parar la lucha, pero sí hay que orientarla por otro rumbo.

domingo, 22 de abril de 2007

Domingo 22/abril/07: El vuelo del colibrí

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El vuelo del colibrí

Ernesto Cortés

“¿Por qué a mi?”, dijo Terrence McKenna cuando los médicos le informaron que tenía glioblastoma multiforme, una forma especialmente agresiva de cáncer en el cerebro. “Nunca he ganado un premio en una rifa, ¿por qué ahora me gano esto?” Era irónico: Terrence había pasado 53 años explorando sus lóbulos, exprimiendo sus capacidades y utilizándolo para despertar el de otras personas. Ahora, le quedaban seis meses de vida por causa de ese mismo cerebro.

La semana pasada se cumplió el séptimo aniversario luctuoso del filósofo y botanista norteamericano Terrence McKenna. Aunque en vida McKenna no fue muy conocido a un nivel de cultura popular, en algunos campos su legado constituye una obra monstruosa que resuma inteligencia, innovación, pasión y una peculiar vena de especulación creativa que amplió los campos de lo explorable y formuló una visión más completa (y compleja) del hombre en el universo.

Tal vez McKenna es más conocido por haber sido el iniciador de la especulación sobre lo que supuestamente sucederá en diciembre del 2012 (coincidiendo con el fin del calendario maya), a través de su Teoría de la Novedad, lo cual aunque de entrada no es una muy buena presentación a su trabajo, hablando en términos rigurosamente científicos, sí es una muestra de la extravagancia y riqueza de su cerebro. Utilizando un elaborado modelo matemático creado por él, y eligiendo arbitrariamente sucesos en la historia como puntos clave para sustentar su teoría, McKenna advirtió que el curso de la historia del universo se regía por una variable llamada Novedad (Novelty), una cualidad inherente del tiempo cuyos picos al ser graficados coincidían con sucesos como la formación de la Vía Láctea, el enfriamiento de la Tierra, el paso de la edad de piedra a la edad de los metales, la Revolución Industrial y la bomba en Hiroshima, y que, además, era una gráfica fractal, lo cual de manera burda podría ser interpretado como “la historia se repite, pero va a llegar el momento en que no aguante más”.

La mente de McKenna podía concebir conceptos especialmente abstractos, complejos o incluso absurdos, pero su maestría sobre la palabra y su capacidad de hablar con imágenes poderosas sobre temas aparentemente etéreos e inefables lo convirtieron en un gurú New Age en los 90s, cuando el advenimiento de la Internet le dio material para generar un discurso filosófico en torno al papel de la tecnología en el camino de la humanidad, y para comenzar a mapear y a plantear marcos conceptuales tratando de explicar y explotar el ciberespacio y la realidad virtual. Para McKenna, ésta última constituía el vehículo artístico de la experiencia psicodélica, un campo al que llegó a través de su trabajo como etnobotanista, que fue otra de las facetas que desarrolló. Hacia el final de su vida, McKenna había realizado una importante labor de rescate, clasificación e investigación de especies de plantas de todo el mundo a través del trabajo de una fundación que creó en compañía de Kathleen Harrison, su colega y esposa por 17 años.

Un gran entusiasta de la Internet, McKenna se preocupó por comprender y transmitir la importancia de este medio, haciendo reflexiones sesudas sobre el planteamiento del hisperespacio como un ámbito de peculiares características, que acercaba a la mente a nuevas posibilidades y se convertía en una más de las herramientas para el crecimiento de la humanidad. Para McKenna, la humanidad tenía todo lo necesario para desarrollarse, pero “estamos guiados por los menos inteligentes, los menos nobles, los menos visionarios, y no luchamos contra los valores deshumanizadores que nos son entregados como íconos de control”. Para él, una manera de luchar la constituía el arte, y sus escritos y conferencias en torno a la estética y a la función del arte son especialmente reveladores.

La faceta más rica de McKenna era la de orador. Poseedor de un particular don de la palabra, McKenna elaboraba un discurso sofisticado, complejo y extravagante que cautivaba a sus audiencias. En sus conferencias, McKenna tejía sobre la marcha conceptos filosóficos profundos que desarrollaba con maestría y que, al ser recitados por su voz grave y su peculiar estilo de hablar, resultaban casi hipnóticos. Su elocuencia lo llevó a convertirse en una de las voces más escuchadas en terrenos tanto científicos como místicos y New Age. A lo largo de los 90s, participó en numerosas conferencias, simposios y mesas de debate en los que compartió sus visiones sobre la humanidad y su futuro, y donde enriqueció su obra con el trabajo de otros científicos, filósofos y artistas con los que regularmente organizaba mesas de discusión o “triálogos”, como él los llamaba. Así, fue armando la trama de lo que fue su herencia en materia de filosofía, con un discurso tan innovador, profundo y consciente, que resulta intrincado y en momentos obscuro todavía, apenas a una década de su aparición. La visión de McKenna iba tan a futuro, que resultó grotesca su prematura muerte. Los últimos meses de su vida fueron especialmente ricos en cuanto a escritos filosóficos, y sellaron de manera justa, aunque apresurada, el legado de uno de los hombres más brillantes del fin de siglo XX.




Sábado 21/abril/07: Cultura

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I: Buenos días

No acostumbro comentar o criticar lo escrito por colegas periodistas. Prefiero hablar de los protagonistas de la noticia y no de los que la redactan. Sin embargo, en este caso me parece interesante hablar de lo que, escudándose en el anonimato, alguien escribió respecto al Mes del Libro y la Lectura que promueve la Secretaría de Cultura, o más específicamente, lo que ese alguien escribió sobre el secretario de esta dependencia. Las palabras misteriosas de hoy son: funcionario, escritorio, acción.

II: Circomaromaytiatro

Al secretario de Cultura, Rubén Pérez Anguiano, solo le falta aprender a andar en zancos y hacer malabares al mismo tiempo. Desde que entró a laborar en esta dependencia, al funcionario se le ha visto en prácticamente todas las actividades que su equipo programa, así sea en la población más alejada de la capital, participando activamente (y no solo “dándole realce con su presencia” a los eventos), y lo mismo da discursos que presenta libros, lee poemas al oído de la gente, baila, pega calcas a los autos en los semáforos y regala libros. Sin embargo, e increíblemente para mi, el pasado jueves 19 un periodista anónimo del Diario escribió “lo que no se ve bien es que el secretario Rubén Pérez Anguiano ande en las brigadas repartiendo volantes y pegando calcas o regalando libros o leyendo poemas al oído”. Yo me pregunto ¿Por qué no se ve bien”? ¿Acaso es preferible que un funcionario se mantenga alejado de las acciones que su propia secretaría promueve y vea los toros desde la barrera? ¿Mejor que se quede atrás del escritorio y que otros se encarguen del trabajo? No entiendo yo esa postura.

No es solamente el secretario el que anda metido en todas las actividades del Mes de la Lectura. La mayoría del personal (desconozco si todos) que labora en la secretaría de Cultura, así sean directivos, mandos medios o personal operativo, está involucrado, y se les ve con el uniforme de las brigadas literarias trabajando a nivel de cancha, no desde la comodidad de la oficina con aire acondicionado. No recuerdo a ninguna otra secretaría en este estado que haya realizado acciones similares con un impacto así. Si lo vemos más a profundidad, esto se trata también de una reeducación del burócrata y de una redefinición de su papel, algo urgente en nuestro país desde hace tantos, tantos años.

¿De qué se trata, señores? ¿De seguir sacralizando la figura del funcionario que debe mantenerse detrás del escritorio y no mancharse las manos, dándose ocasionalmente baños de pueblo que solo sirven para apuntalar previsiones electoreras?

El fin de semana pasado, el diputado Fernando Ramírez (PAN) dijo que la sociedad había manifestado “públicamente” su “repudio” al secretario de Cultura, trayendo nuevamente a colación el asunto de las intervenciones artísticas. Si sacamos cuentas y revisamos la prensa, el secretario de Cultura es uno de los personajes más golpeados por periodistas y políticos en las últimas semanas. Interesante sería, también, que los críticos se ocuparan de preguntar qué opina la comunidad artística de la actual administración, cómo nos está yendo. El buen trabajo de una dependencia de gobierno no se mide por los discursos o por las menciones positivas o negativas que del titular hagan los periodistas, sino por el impacto que tienen en la sociedad y por el bienestar que se propicia para la población hacia la que trabaja.

No critiquemos a los que sí trabajan, colegas periodistas. No escupan su veneno en declaraciones absurdas, señores diputados. Mejor aprovechen que la Secretaría de Cultura anda regalando libros y cultívense un poco. Y, por cierto, para los diputados del partido conservador (e incultos variopintos que los acompañan), una predicción personal: las intervenciones artísticas —sin comillas— van a seguir. Y algo me dice que no tendremos que esperar hasta el próximo año para ver la siguiente. Váyanse comprando su Nervocalm, como el papá de Mafalda.

Jueves 19/abril/07: Asesinos en escuelas

Columna Lítica

Ernesto Cortés

I: Buenos días

El pasado 4 de abril, Patrick Wilson, un estudiante de 18 años residente de Anna, Texas, un pueblo de apenas 400 casas, fue detenido en la preparatoria local por portar un arma de fuego. Fue el primer aviso del año. Antier, en la masacre del Politécnico de Virginia, también en Estados Unidos, 62 personas recibieron balazos. De éstas, 33, incluyendo al asesino, murieron. Las palabras misteriosas de hoy son: escuela, copycat, balas.

II: Lotes

El miércoles 13 de septiembre de 2006 fue el único día de ese mes que llovió en Montréal. Al mediodía, Kimveer Gill entró en la universidad Dawson, en pleno centro de la ciudad, y comenzó a disparar a diestra y siniestra contra los estudiantes que encontraba a su paso. Dos minutos después, la policía entraba tras él a la escuela. La balacera y la persecución lo llevaron a la cafetería, donde terminó por dispararse en la cabeza tras ser herido por los policías en un brazo. Dejó tras de sí a 19 heridos y a Anastasia de Sousa, estudiante que había llegado ese semestre a la escuela, muerta. Irónicamente, Kimveer Gill había tenido un breve entrenamiento militar y había sido declarado “no apto” para la carrera de las armas.

Por desgracia, en el intrincado mundo de la criminalística se ha hecho notar que este tipo de eventos no vienen solos, sino que aparecen en “lotes”. Se da lo que en inglés se conoce como copycat effect, el efecto del imitador. Cuando un pistolero se inmola llevándose por delante a cuantos alcanzan sus balas, pronto –en cuestión de días, a lo largo de algunas semanas- será imitado por otros que realizarán actos similares. Cuando en Canadá sucedió lo del Dawson College, en Norteamérica se desató una secuencia de media docena de asesinatos (o intentos de) similares, así como la desactivación de dos proyectos asesinos de alumnos de preparatoria (uno en Canadá y uno en EU).

De esta serie, fue tristemente célebre el caso de la comunidad Amish en Lancaster, Pennsylvania, en donde un hombre entró a la escuela primaria y alineó y disparó por la espalda a diez niñas, dando muerte a cinco de ellas. El hombre era un vecino más del pueblo, y era tan observante de la religión como sus cofrades, tenía tres hijos y parecía una persona común y corriente para sus amigos y conocidos. Aunque se autoacusó de haber cometido abuso sexual a menores veinte años atrás, ni las autoridades ni las supuestas víctimas encontraron verdad en las afirmaciones, y las razones que lo llevaron a perpetrar la matanza son un misterio. El de Lancaster fue el tiroteo número 24 registrado en una escuela norteamericana durante el año 2006, de acuerdo con la oficina de National School Safety and Security Services (CBS, 2/oct/06). En 7 de estos 24 hubo muertos.

IV: Coreas

Cho Seung-hui llegó de Corea del Sur a Estados Unidos a los ocho años. A los 19, comenzó a estudiar Negocios en el Politécnico de Virginia, pero dos años más tarde cambió a Inglés y comenzó a escribir obras de teatro bajo el alias de Seung Cho (vaya seudónimo). Sus maestros y compañeros encontraban perturbadores sus escritos, en los que campeaba la violencia física y psicológica, lo que llevó a que una profesora le sugiriera asistir a terapia psicológica. Cho no tomó en cuenta la recomendación. El 16 de abril de 2007 inició su día a las 8:15 de la mañana, matando a una estudiante y a un trabajador en un edificio de dormitorios contiguo al suyo, y lo concluyó dos horas más tarde, encadenando las puertas de un bloque de aulas y disparando contra los ocupantes de cuatro salones de clases, suicidándose antes de ser capturado por la policía.

Decenas de gobiernos han expresado sus condolencias y su repudio por los hechos, incluído Corea del Sur. Es inevitable preguntarse qué hubiera pasado si el asesino del Politécnico de Virginia hubiera sido norcoreano. Por menos que esto, los gringos han invadido otros países. Afortunadamente, Corea del Sur está fuera del eje del mal, uno de sus exdiplomáticos, incluso, preside la ONU. Menos mal.

Martes 17/abril/07: Chasseurs

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I: Buenos días

El teatro Quat’ Sous es un pequeño edificio de dos pisos que se encuentra relativamente cerca del Mont Royal, el cerro que da su nombre a la isla de Montréal, en la provincia canadiense de Québec. Desde hace 41 años, este lugar ha servido de escenario para los producciones de la compañía del mismo nombre -una de las más antiguas de la ciudad- y se ha distinguido en las últimas décadas como el espacio por excelencia para el teatro de avanzada, ganándose una reputación que sigue creciendo. Anoche, siete actores, entre ellos tres colimenses, dieron la primera función de la última obra que será representada en el actual edificio del Quat’ Sous, antes de que sea demolido. Las palabras misteriosas de hoy son: Quat’ Sous, teatro, Chasseurs.

II: Un poco de historia

Sobre la avenida Saint Laurent, arteria principal de Montréal, se establecieron en el siglo XIX los judíos que emigraron de Europa del Este. Esta comunidad, que vivía y trabajaba alrededor del área, sintió la necesidad de contar con una sinagoga, y escogió para tal fin el edificio que ocupaban tres casas en la esquina de las avenidas Coloniale y des Pins. Así, en 1912 comenzó a funcionar la sinagoga que, medio siglo después, pasaría de centro de culto a espacio teatral, cuando la compañía dirigida por Paul Buissonneau la compró para convertirla en el Théâtre de Quat’Sous.

Bajo la mano de seis directores artísticos, el teatro se hizo de un nombre en la escena francocanadiense. Además de distinguirse como un espacio para los creadores jóvenes, en la última década, los más recientes directores, Wajdi Mouwad y Eric Jean, miraron hacia latinoamérica y se nutrieron de ella, dando un nuevo sello al trabajo de este teatro.

III: Cotidiano

“Vayan y digan a los ancianos de mi tribu que su hijo ha muerto de amor”, reza una frase de la autoría de Pierre Bernard, antiguo director artístico, que está pintada en un costado del Quat’ Sous.

En el teatro Quat’ Sous puede uno entrar en la mañana y encontrar a alguien serruchando un trozo de madera en el taller improvisado que se instala en lo que más tarde se convierte en sala de juntas y que por la noche funciona como bar. El lugar es increíblemente pequeño para la cantidad de actividades que suceden entre las paredes. Todo el espacio está utilizado de manera óptima, eso sí, pero no se puede evitar que el área de trabajo de la directora de producción se convierta en zona de planchado de vestuarios, ni que un actor termine maquillándose sentado en el escritorio del director artístico. El piso de abajo alberga la boletería, el bar, los baños, los camerinos y las oficinas. Arriba se encuentra la sala, con 150 asientos repartidos en dos pisos, dando una impresión de cercanía y de intimidad que se siente desde los dos lados del proscenio.

IV: Cazadores

Chasseurs es una obra de teatro escrita por Pascal Brullemans a partir de las improvisaciones dirigidas por Éric Jean con los actores y con el apoyo de un grupo de creativos. Las improvisaciones se realizaron en lugares no convencionales, y las condiciones impuestas a cada actor incluían la entrada en personaje desde el momento de salir de casa rumbo al ensayo, de manera que viajaba en el metro caracterizado y siguiendo un itinerario preciso que el director le hacía llegar por carta, para luego encontrarse con que le vendaban los ojos hasta llegar al lugar elegido para trabajar (que podía ser el Estadio Olímpico o un enclave oculto en el bosque). Cada actor portaba en la oreja un chícharo por el que el director le daba instrucciones para ir desarrollando la improvisación. Así, Eric Jean, susurrando órdenes a los actores, pulsando botones, tomando notas y dictando indicaciones a los técnicos, iba tejiendo la obra como un director de orquesta, tocando sus instrumentos, que a través de la vida propia y la inspiración original, iban poniéndole voz y movimiento a la creación colectiva, mientras el musicalizador jugaba con el ambiente y el iluminador aportaba el tono de cada escena y el escritor Pascal Brullemans lo anotaba todo y exploraba con su mirada curiosa qué podía haber más alla de la historia que se estaba creando. Una cineasta documentaba el proceso. Así se hizo Chasseurs, que se programó como la última obra de la temporada 2006-07 del Teatro Quat’ Sous, antes de que se derribe el edificio y se inicie la construcción de uno nuevo.

IV: Merde

Está atardeciendo en Colima mientras escribo esto, y me viene a la mente que justo en este momento los actores de Chasseurs están detrás del escenario, escuchando entrar al público, respirando profundo un par de veces más. Tres mexicanos están entre ellos, escribiendo la historia de uno de los teatros más importantes de Canadá. Nelly Magaña, Héctor Castañeda y Christian Rangel, que haya mucha mierda para ustedes esta noche.

viernes, 13 de abril de 2007

Sábado 14/abril/07: El ALCA y eso.


I: Buenos días

A principios de esta semana se reunieron los presidentes de México, Colombia, y los países de Centroamérica para efectuar el relanzamiento del Plan Puebla Panamá (PPP), aquella iniciativa que Fox puso en marcha en marzo de 2001. Las palabras misteriosas de hoy son: PPP, ALCA, utopía.

II: Manifestando

Hace cinco años, fui uno de los redactores de un documento que oficialmente titulamos “Manifiesto de los jóvenes latinoamericanos respecto al ALCA”, pero al que, en privado, los diez latinoamericanos provenientes de siete países que participamos en su redacción, nos referíamos como “El manifiesto de la utopía”. Este documento fue el resultado de las mesas de trabajo sobre Actualidad Latinoamericana que realizamos en la antigua base militar Howard, a unos diez kilómetros de la ciudad de Panamá, en el marco del Festival Mundial de la Juventud, durante el calurosísimo verano de 2001. En mi calidad de representante de la mesa de Educación, me tocó participar en la redacción del documento final, en el que se resumía apretadamente la idea de que, dadas las condiciones sociales, económicas y políticas de nuestros países, lo último que nos convenía era un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, sobre todo con antecedentes como el Plan Colombia y el uso de las bases militares en Panamá, además de la desenfrenada piratería biológica que EU estaba perpetrando por toda Latinoamérica, que de acuerdo con las propuestas norteamericanas en materia de patentes y copyrights, abriría la posibilidad de patentar, legalmente, plantas y semillas que han sido parte de la cultura milenaria del sur del continente (como han estado haciendo, años ha).

Así pues, en el documento, “los jóvenes de Latinoamérica” rechazábamos la implementación del Área de Libre Comercio de las Américas, y “demandábamos” a los gobiernos el alto a todas las negociaciones, además de que “exigíamos” una mayor atención al comercio entre nuestras naciones, sin depender de los Estados Unidos. El ALCA no servirá como trampolín para la mejor dominación de nuestras naciones por parte de EU, decía el Manifiesto, y en vez de eso, proponíamos la creación de una Unión Latinoamericana y Caribeña para hacer frente común a las exigencias del nuevo milenio en materia económica y social. Por todo esto es que lo llamábamos “El manifiesto de la Utopía”.

Enviamos el Manifiesto a los respectivos gobiernos latinoamericanos y se incluyó como parte de los resultados de las mesas de trabajo del encuentro. Poco después de ese, redactamos otro, en el que rechazábamos las acusaciones de la prensa panameña en el sentido de que éramos una bola de inmorales. Esto, porque un grupo de teatro nicaragüense se desnudó y se cubrió de barro para una representación, y porque un grupo de trabajadores sociales españoles exhibía una vagina de dos metros y regalaba condones en las instalaciones del Festival. Pero esa fue otra historia.

III: UNELA

A este festival asistieron las delegadas de UNELA, una organización civil colombiana cuyo objetivo es lograr la integración latinoamericana. Sí, así de golpe suena utópico y hasta inocente, pero el trabajo que UNELA ha venido desarrollando desde hace más de 6 años va dando frutos, lento pero seguro. Han estado muy movidos en el Cono Sur, y para estas fechas se encuentran realizando una gira por todo Sudamérica visitando universidades, intercambiando experiencias con otras agrupaciones civiles, cabildeando en las cámaras legislativas de cada país y hablando con representantes de la sociedad civil en un trabajo de hormiga cuyo objetivo es ir tendiendo las bases para comenzar a trabajar en la integración económica y política de Latinoamérica, una idea añeja que no sería tan difícil si se conjuntan las voluntades buscando el bien común, pero sobre todo, si se establecen las condiciones justas para que la riqueza conjunta de los países latinoamericanos sea la fuente de su riqueza y no el motivo de su explotación.

miércoles, 11 de abril de 2007

Jueves 12/abril/07: Maíz, TLC

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I: Buenos días

Mi amigo Dustin vive en un pueblito llamado Souris, en la provincia canadiense de Manitoba, una región tan plana que el horizonte nunca parece terminar. Dustin viaja una vez por año al extranjero con su esposa y su bebé, tiene dos autos y una casa, trabaja solo ocho meses al año, a sus 28 años vive bien. Dustin es lo que acá llamaríamos un campesino, lo que allá dirían farmer. Las palabras misteriosas de hoy son: TLC, maíz, campesino, farmer.

II: Los datos

En 2001, un reporte de la agrupación civil canadiense ETC advirtió sobre la crisis alimentaria que se cernía sobre los países latinoamericanos, en particular en cuanto al tema del maíz, en los años por venir. El reporte denunciaba los peligros a que nos exponían las prácticas de las grandes transnacionales semilleras, así como la irrestricta experimentación con las semillas genéticamente modificadas, previendo un impacto significativo en un lapso de cinco años (The ETC Century, publicado por la Fundación Dag Hammarsköld, Upsala).

Dos años más tarde, un documento de Oxfam exigía a la Organización Mundial de Comercio (OMC) tomar medidas para detener el empobrecimiento de los campesinos mexicanos. El documento establecía que, aún y cuando las causas de la crisis del campo mexicano son variadas e incluyen cuestiones locales, existe una relación directa entre las políticas gubernamentales sobre agricultura en Estados Unidos y la miseria rural en México. Aunque los Estados Unidos reportaban a la OMC no subsidiar el maíz de exportación, en realidad, según Oxfam, este sector era el más favorecido por el gobierno norteamericano, recibiendo más de 10 mil millones de dólares anuales, cifra que, puesta en contexto, resultaba diez veces mayor que el presupuesto total para el campo mexicano.

De este documento se desprendían cinco recomendaciones, entre las que se encontraban la introducción de cambios fundamentales en las políticas agriculturales norteamericanas, la revisión y renegociación del TLC para proteger los cultivos elementales para la seguridad alimentaria de México, así como la demanda de que el Acuerdo de Agricultura de la OMC garantizara el derecho de los pueblos en vías de desarrollo para proteger su sector agrícola. (Documento Dumping without Borders: How U.S. Agricultural Policies Are Destroying the Livelihoods of Mexican Corn Farmers, Oxfam Briefing Paper #50)

III: El TLC

Es obvio que un campesino mexicano no puede competir con un farmer norteamericano, y las razones son muchas y complejas: desde un sistema político que no propicia las condiciones para el desarrollo hasta el dispar acceso a la tecnología agrícola, no refiriéndonos solo a tractores y arados mecánicos, sino a las controversiales semillas genéticamente modificadas y a casos de terrorismo biológico legalizado, como la semilla Terminator, que una vez sembrada produce granos estériles. Toda esta cuestión técnica desencadena, a su vez, un debate en el que entran temas como la salud, la ética y los derechos históricos de los pueblos sobre su propia riqueza biológica.

Anteayer el gobernador Silverio Cavazos expresó su rechazo por el capítulo agrícola del TLC, señalando que la entrada en vigor del mismo pondrá a los campesinos mexicanos en competencia desleal con sus símiles norteamericanos. Asimismo, alertó sobre el hecho de que ahora el problema es el maíz, pero que pronto se extenderá a otros granos.

Efectivamente, la cosa va para allá: en agosto pasado, Monsanto, el monstruo transnacional de las semillas, anunció la compra (por 1500 millones de dólares) de la mayor empresa de semillas de algodón en el mundo, Delta & Pine Land. Con esta compra, Monsanto controla el 57% del mercado algodonero de Estados Unidos, y extiende sus tentáculos a través de las filiales que Delta & Pine Land tiene en 16 países (incluido México). Con esto, la presión para que los campesinos adopten las semillas transgénicas aumentan, como aumenta la riqueza de los productores norteamericanos y se condena al campo a una sumisión basada en el control y la administración del insumo elemental de la industria alimenticia.

El rechazo al capítulo agropecuario en el TLC no puede ser visto como una cuestión partidista de la que se saque raja política, sino como un asunto de interés nacional. Esta postura debe basarse no en un nacionalismo populista, sino en la reflexión de las implicaciones en materia de economía, ciencia, salud e impacto de las tecnologías en la sociedad, entre otros temas que han de ser considerados. Estamos a tiempo, pero queda muy poco.

http://ernestocortes.blogspot.com

Martes 10/abril/07: Vallarta

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I: Buenos días

En 1941, John Huston se estrenó como director con El halcón maltés, película basada en la novela homónima de Dashiell Hammett y que es considerada por muchos como la iniciadora del cine negro (a pesar de ser la tercera versión fílmica de la misma novela). Huston había pasado 10 años como guionista para la Warner Brothers, y antes de eso había sido boxeador, militar y pintor callejero, entre otros oficios. El halcón maltés estaba protagonizada por Humprey Bogart, quien diez años más tarde volvería a ser dirigido por Huston en La reina de África, cinta que le valió su único Oscar por mejor actor. 13 años más tarde, en 1964, Huston viajó a Puerto Vallarta con la idea de filmar una película ahí. Las palabras misteriosas de hoy son: de cómo los gringos llegaron a Vallarta.

II: Cherchez la femme

La noche de la iguana es una obra escrita por Tenessee Williams que fue puesta en escena por primera vez en 1961 en Broadway. Contando ya con dinero y prestigio, John Huston la rodó para cine, contando con la fotografía de Gabriel Figueroa (que fue nominado al Oscar por este trabajo), y con las actuaciones de Richard Burton y Ava Gardner en los papeles protagónicos. Puerto Vallarta fue el escenario elegido para el rodaje, y esto, aunado a los efectos colaterales de la cinta, puso al pueblo en el mapa del mundo.

Richard Burton venía de conocer a Elizabeth Taylor, en la filmación de Cleopatra, y los dos actores se encontraban en el centro de los rumores de un posible affair que atraía la atención de los periodistas que ya desde entonces andaban a la casa de la “noticia de la farándula” (digamos que eran como Angelina Jolie y Brad Pitt después de Mr and Ms. Smith, solo que hace cuatro décadas). Aunque Taylor no actuaba en La noche de la iguana (y aunque estaba casada con Eddie Fischer), siguió a Burton a Puerto Vallarta, siendo seguida, a su vez, por una cauda de fotógrafos y periodistas que documentaron el romance de la diva con Burton. Eventualmente, la pareja se casaría (y se divorciaría, y se volvería a casar) y compraría una propiedad en Vallarta, acrecentando la imagen del lugar como un paraíso romántico para los turistas norteamericanos, que comenzaron a visitar Vallarta como un destino regular para los días de frío en el norte.

III: Puerto Escondido

Algo parecido ocurrió con Puerto Escondido: en 1992 el director italiano Gabriele Salvatore rodó Puerto Escondido, una cinta basada en una novela de Pino Cacucci, quien, por cierto, es un italiano más conocedor de lo mexicano que muchos nacionales, y que tiene novelas delirantes adaptadas en lo más profundo del mundo rural mexicano. El puerto, que ya de por sí tenía cierto prestigio como destino mochilero y como paraíso hippie, se convirtió en un lugar idílico a los ojos de los italianos, que comenzaron a visitar el lugar en oleadas. Cuando descubrieron que justamente las olas de la playa Zicatela eran perfectas para el sufing, el lugar se llenó de surfers europeos en busca de aguas cálidas. Si uno camina con atención por las playas de Puerto Escondido, se encontrará, adosadas a las rocas gigantes, placas que en italiano recuerdan la muerte de tal o cual surfer.

A la fecha hay un restaurante en Puerto Escondido que todavía proyecta la película los fines de semana a las 7 de la noche.

IV: San Lunes

Hoy Vallarta amanece con el soponcio de la resaca. La mayoría de los turistas se ha ido, y anoche el primer cuadro de la ciudad ya había sido recuperado por los automóviles, después de pasar varias noches tomado por los turistas que convirtieron las calles en un vertedero de cerveza y orines. La calle apesta, en serio. Antier, el director de seguridad pública dijo que de plano era imposible controlar a los borrachos en la calle y que mejor no detenían a nadie “porque si no, ¿luego dónde los metemos?”. A lo más que se pudo llegar fue a pedirle a la gente que no vertiera sus bebidas en vasos de plástico para evitar heridos con el vidrio de las botellas, y a tratar de quitarle el alcohol a los menores de edad. La semana no fue tan santa, después de todo.

Domingo: El vuelo del colibrí

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El escenario está enmarcado por una línea de veladoras que guardan lo que de entrada parece una colección de museo: hay decenas de instrumentos, muchos de los cuales tienen solo un nombre genérico pero constituyen las variaciones más creativas del universo musical prehispánico: teponaztli, huhuétl, ocarina, silbato, sonaja, caracol, tambor, collar y cántaro se han dado cita esta noche para conversar con Antonio Zepeda.

La clausura del festival Mítica Comala es el pretexto para el concierto del músico mexicano que, con más de una docena de discos en su haber, ha dado voz a los instrumentos antiguos y ha venido desarrollando, desde los años 60, una música personal inspirado en el espíritu de la melodía autóctona y en su sentido mágico, de comunión con el mundo de lo divino.

El concierto da inicio con un llamado con tambor tarahumara. Amplificado, cada tam tam se convierte en una invocación que va tendiendo una atmósfera de profundidad en el ambiente. Luego, Antonio da un paseo por el escenario, dando la bienvenida a los instrumentos y convocando sus sonidos a través de las notas de una pequeña flauta. A lo largo del concierto, una gran cantidad de pequeños instrumentos de aliento desfilarán por el escenario, imitando al viento, recordando gorjeos de aves, o insinuando una tormenta. Las flautas son caso aparte: las hay de barro y de madera, y durante la velada irán prestando sus notas para tender melodías ya suaves ya galopantes que acompañan a los patrones rítmicos. Digna de mencionarse es de la flauta de tres tubos de barro, que permiten que el músico produzca un sonido particularmente rico, con acordes y melodía solista en el mismo instrumento. Y, si se fija uno con atención, se dará cuenta de que cada vez que Antonio Zepeda toca una flauta, parece que no se detiene a tomar aliento: a través de la respiración circular crea el efecto de una música constante, de un borboteo continuo de notas que no paran.

Una de las primeras piezas de la noche implica a una docena de cántaros que ocupan una esquina del escenario. La excelente microfonía permite apreciar con nitidez cada golpe de la mano en la boca del cántaro, que produce en cada caso una nota distinta, con lo que se conforma un tapiz polifónico sobre el que Antonio se inclina y juega. Después de la presentación de los instrumentos y de una introducción a dos manos, entra el sonido de una pista pregrabada por el mismo músico en estudio, en el que la riqueza de otras percusiones contribuye a poner una base sobre la que se va desgranando la secuencia melódica de los cántaros.

Así, cada pieza por lo general lleva una presentación solista a la que sigue lo que equivaldría a un arreglo orquestal prehispánico. Antonio Zepeda se hinca para solear sobre teponaztlis cuyos tamaños van de los pocos centímetros al metro de longitud, y cuyo rango de sonidos también es muy amplio. Luego se sienta ante un huéhuetl de regular tamaño sobre el que teje un preludio que lo lleva al huéhuetl mayor, de casi un metro de diámetro, al que le saca tanto sonidos profundos como agudos que repiquetean en secuencias veloces. Tocando tanto con las manos como con las yemas de los dedos en toques finísimos, Antonio se suelta sobre el tambor abuelo y con los ojos cerrados convoca a los sonidos antiguos y nos transporta a un tiempo de magia y misticismo.

Todos los instrumentos y objetos que están sobre el escenario son utilizados para crear música. Antonio hace cantar hasta a las piedras en determinado momento cuando toca unas lajas montadas sobre una armazón de madera, sonidos tan dulces que parecen agua encerrada en piedras, y que impresionan de manera particular porque son la manifestación más primitiva y elemental de hacer música, llevada a un grado de belleza que despierta la incredulidad.

El cierre incluye los alientos mayores. Primero, caracoles que recuerdan al mar, y luego un par de instrumentos alargados que, con un efecto de reverb en los micrófonos, se alternan y alargan las notas de despedida. Uno de estos es un tubo alargado, de madera, que recuerda a un didjeridou recortado; y el otro es un cuerno largo, de origen vegetal, que parece un bule con un cuello muy largo y que resulta una suerte de trompeta, que el músico va sonando, cada vez más lento y espaciado, hasta que desaparece detrás del escenario para dar por terminado el concierto, una velada en la que, en un par de horas, Antonio Zepeda nos transportó mil años al pasado y nos hizo revivir los sonidos que forman nuestra raíz.

Sábado 7/abr/07: EstatuAndo

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I: Buenos días

Puerto Vallarta es un hervidero de gente día y noche. Todo tipo de vacacionista se da cita aquí: la señora con la camiseta gigante que trae estampado un Piolín con gorrito marinero, el señor con zapatos de vestir y calcetines estirados hasta el inicio de las bermudas, la rubia jubilada enrojecida hasta el dolor porque se quedó dormida al sol, los canadienses que hablan un francés peculiar, los universitarios reventados que vienen con la esperanza de ligarse a una gringa, el turista de medio pelo que alcanzó una reservación en un hotel a cuatro cuadras del mar, y nosotros. Las palabras misteriosas de hoy son: vacaciones, inmovilidad.

II: La quietud

No se sabe a ciencia cierta quién fue el primer individuo que un día salió disfrazado y maquillado a la calle y se plantó en una esquina a convencer a los demás de que su inmovilidad era merecedora de admiración y dinero. El caso es que a la fecha las estatuas vivientes se encuentran por todo el mundo. Se le han querido rastrear orígenes por muchos lados: el teatro Butoh japonés, en el que los desplazamientos extremadamente lentos juegan un rol elemental; disciplinas orientales como el yoga, en el que respiración e inmovilidad son parte importante de la búsqueda interna; y disciplinas escénicas como la mima corpórea, en la que el lenguaje del cuerpo sustituye al habla. Puede ser un poco de todo eso, o puede ser un arte por sí mismo, el caso es que la escultura humana es una manifestación particular, que siempre despierta la admiración y que requiere del ejecutante un alto nivel de concentración, un entrenamiento técnico apropiado para lograr la inmovilidad y cierto grado de descaro para exponerse a la vista de los demás protegido apenas por un maquillaje y un vestuario con el que el actor se convierte en un personaje que va más allá de lo cotidiano.

III: Vallarta

Si algo distingue el Malecón de Puerto Vallarta es su escultura. Todo el paseo que corre a lo largo del mar a la altura del centro de la ciudad está salpicado de obra escultórica de diferentes autores y estilos que le dan una personalidad propia al lugar. Desde motivos marinos clásicos, como un hipocampo, al surrealismo de las sillas gigantes de Alejandro Colunga, pasando por variadas representaciones de lo real y lo fantasioso.

A esta colección se piezas de bronce se unen durante semana santa media docena de estatuas humanas que representan a diferentes personajes y que provocan reacciones variadas en la gente: hay una estatua cubierta de lodo marino que ocasionalmente larga discursos sobre el universo y la nada; hay un diablo en zancos que se pasea por aquí y por allá, y a quien le cuesta trabajo estarse quieto si no se apoya en otra escultura real; está el robot que emite sonidos con un silbatito; y están los tres árabes, que a veces son un árabe, un Quijote y un ángel, o que a veces son un mago bicéfalo. El del lodo y el robot son de Vallarta, el diablo viene de Ciudad del Carmen, y los árabes llegamos de Colima.

IV: El mundo desde los ojos de una estatua

Es algo especial el pasar las vacaciones quieto. Mientras alrededor de uno el mundo bebe, liga, juega, grita, baila y se destrampa, uno observa todo desde el silencio de un pedestal. Miles de personas desfilan frente a nosotros y hacen comentarios, nos palpan, nos fotografía, nos videograban. A estas alturas somos protagonistas indolentes de incontables fotos familiares de semana santa 2007. Mientras, adentro se cultiva el silencio y se goza de él. La observación callada tiene sus ventajas, y la gente que cree que nos observa impunemente en realidad está siendo estudiada por la estatua. Nosotros somos todo oidos y todo ojos, aunque la presencia parezca estar en otra parte. La autoconciencia del cuerpo ayuda a mitigar el cansancio y a apaciguar los dolores que vienen con las horas; la paciencia es el arma que se va afilando, lenta y constantemente. El contraste entre la avidez de un mundo que persigue lo innombrable y la quietud consciente de la estatua permite al actor entrever un más allá que se vislumbra como rendijita de luz. Para eso afila uno el arma.

Jueves 5/abr/07: Motociclistas

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I: Buenos días

La semana pasada estuvo en Colima Ivan Nikolai, un motociclista que se encuentra embarcado en una travesía cuyo objetivo es darle la vuelta al país en un viaje que terminara en mayo. El visitante fue recibido por varias autoridades, incluido el presidente municipal, y su visita fue relatada por medios de comunicación locales. Las palabras misteriosas de hoy son: motociclistas viajeros.

II: Diarios de motocicleta

Cuando tenía 17 años, el Che Guevara (que entonces todavía no era el Che) le adaptó un pequeño motor a su bicicleta y se lanzó a recorrer Argentina. Pocos años después, con su amigo Alberto Granado realizó otro viaje, en una motocicleta de condiciones precarias, que lo llevaría por regiones de la geografía del Cono Sur que permitieron a Guevara conocer la problemática social de la Latinoamérica de entonces y tomar conciencia de las carencias y necesidades del subcontinente. El resto de la historia es más o menos conocida: Guatemala, México, Cuba, Congo, Bolivia, camisetas.

III:

Hace 4 años, en Vancouver, Canadá, conocí a Vladimir Alexeevich. Se instalaba diario afuera de la estación del Skytrain, en pleno centro de la ciudad, y desplegaba un periódico mural con fotografías, mapas, banderas y recortes periodísticos de todos los lugares que había recorrido en su motocicleta. Vladimir era un bieloruso gordo y barbudo, eternamente sonriente y de aspecto bonachón, que contestaba a todas las preguntas de la gente y para todos tenía conversación. Más de cuatro décadas de viajes le habían dejado un amplio bagaje de anécdotas que Vladimir compartía alegremente, ayudándose con fotos, mapas, calcomanías y todo tipo de souvenirs colgados de su ropa o de su moto. Lo peculiar es que Alexeevich era sordomudo de nacimiento.

Vladimir Alexeevich había empezado a recorrer el mundo en los 60s, haciendo viajes “cortos” a todos los rincones de la entonces Unión Soviética. De esa fecha son sus primeras fotos, en blanco y negro, sin barba, sonriendo en algún poblado anónimo de Uzbekistán junto a una anciana desdentada que mira la cámara con desconfianza. Tras cuatro décadas de viajar y conocer la diversidad que conformaba el gran bloque soviético, decidió tomar el camino largo y lanzarse a darle la vuelta al mundo “en serio”. Así, en diciembre de 2000 salió de Minsk con el objetivo de volver a casa solo tras haber completado el recorrido a la circunferencia del globo.

Recorrió el sur de Asia y pasó al norte de África. Subió a Europa y la recorrió por completo. De Inglaterra pasó a Venezuela, y de ahí a Cuba, a donde llegó en 2002. Las fotos lo muestran frente al Capitolio, posando sonriente frente a su moto, acompañado de dos milicianos. De La Habana navegó a Miami con todo y moto, y se dirigió a Canadá, atravesando toda la costa este norteamericana. Estuvo en Vancouver algunos días, siendo noticia en los medios locales. Le di mi tarjeta y le ofreci asilo si decidia incluir a Mexico en su viaje. Prometio visitar, pero el viento lo llevaria por otros rumbos.

III: Noticias

El pasado 28 de marzo, al enterarme de la visita de Nikolai a Colima, me acordé de Vladimir Alexeevich, y me puse a buscar información sobre él en Internet. Me encontré, de entrada, con que hace dos años tuvo un accidente en una carretera de Estados Unidos y que fue a parar al hospital por varios meses. Las ultimas noticias eran frescas, de esa misma manana: Vladimir Alexeevich terminó su tour por las islas de Nueva Zelanda el 29 de marzo. Llegó a Auckland y anunció ahí su intención de continuar su viaje hacia Japón. Las fotos lo muestran con una moto nueva y completamente repuesto, con la barba otra vez crecida, y sonriente, como siempre. De Japón, seguramente se dirigirá a territorio ruso, donde comenzará a sentirse en casa, y de donde seguirá un deslizarse sobre la carretera hasta Minsk, tras haberle dado la vuelta al mundo.

martes, 10 de abril de 2007

Martes 3/abril/07: Variadito

I: Buenos días

Dicen que Emilio Carballido dijo, la semana pasada, “cuando gané el Premio Nacional de las Artes nadie llamó para decirme nada; pero ahora que me casé, todo el mundo llama por teléfono para felicitarme”. El dramaturgo mexicano se unió bajo el régimen de Sociedad de Convivencia con Héctor Herrera, su pareja de dos décadas, el miércoles pasado en la Delegación Benito Juárez. Las palabras misteriosas de hoy son: temas variaditos.

II: El mes de los libros

El pasado jueves, en ceremonia realizada frente a Palacio de Gobierno, se inauguraron las actividades del Mes Colimense del Libro y la Lectura. La iniciativa pinta bien, aunque la inauguración dejó mucho que desear. De entrada, una hora totalmente inapropiada (11:00 de la mañana, hora oficial, más el retraso del gobernador) para los cientos de niños que fueron acarreados para soltar globos blancos (muy bonito efecto, eso sí) y para los adultos que, participantes o no en la ceremonia, aguantamos el inclemente sol. Luego, una desatención total de las autoridades a su propio evento, pues una vez pronunciados los discursos, ignoraron completamente al grupo de danza-teatro Re-incorporare que representó la obra Palabras, palabras, palabras en una función casi heroica por las condiciones climáticas. A los políticos no les interesó la parte cultural: ellos iban al discurso y a aplaudirle al gobernador y luego le dieron la espalda al resto del evento.

Por lo demás, las actividades parecen interesantes, y ya se empezó a distribuir el libro Antología literaria para jóvenes, del argentino Pedro Gola, un texto del que Gobierno del Estado hizo una edición especial para regalar en los eventos de este mes, y que resulta una buena iniciación a la literatura y que esperamos pique la curiosidad de todos aquellos en cuyas manos caiga un ejemplar.

III: Un email

Recibí la semana pasada un email del padre de un estudiante de la Universidad que participa en uno de los grupos artísticos del IUBA. Esta persona, que no se quiso identificar por temor a represalias, denuncia que a su hijo no le han pagado la beca que le corresponde desde hace tres meses, aún y cuando a los alumnos se les ha traído de evento en evento. Preguntando aquí y allá, me enteré de que mucha gente en la Universidad se encuentra (o se encontraba, hasta la semana pasada) en la misma situación: aquellos que prestan servicios a cambio de una beca han tenido problemas para cobrar a tiempo, o de plano no han recibido pago alguno desde que inició el año. Supimos también que hacia los últimos días de la semana pasada varios ya habían cobrado, pero el hecho de que a un grupo de artistas los traigan representando a la Universidad sin pago alguno por tres meses deja mucho qué desear sobre la tan pregonada excelencia de clase mundial.

El padre de familia al que me refiero, escribió “El Problema es muy serio, ya que es por todos sabido que el que manda en la universidad y dispone de todo (sic) los recursos es el Director del Ballet, el maestro Zamarripa, cada que se le da la gana de ir de Gira, o poner alguna de sus esculturas, pide presupuesto y a los que perjudica es a los grupos que hacen talacha en las comunidades, escuelas, eventos sociales de la universidad o de quien solicita a cualquier grupo de la misma no importando el lugar ni las condiciones minimas para presentarse y abarcan todo el estado y algunos sectores regionales.”

Personalmente, yo no creo que el dinero se maneje de esa forma, pero esta expresión refleja el sentir de alguien cercano a la universidad, y supongo que para las autoridades correspondientes será importante saber los rumores que se están propagando debido a la falta de pago de las becas para tomar cartas en el asunto y aclarar lo que haya que aclarar. Sobre todo, habrá que remunerar a los artistas, que sin beca y todo, siguen dando la cara por la institución

Sábado 30/mar/07: La Web 2.0

I: Buenos días

Disfruto leer la sección editorial de Ecos de la Costa los domingos porque ahí escriben tres amigos cuyas colaboraciones rondan las letras, la historia y las artes, y nos ofrecen cada fin de semana un respiro y un espacio donde comparten pensamientos interesantes. Lo publicado el domingo pasado por Alberto Juárez (a quien, por cierto, tuve la fortuna de tener como maestro de Náhuatl) me llamó la atención en particular: habla sobre la escritura electrónica y de los cambios que ésta ha traído al proceso de redacción. Con la internet, dice el autor, las reglas han cambian y el impacto de un texto llega más lejos de lo que uno imagina. Las palabras misteriosas de hoy son: Información, comunicación, Web 2.0, futuro.

II: Absurdo

Cuando leí por primera vez la obra de teatro Esperando a Godot, me sorprendió encontrarme con que Samuel Beckett hacía, ya avanzada la obra, acotaciones que debieron haber ido al principio, y que a veces parecían ocurrencias de último minuto, como el hecho de que todos los personajes usan sombrero, lo cual se advierte al lector hasta la página 43 (en el texto de Les Éditions de Minuit). Al leer otras obras del irlandés, fui hallando casos similares, en los que el autor no inserta las notas en el orden en que técnicamente debiera, sino como se le van ocurriendo. Esto me llevó a un pueril ejercicio de especulación histórica del que la conclusión fue: si Samuel Beckett hubiera tenido una computadora, sus obras habrían sido diferentes. Se me ocurrió que parte de la riqueza y del absurdo de sus obras puede deberse al hecho de que las escribía a máquina, o a mano, sin la posibilidad de regresar y corregir o reescribir secciones enteras sobre el mismo papel. Aún más: si Cervantes hubiera escrito el Quijote en Word, otro gallo nos cantara.

III: El hipertexto

La aparición de los procesadores de texto trajo nuevas posibilidades para la escritura. El texto dejó de ser lineal y fijo para hacerse más flexible, movible y formateable. Con la internet, la cosa se puso aún más interesante: el texto se convirtió en hipertexto: palabras que al ser pulsadas en la pantalla por el puntero de un mouse llevan a otros textos, alojados en otras páginas, en otros países. Las referencias se cruzan más fácilmente, la información parece haber encontrado su vehículo ideal.

Ahora se está hablando de la Web 2.0, una nueva versión de la internet en la que la organización de la información y el rol del usuario evolucionan: el cibernauta contribuye al crecimiento de la red y aporta cada vez más datos: fotos, videos, blogs (y mucha basura, también), a la vez que en lo técnico se desarrollan métodos para una mejor organización de la información en la red, que a estas alturas es un mar de confusión en el que cada vez es más difícil encontrar directamente lo que buscamos sin toparnos antes con mucha información inútil o erróneamente clasificada con la trampa secreta de vendernos algo.

IV: El futuro

Los más entusiastas ven en la Web 2.0 el medio ideal para la sociedad global. Muchos piensan que ahora sí, la democratización de la comunicación va a permitir a las minorías y a los disidentes hacer oír su voz. Sin embargo, olvidan, o ignoran, que cuando el telégrafo apareció hubo quien dijo “ahora el gobierno no nos va a poder mentir, porque con el telégrafo siempre se podrá transmitir la verdad”. A treinta años de su invención, dos compañías controlaban el sistema de telégrafos de todo el mundo, incluyendo los cables transoceánicos. Con la internet está pasando lo mismo: nos encontramos en una etapa inicial en la que parece que todos tenemos los mismos ciberderechos y que la democracia comunicativa llegó para quedarse. Sin embargo, detrás de la aparente bondad del condecorado y medallicaído Bill Gates hay empresas muy poderosas reuniendo toda clase de información privada, que va desde saber nuestros nombres y preferencias comerciales hasta la localización de nuestra casa vía satélite. Los gobiernos y las empresas particulares cada vez almacenan más información: en Estados Unidos, en 2005, IBM lanzó una campaña para recolectar ADN de ciudadanos, y hubo 150 mil que respondieron al llamado, pagando, además, 100 dólares cada uno por entregar su información genética –lo más privado de entre lo privado- al gigante de la información. Todo esto lleva a un mejor control corporativo del individuo, en el futuro no muy lejano. El síndrome de Estocolmo se cierne sobre las sociedades modernas.

Los conceptos de privacidad, identidad, relaciones humanas y gobernancia, entre muchos otros, están cambiando. Hay que utilizar inteligentemente las tecnologías de información y, dentro de nuestra competencia y capacidad, moldearlas para democratizar la comunicación y el acceso al conocimiento, y garantizar nuestra seguridad y nuestros derechos humanos, que adquieren otra dimensión en este siglo.